viernes, 29 de marzo de 2013

Ruta a pie en Anillo Verde de Madrid.

Después de dudar si esta Semana Santa iba a tener una parte deportiva o solo lúdica conseguimos dedicar un día a hacer algo de deporte.

Quedan 5 o 6 fines de semana antes de intentar terminar la ruta a pie de El Soplao 2013 y hasta ahora nuestra máxima distancia fue en Rivas hace tres meses 23 kilómetros y poco desnivel, y cuando hemos hecho alguna con desnivel apenas ha rozado los 20 kilómetros, la mitad de lo que tenemos que conseguir.

A Belén se le ocurrió hacer el Anillo Verde de Madrid andando y como era mucho la idea era hacerlo en tres días de unos 20 kilómetros cada uno, al terminar cada una de las etapas cogeríamos el metro o autobús y volver a casa y al día siguiente empezar en el punto de finalización del día anterior.

Esto nos suponía dedicar todas las vacaciones a andar y después de pensarlo decidimos hacer la versión corta del Anillo que son 55 kilómetros, en vez de 65, pasando por Madrid Río y hacer en dos días. Pero aun esto se nos hacía mucho dedicar dos días de las vacaciones a andar.

Finalmente decidimos hacer un entrenamiento de verdad e intentar sin tiempo de llegada y sin prisas hacer los 55 kilómetros del tirón, desde que empezáramos hasta terminar sea la hora que fuera.

Empezamos la ruta tarde, a las 9 y amenazando llover, pero no pudimos madrugar después de 24 horas consecutivas el día anterior de fiesta en fiesta y 36 despiertos. Hizo un día regular para estar en la calle, estaba todo el carril vacío de ciclistas y corredores, casi no nos cruzábamos con nadie.

También hizo mucho viento, y además lo llevábamos en contra, no es tan sumamente molesto como con la bici pero también fastidia ir todo el rato andando con el viento en contra.

En la mayoría de los ratos no llovía y entonces salía el Sol, en ese momento hacía calor. Al final de la camina cuando llegamos a casa nos fijamos que habíamos cogido color.

Habíamos decidido en esta ruta no mezclar y no hacer geocaching, íbamos a pasar por decenas de tesoros escondidos pero nos iba a hacer perder mucho tiempo, después de los próximos entrenamientos andaremos menos y jugaremos más. Ahora toca lo contrario.

A partir de los 30 kilómetros se nos acumuló el cansancio, viento, falta de comida, aburrimiento de ir todo el rato por el exterior de Madrid sin cruzarnos con nadie, ni tiendas, ni gente, ni nada de nada.

Cuando llegamos al lago de la Casa de Campo hicimos justo los 42 kilómetros que tiene una maratón. El doble de lo que habíamos hecho hasta ahora. La ruta más larga andada hasta hoy la habíamos doblado.

Belén iba medio cojeando y yo llevaba tres ampollas en los pies. Parecíamos peregrinos urbanos, aunque echamos en falta los palos, la gorra para la lluvia, la gafas para los ratos de Sol...

Un poco más adelante llegamos a Madrid Río pero ya íbamos tan sumamente mal que tuvimos que parar a comer en cualquier sitio. Habíamos desayunado fuerte en casa, almorzado en un Burger y ahora merendando en un kevak.

Salimos de merendar y Belén después del parón no podía dar un paso, la única opción era coger un autobús, el 36, que nos llevaba a Atocha y allí el 54 a casa. Pero la parada estaba en la acera de enfrente y decía que no podía andar hasta el otro lado.

Yo también fastidiado conseguí andar 200 metros hasta una farmacia para comprar ibuprofeno e irnos los dos desde el Paseo de Extremadura a Atocha en autobús. Habíamos suspendido el reto en 44 kilómetros. Una barbaridad para ser el primer entrenamiento serio que hacemos de cara al reto de este año.

Cuando llegamos a Atocha, después del ibuprofeno y de la media hora sentada decía Belén que se atrevía a llegar a casa andando, pero ya era demasiado tarde, daba igual hace 44 que 50 si no llegábamos al reto de 55 kilómetros.

