viernes, 7 de octubre de 2011

Salidas nocturnas

Al igual que la semana pasada quería salir también esta por las tardes a montar una hora con las luces para no perder el ritmo de domingo a domingo, pero también como la semana pasada no he podido salir todos los días, y el lunes por una cosa y el martes por otra me he quedado sin montar, el miércoles y jueves tuve que aplazar cosas y el viernes que tenía pensada una ruta larga se tuvo que quedar en un paseo con los niños.

El miércoles fue una ruta dirección Herencia, no llegamos al pueblo por equivocarnos en un camino pero mi intención era incluso subir a un molino en Herencia para ir sumando metros. Hicimos la ruta rápida aunque me costó coger el ritmo, como el camino va cerca del río veíamos muchos conejos que se cruzaban a nuestro paso, algunos muy cerca de la rueda con el riesgo para ellos de ser aplastados y nuestro de caernos al suelo. Me dejé los manguitos en casa y ya tarde empezaba a hacer fresco.

El jueves fuimos dirección a Criptana, y después de dar una vuelta por allí subimos los molinos de Alcázar, hicimos toda la ruta a un ritmo para mi de sprint final, si no fuera por el tiempo que perdimos arriba haciendo unas fotos a los molinos iluminados por los fotos de las bicis, a la parada en el lavadero, y a la charleta final en la puerta de casa nos hubiéramos hecho los 20 kilómetros en tres cuartos de hora. Hacía mucho tiempo que no subía los molinos y no conocía unas farolas ni un trozo de camino arreglado  en donde los escenarios de verano. Y aunque tengo costumbre de no vestirme de ciclista entre semana por ser solo una hora y algo rápido me di cuenta en las fotos que parece que salgo a comprar el pan con la bici y no a hacer deporte, la semana que viene me prepararé algo más.

Y luego el viernes que estuve de comida con los compañeros de trabajo y se fastidió la ruta larga que tenía pensada, Villafranca, Camuñas, Puerto Lápice, Repetidor, y vuelta por Herencia a Alcázar, así que cuando llegué ya tarde a casa me fui con los niños para que hicieran deporte.

Lo primero que les dije para motivarles es que se pusieran la ropa mía de ciclista, cosa que ya les hizo ilusión, después me preparé agua para ellos, y una barrita de azucar para reponer fuerzas y nos fuimos diciendo que nos íbamos a subir los molinos.

Marcos íba todo el rato el primero y llamando a su hermana para que corriera más, Paula le decía a Marcos que como él ya estaba entrenado de otros días se hacía el chulito pero que cuando ella se entrenara conmigo iba a subir más rápido que él. El objetivo estaba conseguido ya tengo a otros dos picaos de la bici en casa.

Además para más motivación les dejé las luces. Cuando empezamos a subir estaba empezando a anochecer, a Paula la dejé una luz para el casco, a Marcos que tenía una roja trasera le dejé una de posición delantera y yo con el foco potente para iluminar a los dos.

Marcos se podía subir todo el tramo sin bajarse de la bici, y eso que su bici no tiene piñones, pero le obligué a parar y esperarnos a Paula y a mi que subíamos más despacio, Paula se quería bajar casi nada más empezar pero animándola y regulando los 5 piñones de su bici conseguí que subiera algo más de la mitad hasta que empieza una rampa más dura, creo que tiene un 13% de desnivel, y volvió a subir al final que vuelve a ser llano. Cuando llegamos arriba hicimos unas fotos y las últimas ya salen oscuras, se nos hizo de noche y había que bajar el puerto. Nos comimos una barrita entre los tres, un buen trago de agua y camino para casa. Se portaron como dos campeones bajando con mucha prudencia y cuidado pero ágiles al mismo tiempo. Antes de llegar a casa hicimos un último descanso para no agotar a Paula y que la experiencia la resultara lo más agradable posible para que otro día quiera repetir.

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