miércoles, 12 de octubre de 2011

Paseo por Ruidera, Rochafrida y Montesinos.

Aprovechando el día festivo del día del Pilar, 12 octubre, nos fuimos a montar por las lagunas de Ruidera. Y aunque teníamos la posibilidad de coincidir con más gente de Alcázar no podíamos por ir ya acompañados.

Preparamos una ruta corta que no llegó ni a los 40 kilómetros y además evitando subidas, en un principio la idea era bordear las lagunas y subir solo a la cruz que hay sobre la laguna de San Pedro y quizá allí coincidir con gente de Alcázar y parar un rato a saludar.

Pero la verdad es que la compañía estaba acostumbrada a caminos llanos, sin piedras lo más parecido a carriles bicis y teníamos que ir muy despacio. Aprovechamos para admirar los paisajes ya que hacía un día maravilloso de sol con una temperatura perfecta para montar en bici.

Volvimos a pasar el "el charco" que es el arroyo que baja por la cañada de las Azadillas, y mientras ellos pasaban andando por las piedras nosotros volvimos a intentar hacer fotos chulas salpicando agua por todos los lados.

Para evitar la zona de atrás del camping de los Batanes salimos a la carretera por la laguna de la Batana e hicimos unos kilómetros por la carretera antes de llegar al baño de las Mulas.

Aquí hicimos un descanso y estuvimos pensando si subíamos ya a la cruz o lo dejábamos para el final, como llevábamos unos 4 kilómetros seguidos cuesta arriba nos pidieron bajar o llanear un rato y pensamos en seguir hasta el Castillo de Rochafría, que es una fortaleza militar de siglo XIII utilizada en la reconquista.  He buscado en internet y me aparece otro castillo de otro sitio con el mismo nombre pero si aparece el Rochafrida como este, me imagino que en mis mapas está mal escrito el nombre. Antes de llegar al castillo en una bajada rápida y en medio de una curva de arena y con poca adherencia se cruzó un surco en el camino que iba hacía el borde del camino y tiró a mi padre a la cuneta al no hacerse con la bicicleta y ya fue todo el camino en el brazo y pierna arañados. Creo que los rastrales que llevan las personas mayores son mucho más peligrosos que las calas aunque no tenga que ver en esta caída pero si en otras.

Luego en el castillo David se esforzó en subir montado en la bicicleta hasta que una piedra le obligó a bajarse por delante del manillar, la voltereta que dio fue digna de circo circense, de salto sin red, aquí comentamos en lo necesario de una cámara de vídeo para grabar todas estas caídas.

Al salir del castillo nos encontramos con un grupo de Argamasilla y después de saludar les preguntamos por el camino para ir a la Cueva de Montesinos, pero como nos dijeron que era un camino con mucha pendiente "en el que se nos iba a quitar el frío", tanto mi padre como Alfonso nos dijeron que mejor subir por la carretera y aunque a este ritmo íbamos a hacer más asfalto que tierra subimos por lo fácil. Al llegar a la cueva necesitaban el descanso de la visita y tras la foto con otro Quijote y Sancho Panza bajamos hasta la zona del Maese Pedro.

Aquí volvimos a plantearnos subir a la cruz pero o dábamos una vuelta grande además de la subida final a la cruz y gastábamos más de una hora, o regresábamos bordeando la laguna de San Pedro por el lado norte hasta otra vez el Baño de Las Mulas, que es lo que al final tuvimos que hacer por aclamación popular.

El paisaje seguía siendo precioso y paramos para hacernos una foto, Alfonso apoyó la bici en un árbol y casi, falto menos de medio segundo, se le cae la bici a la laguna, estaba preparando la cámara cuando gritó David que se caía la bici, Alfonso que estaba cerca la agarró justo cuando empezaba a caer mientras yo disparaba la foto por si acaso había que mandarla a "vídeos de primera".

Después de todo esto salimos otra vez a la carretera para volver al coche, que todavía teníamos que llegar, lavar las bicis y tomar una caña antes de llegar a casa. Además aunque el plan era ir en el coche con las bicis atrás se me pasaron de rosca las tuerca y tornillos del soporte de la bola y tuvimos que ir con la furgoneta de David y tenía que ir a recoger el coche a su nave.

La excursión aunque corta y sencilla para nosotros nos sirvió para enseñar la zona a mi padre que no la conocía y recordársela a Alfonso que hacía años que no iba por allí y muchos más en bicicleta, ahora que se animen y queden alguna vez más para montar juntos por aquí o por Madrid o por donde quieran.

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