Este año para el Soplao no hay apuntada ni la mitad de las personas que el año pasado, pero nosotros seguiremos entrenando las pocas semanas que quedan ya que para nosotros no deja de ser nuestro reto vaya quien vaya.

domingo, 24 de marzo de 2013

Paseo y geocaching en La Atalaya de Ciudad Real.


Hoy volvemos a juntarnos los 4 para hacer una ruta de senderismo y la amenizamos con unos caches en la provincia.

Estaba anunciado que llovería en casi todos los sitios y además mucho, y todo iba a estar embarrado pero mirando en Ciudad Real capital vimos que apenas llovía, nos llovió solo 5 minutos en toda la ruta, y además buscábamos 4 o 5 caches que eran relativamente nuevos.

Paula quería ir a una procesión o algo así de domingo de ramos, pero ya se había librado muchas veces de andar y para escuchar mentiras ya se las cuento yo. Marcos tenía aún los puntos de la operación en el talón, se los tenían que haber quitado el jueves pero se lo retrasaron para el lunes pero estaba seguro que podía andar, si corre en el colegio y juega en el patio también puede andar en el campo.

La ruta empezaba en en parque de La Atalaya. Esta palabra que es el nombre de un parque de Ciudad Real la conocía como elevación, montaña desde la que se tiene una visión amplia del terreno, y buscando también se refiere torre de vigilancia y es que es precisamente eso.

Situado a solo 3 kilómetros de Ciudad Real está esta elevación tipo a La Sierra de Herencia pero más preparada para uso deportivo y de esparcimiento, un parque más natural o salvaje pero atravesado por unos 5 kilómetros de caminos, alguna carretera, aparcamiento para coches y muchísimos senderos.

Tiene una elevación de unos 90 metros sobre la ciudad y desde arriba se ve al Sur Ciudad Real y al norte el embalse del Vicario, es utilizado por corredores, senderistas, ciclistas, y según me han dicho también para descenso en coche, una carrera de coches para bajar desde la cima de las antenas hasta la base.

En la parte más alta hay 10 mástiles, unos más grande que otros, con antenas y parabólicas de todos los tipos, radio y TV, también cuenta con el depósito antiguo de agua y también el moderno que abastece a Ciudad Real y en otro lado un sanatorio mental.

Pues en este bonito y cercano sitio para una capital empezamos la ruta para buscar 3 caches que en poco tiempo encontramos, tres caches que cumplieron con la misión principal de enseñarnos un lugar que nos gustó pero los caches eran tuppers pequeños, sin lápiz para logear la visita y muy chiquitillos para el sitio grande donde están.

Se podrían utilizar por estar cerca de una capital pero a su vez retirado de mirones para introducir a niños en el juego, intercambiar cosillas y animarlos a andar.

Hasta aquí nos hizo un buen día y como habíamos andado poco propuse ir andando hasta un puente que cruza el embalse de El Vicario que fue puente ferroviario y hoy es un puente de hierro curioso de visitar pero con otro paralelo moderno utilizado por el AVE.

Al dirigirnos allí nos empezó a llover y cada vez más fuerte hasta que sacamos los chubasqueros mientras nos metíamos debajo de un árbol, pero al ponernos los chubasqueros y empezar a andar dejó de llover y ya no cayó ni una gota en todo el día. La lluvia del día se redujo a solo 5 o 10 minutos de toda la caminata.

Para llegar al Puente de Hierro pasamos por una carretera en obras, obras paradas y abandonas desde hace años. Una carretera que pasa por detrás del campo de golf y que según me han dicho debía ser uno de los accesos a un complejo de Casinos que se habló hace unos años que se iba a hacer en Ciudad Real, antes que el Eurovegas de Madrid, aquella época en la que primero se construía y luego se pensaba si servía para algo o no.

Cruzamos unas zanjas de obras de canalizaciones de agua, alcantarillado, cables, y de todo que formaba una infraestructura en la zona que seguro que no es barato de construir. Ahora es solo zona de madrigueras de conejos, un montón de conejos que corrían por delante nuestro y que disfrutaron Paula y Marcos. Hasta cuando se encontraron con el esqueleto que les dije y espero que así fuera de un conejo.

