domingo, 9 de octubre de 2011

Paseo por las lagunas de Ruidera saliendo desde Alcázar.

El domingo pudimos hacer una ruta larga de la que teníamos muchas ganas, ir de Alcázar de San Juan a Ruidera pero en vez de volver a casa montando hacer luego por Ruidera unos kilómetros más y terminar en algún sitio allí para comer con las mujeres y niños y regresar finalmente con las bicis en los coches, un día completo de bici y familia.

Pensando en la cantidad de kilómetros, algún repecho que había que subir, las paradas para comer, beber y hacer fotos, y algún imprevisto quedamos pronto y a las 8:00h. estábamos listos para salir.

Habíamos quedado en que nos íbamos a poner los dos la misma chaqueta, la que nos dieron en la cicloturista de Villanueva de los Infantes que es la única que tenemos en común, y solo con esto ya parecíamos un equipo, pequeño, un equipo de solo dos, pero equipo.

Por la mañana hacía frío, y aunque el gran invento de los manguitos nos quitaba el frío de los brazos las piernas las teníamos heladas, yo había metido la botella de agua en el congelador y la mochila con los bloques de hielo y no pude beber agua hasta media mañana porque no terminaba de templarse y estaba helada. Está claro que ya hay que ir abrigado, no se puede salir con los pantaloncitos cortos, tendremos que perder el moreno de las piernas.

Al llegar a Peñarroya la temperatura ya era otra, tardamos algo más de dos horas pero por fin a las 10:20h. pudimos parar a descansar sin helarnos, comer algo y hacernos las primeras fotos, incluso dentro del castillo con las bicis, como esta en la que estoy intentando saltar desde lo alto de la fortaleza.

Después de aquí está el tramo de 20 kilómetros que falta hasta Ruidera que con varios ascensos y descensos siempre se me hacen largos. También iba notando que al contrario de lo que había pasado en las últimas salidas en las que David iba más fuerte que yo en esta se quedaba más atrás pero no era por más entrenamiento mío o menos de David era una avería en su bicicleta. En Ruidera por fin entramos en calor y nos pudimos quitar los manguitos.

Su bicicleta llevaba un ruido casi insoportable, pero probablemente sean varias cosas las que lleve mal, aunque sonaba por la rueda de atrás no era exactamente del freno ni de la cadena ni piñones, ya que lo hacía cuando iba subido en la bici pero también lo hacía más con el plato mediano y casi nada con el plato grande y piñón pequeño, la tendrá que llevar al taller.

Para evitar que el ruido desagradable produjera la rotura de algo más como la cadena iba con un desarrollo enorme. Llaneando íbamos casi igual pero en cualquier subida él se iba quedando atrás y en todas las cuestas le tenía que ir esperando. Estaba haciendo un esfuerzo enorme al subir con más desarrollo que yo las bajadas, pero de todas formas seguía sin quejarse, yo si tengo que ir con ese desarrollo tengo que subir todas las cuestas arriba empujando la bici, normal que fuera yo más fuerte y le tuviera que esperar.

Cuando llegamos a Ruidera en vez de hacer una ruta más dura por allí nos limitamos a rodear las lagunas que en el estado que llevaba su bicicleta ya era un gran esfuerzo, solo subimos a la cruz que hay en la ladera entre Las Mulas y el Maese Pedro para mirar el paisaje y llamar a las chicas que ya nos estaban esperando en un restaurante abajo, y poder saludarlas desde lejos mientras nos veían los niños, no tenían cobertura en el móvil y no pudimos hablar con ellas.

Al final del día nos salieron 97 km. de caminos, algunos más duros, algunos más divertidos, con paradas, con fotos chulas, con un vídeo gracioso, una buena ruta para un buen día.

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