El embalse estaba lleno de agua y cruzar el puente daba un poco de miedo por la cantidad de aire que hacía. Paula se ponía a saltar sobre las planchas de hierro y Marcos se sujetaba el sombrero para que no se le volara. Yo ya había cruzado puentes similares en otros sitios, en el Manzanares cerca de la M40, en el Jarama a la altura de Morata, y con los niños también en el Jarama a la altura de Rivas. Aun esto estuvo bien conocer otro, ya casi podemos hacer una colección de puentes de hierro.

El regreso fue duro para Paula. Marcos como siempre iba muy bien, pero a Paula se le hizo duro, y la parada para comer no le sirvió, y luego al regresar a La Atalaya y decidir que teníamos que visitar las antenas no la animaron, ni tampoco que en lo alto hubiera una especie de santuario con una imagen en la que Marcos se puso a hacer que rezaba aunque dice que no sabe.

Nos dimos cuenta que solo había llovido 5 minutos pero no se habían quitado el chubasquero en toda la ruta, hizo un poco de aire pero tampoco frío, al final fue un buen día para andar.

A terminar Paula después de todos los días que no ha salido estaba muy cansada, aunque después en Alcázar salió a jugar con sus amigas por lo que me hace dudar del cansancio, Marcos genial, si pudiera se podría hacer casi la ruta a pie de El Soplao, y Belén que terminó bien al llegar a casa el espolón la estaba doliendo tanto que estaba cojeando.

Alguno se sorprende que pueda andar tanto con un espolón que no se le termina de curar. No se si al final la ruta de El Soplao la podremos hacer juntos, pero los entrenamientos y los juegos ahí quedan.

Hemos conocido otro sitio de la Comunidad y Provincia recomendable para visitar y no hemos estado parados este fin de semana. En Semana Santa posiblemente nos tomemos el último descanso antes de andar de verdad para prepararnos para el reto de este año.

lunes, 18 de marzo de 2013

Explicando un juego nuevo. Geocaching.

He tenido la oportunidad de explicar que en que consiste el juego de Geocaching en un colegio de Alcázar de San Juan. Me ofrecieron dar una charla durante la semana dedicada al deporte en el colegio El Santo de Alcázar y me pareció bien dar a conocer un juego llamativo que haciéndolo como lo hacemos nosotros engloba deporte, aventura, juego, y todo relacionado con la naturaleza, enseñando conceptos que dan los niños en el colegio sobre geografía, de valores como compartir, generosidad, etc... y aunque no sabía como iba a terminar esta iniciativa acepté la propuesta.

Tenia muchas dudas sobre como saldría y cuando terminé me pareció perfecto. Me llevé varios objetos de los que utilizamos, caches típicos de tuppers, caches caseros y otros comprados, libretas, prismáticos, una linterna, el bastón de andar, la gorra, las monedas pathtags, por su puesto el GPS, y tenían un proyector donde les enseñé este blog con algunas fotos encontrando caches, les enseñé un vídeo y los niños escuchaban casi tan atentos como los profesores ya que muchos no conocían en que consiste este juego o aventura relacionada con el deporte.

Ahora Paula y Marcos quieren que vaya también a su cole para enseñárselo a sus compañeros pero les he dicho que no me puedo dedicar a eso y que lo pueden explicar ellos a sus amigos. De todas formas en el cole había amigos de ellos del patio y también de la piscina.

Eran dos clases de tercero y dos de cuarto de primaria y no se escuchó ni un ruido, ni un alboroto, Paula dice que en su cole se hubieran levantado y liado a enredar, pero eso es porque no sabe que había un buen profesor que sabe entretener a los niños, pedí permiso para poner aquí fotos de la charla con los niños y me han pasado algunas ya que tienen autorización, y un enlace a una presentación con muchas de las fotos que hicieron.

Me han dicho que muchos ya quieren jugar a buscar tesoros, preguntaban cuanto costaba un GPS y donde los vendían, y aunque las explicaciones técnicas del gps, el posicionamiento, satélites, y todo lo relacionado con la electrónica no lo terminaran de entender la esencia del juego de conocer sitios, disfrutar de los paisajes y buscar cosas les quedó tan claro que seguro que para alguno ya es su juego favorito. Una niña me llegó a pedir un autógrafo como si fuera famoso.

domingo, 17 de marzo de 2013

Paseo y geocaching en Urda.


Este domingo aunque el tiempo no parecía el mejor me quería dar un paseo por la sierra de la zona de Urda para además de buscar un par de caches escondidos y terminar con los más alejados de esta zona.

En la ruta no nos acompañaba ni Paula que se quería venir solo si íbamos a La Almenara para conquistar la cima en el primer intento ni Marcos que tampoco nos podía acompañar por tener tres puntos en el talón del pie izquierdo por una pequeña operación de cirugía para quitarle una verrugita.

Marcos nos pidió que no fueramos a la Almenara sin él, y es normal después de dos intentos fallidos es un reto que lo quiere superar y lo hemos aplazado para otra ocasión que pueda ir él.

La ruta la podíamos hacer más corta dejando el coche más cerca de los caches y andar solo unos pocos kilómetros pero dejándolo un poco más lejos y andando más deprisa podíamos hacer una ruta decente en poco tiempo y haciendo más deporte.

Al poco de empezar empezó a chispear un poco pero no molestaba demasiado y continuamos pero un kilómetro después la lluvia fue más intenta. Incluso en un momento tuvimos que parar debajo de unos árboles, no era una tormenta eléctrica, solo agua y debajo de un árbol no había peligro y algo nos quitaba de agua.

Estando debajo del árbol vimos pasar a unos ciclistas por la carretera e iban despacio y mojándose bastante más que nosotros. Fue el tramo que hicimos por carretera, al principio unos dos o tres kilómetros y de vuelta la misma distancia.

El paisaje después de la carretera que no pudimos evitar por estar todos los campos y caminos cortados por fincas privadas estaba precioso, todo lleno de agua, por todos los caminos corrían arroyos, por las cunetas, por el centro, muchos charcos por todos los sitios, pero todos de agua limpia que casi daba ganas de beber en ellos o si estuvieran así en verano incluso darse un baño.

Llegamos al primer caso situado en una zona llamada "la casa de la cabrita", al llegar volvió a empezar a llover un poco pero era la zona del cache y estuvimos un buen rato buscando. El cache era grande y por lo tanto fácil para encontrar, aunque había leído en los registros anteriores que estaba muy bien oculto. Después de un buen rato buscando nos dimos por derrotados. No era cuestión de mover cientos de piedras, el objetivo de llegar y descubrir un nuevo lugar se había conseguido, el de encontrar el cache lo dejamos para otra ocasión.

El siguiente estaba a un kilómetro de distancia pero como no llevábamos ruta a seguir y la brújula del GPS me falló en un momento nos despistamos y andamos casi dos kilómetros cuando hubiera sido uno. Lo bueno es que nos cruzamos con una manada de ciervos que se nos cruzaron en un sendero lleno de maleza. Belén aun que nos pasaron a 20 metros no los vio van muy rápido y cuando se quiso dar cuenta por el ruido ya se habían ido y ocultados por la maleza.

El segundo cache si que lo encontramos en "La fuente de La Raya", al llegar no vimos ninguna fuente pero si un buen charco, un remanso de agua de esos que dejan preparados para que los animales de caza tengan donde conseguir agua.

Era un cache mediano, bien escondido pero al mismo tiempo fácil de encontrar, con unas buenas coordenadas y por lo menos encontramos uno en el que hicimos un intercambio de pathtags. Era uno repetido que ya había encontrado en El Vasto pero nos lo llevamos y dejamos uno nuestro.

El camino de vuelta también fue muy bonito, un camino más principal hasta la carretera que va de Urda a Villarrubia de los Ojos. Y de aquí por la carretera por la que solo nos cruzamos con un coche hasta el nuestro aparcado el lo alto de una montaña.

Fue una ruta un poco más corta que otras que hacemos, unos 13 kilómetros y el desnivel normal al no llegar a los 400 metros pero el recorrido lo hicimos a un ritmo bastante más alto que otras veces con las únicas paradas de guardarnos de la lluvia y buscar los dos caches. Otro domingo de deporte familiar aunque nos fallara la mitad del equipo.

domingo, 10 de marzo de 2013

Natación en Tomelloso.

Otro día de natación y esta vez repiten en Tomelloso para toma de tiempos. Y esta vez los dos. Marcos en 50 estilos libre y 50 mariposa y Paula en 50 libres.

Creo que los dos van mejorando la técnica. A Paula la he visto con un estilo muy bueno aunque nada muy tranquila pero se desliza muy bien en el agua, veo a otros niños más nerviosos que mueven más todo el cuerpo y da la sensación de hacer más pero sin embargo avanzan menos.

Marcos ya tenía buen estilo y unos movimientos buenos pero ha vuelto a fallar en la salida, casi que le da tiempo a ver a todos los demás caer en el agua antes de que salte él. Luego tiene la ventaja de que bucea muy bien adelantando segundos y nada también bien adelantando posiciones pero la salida la hace muy lenta, se queda mirando como saltan los otros para luego saltar muy bien casi luciéndose en el aire.

Estas son las dos cosas que deberían de trabajar con ellos, la salida con Marcos y la rapidez con Paula. Aunque ahora perderán un poco de ritmo, entre que esta semana no podrán entrenar por el pie de Marcos, ni saldremos el fin de semana que podemos utilizar en salir de fiesta y el siguiente empieza la Semana Santa nos vamos acercando poco a poco a mayo y entrenamos menos que cuando empezamos.

Cuando terminaron les dijimos de venirse con nosotros a Alcázar pero ellos prefirieron ir y venir en el autobús con los compañeros de equipo, lo que no sabían es que este día iba a averiar el autobús y cuando quisieron llegar a Alcázar ya habíamos comido nosotros con los abuelos cansados de esperarles.

Terminamos un fin de semana con algo de deporte para los niños, con casi nada para nosotros pero muy divertido al mismo tiempo.

sábado, 9 de marzo de 2013

Geocaching manchego.

Si no crees en la palabra destino tienes que utilizar casualidad y si tampoco te gusta hay que inventar una palabra para referirse a todas las cosas que nos pasaron el sábado haciendo geocaching en Ruidera y Alcázar y acabar con tantas cosas buenas.

Después de que contactaran conmigo unas personas de Madrid para venir a conocer las Lagunas de Ruidera y Alcázar de San Juan por el hecho de que la mayoría de los caches escondidos son míos quedamos en el Hundimiento para empezar allí una ruta después de las presentaciones.

Como suele suceder en estos casos no me quedé con casi ningún nombre, ni relación ni parentesco entre ellos, eran un montón 13 personas de muchas edades, niños como Marcos y algunos con unos pocos años más que nosotros.

Por nuestra parte aportamos además de nosotros 4 a Juan de Alcázar que se vino con nosotros.

El primer cache en el Hundimiento ya fue genial, con cantidad de agua y con cierta dificultad para llegar sin mojarse, todos los que llegamos al escondite acabamos empapados. Nos hicimos unas primeras fotos, unos primeros saludos y vuelta al coche. En el coche se solía quedar una chica que iba con muletas y no podía andar y luego alguien que siempre se quedaba acompañándola, o su madre, su padre, su hermano...

Durante la ruta íbamos aprendiendo cosas sobre este juego que no sabía, empezamos a jugar por iniciativa propia y nunca nos había explicado nadie cosas sobre el juego. El domingo me explicaron que yo no debo firmar mis propios caches como encontrados aunque alguna vez me cueste llegar a ellos. Por lo visto tenía bien puesta la dificultad en ellos y creo que en forma jocosa se referían a que todos estaban en alto, esto creo que es un defecto de la bici la manía de subir a cualquier sitio pudiendo hacer lo mismo abajo.

Según íbamos avanzando en la ruta nos íbamos conociendo, sabiendo quien era quien y poniendo nombres a las caras que acabábamos de conocer.

El segundo cache encontrado fue en un mirador cerca del pueblo de Ruidera desde donde hay unas vistas preciosas de las lagunas.

A Paula y Marcos les tenía que ir conteniendo en su emoción, ellos ya conocían donde habíamos escondido los tesoros e iban directos a ellos sin dejar a los visitantes dejar encontrarlos por sus medios.

Después de este teníamos que buscar los dos caches que no eran míos, ninguno de los dos los había encontrado a pesar de buscarlos en tres ocasiones. Efectivamente el primero lo dimos por imposible, nos queda una pequeña duda de que estuviera por un comentario que hace referencia a que solo se puede encontrar en épocas de sequía y este día había agua para aburrir.

Respecto al agua tuvimos una suerte enorme, era subir al coche y empezar a llover, algunas veces un poco y otras algo más, pero llegábamos al sitio y nos daba tregua hasta encontrar el cache, lo que podría haber sido un mal día de geocaching se convirtió en todo lo contrario, tuvimos mucha suerte con el tiempo.

El siguiente y último que no era mío lo encontraron ellos, nos quedamos un rato hablando con un grupo mientras otro se acercó andando y cuando nos dimos cuenta detrás de un sitio que pensábamos natural era solo un escondite para ocultar el tesoro que no habíamos encontrado nosotros en varias ocasiones... aquí se demostró que tienen más experiencia y un ojo más acostumbrado a mirar y buscar caches o tesoros.

Otra cosa que observé es que para ellos firmar el cache es lo de menos, uno firma por todos, y el intercambio de objetos también es secundario, efectivamente lo principal del cache no es el tesoro escondido es el sitio donde está el tesoro, es un juego en el que el objetivo principal es el conocimiento, mostrar un lugar y dar a conocer un sitio.

Y por suerte los sitios en donde nosotros tenemos nuestros tesoros son realmente bonitos y disfrutaron de las lagunas y los paisajes desde una perspectiva que cualquiera que venga por primera vez a las Lagunas de Ruidera sin conocerlas y sin hacer este juego no conocerían jamás ni de casualidad. Muchos conocen todos los sitios, pero también me han llegado a mandar mensajes gente de la zona, de Albacete, del mismo Ruidera preguntando como había encontrado esos sitios tan bonitos que no conocían llevando años yendo a Ruidera.

La zona de las tinajas del revés que llamo "Los Tipis Manchegos" les pareció original y la subida a la famosa Cruz que suben y bajan los ciclistas de montaña les pareció algo más dura ya que fue en el único momento en el que nos llovió un poco.

Después de aquí ya era tarde y teníamos que comer, pensé en buscar una zona de baño cerca de las lagunas y comer allí, no por bañarnos pero si por que fuera un sitio cercano a las lagunas y que fuera bonito, pero al llover un poco pensé en ir al penúltimo cache, el del pozo y allí en la ermita de San Pedro de Verona utilizar los bancos para comer cómodos. Al llegar la lluvia era un poco más intensa y no nos dio el descanso que nos acostumbrábamos cuando bajábamos al coche.

Uno de los que venían de Madrid, el que organizó la quedada con nosotros, negoció con el Restaurante que hay enfrente que nos dejaba comer en el porte resguardados de la lluvia nuestra comida y nosotros le hacíamos el consumo de la bebida y cafés a él, el hombre accedió y comimos fenomenal todos juntos compartiendo charla, comida y otro buen rato.

Después tocaba el cache más original, el pozo del que cuelga una cuerda de unos 40 metros y no llega al final del pozo, un pozo que se utilizaba para sacar cobre. Este cache estaba spoliado, habían robado el recipiente pero en la última visita si estaba por lo que nadie sabía nada, menos mal que había subido con la mochila y dentro llevaba uno igual y de reserva, lo coloqué y empezó el juego de subir y comprobar quien tenía más vértigo.

Nos pasamos otro buen rato de risas y fotos, un tesoro original de los que gustan, no por los regalos que no hay, por el sitio.

Después vino uno de esos momentos que si no lo vives no te lo crees. Resulta que durante la comida desde una tablet me enseñaron fotos del último que había encontrado el tesoro del pozo, una persona que no conocía en persona pero si en foto, un tal Colton de Albacete. Bajamos del pozo y en la carretera se cruza un coche y el conductor era Colton.

Increíble, resulta que una persona que ya me había encontrado todos los caches y felicitado por ellos llevaba a amigos suyos de Albacete a Ruidera para enseñar mis caches y justo en ese momento nos miramos, nos reconocemos por las fotos y nos saludamos.

Paró el coche y detrás venían un montón de gente en caravana haciendo el recorrido. Pero lo mejor es que algunos de los de Madrid conocían a algunos de los de Albacete y sin quedar se saludaron y quedaron sorprendidos de las casualidades de la vida que no fue la última ni la más impresionante.

Nos separamos, nosotros nos fuimos al Castillo de Rochafrida y después de enseñar y de disfrutar de este lugar nos volvimos a cruzar con los de Albacete que no se llegaron a enterar que el cache del pozo había sido spoliado gracias a que nosotros subimos unos minutos antes que ellos y lo habíamos repuesto.

Nos volvimos a saludar, nos felicitaron y agradecieron los sitios que les habíamos enseñado y nos separamos finalmente. Ya que aunque intentamos ir a la Cueva de Montesinos estaba cerrada y no se podía pasar. Unos estamos haciendo juegos gratuitos para enseñar los lugares y traer turismo y otros cierran puertas para hacer un negocio absurdo aun si tienen que vender montes, playas, ríos o cuevas, cualquier cosa pública parece que es susceptible de ser vendida a ricos o explotarla para ganar unos euros.

De vuelta a Alcázar paramos en la presa del Castillo de Peñarroya para encontrar el último tesoro que además no conocía, siempre lo dejaba para última hora y hoy que todavía no había anochecido y quería enseñar la presa a los madrileños lo buscamos y encontramos.

Al llegar a Alcázar nos separamos para alojarse ellos en el hotel y nosotros cambiarnos antes de quedar para cenar.

Aquí nos pasó otra cosa de esas que hay que vivirlas para creérselas.

Los antecedentes son que hace 3 años en mi primer intento de hacer geocaching me encontré dos monedas que intuía eran especiales y ponía en una nota que había que dejar una moneda similar para poder coger una de las que había allí. Yo no tenía ni sabía que tenía que hacer con la moneda pero me gustó y me quedé con una.

Como no sabia que hacer me puse en contacto con el dueño por mail y me explicó que era eso y que tenía que hacer con la moneda. Y hasta aquí los antecedentes.

Resulta que después de tomar un par de rondas en un sitio de Alcázar terminamos para tomar la última cerca de casa y según aparcamos el coche Marcos y Paula vieron a un hombre con pintas de no ser de Alcázar, con una mochila y disimulando buscando algo, los niños me dijeron "Papá ese hombre está buscando un cache de los nuestros.", resulta que con valor me acerqué y le pregunté y me reconoció que estaba haciendo geocaching.

Le saludamos le dijimos que nosotros éramos los dueños de ese cache y que estaba spoliado pero que tenía permiso a firmarlo pues efectivamente debería estar ahí y por la mañana sería repuesto por mi. Le pregunté el nombre de donde era y me quedé de piedra.

Era el chico de Granada que tres años atrás había dejado una moneda en Miguel Esteban y que yo por mail había contactado para que me explicara que tenía en las manos. Era a la persona a la que desde hacía tres años le debía un regalo, y cuando le di una moneda no entendía porqué le regalaba algo y le tuve que explicar todo lo sucedido, el día que llevábamos haciendo Geocaching con gente de Madrid en Ruidera y casualmente con gente de Albacete.

Me preguntó por el nombre de los amigos de Madrid y resulta que los conocía, habían coincidido en muchas ocasiones y cuando cruzamos la calle y me vieron llegar con el de Granada nadie se explicaba de donde había sacado a "Ormotson". Les conté la historia de la moneda de hace tres años y les pareció increíble.

En resumen un sábado por la mañana quedamos con 13 personas de Madrid a los que no conocíamos previamente, les llevamos a Ruidera y nos encontramos con otro grupo más numeroso que no conocíamos ni habíamos quedado y que venían ese preciso día y en ese preciso momento desde Albacete, coincidimos y entre esos dos grupos también se conocen y luego a las 23:00h. de la noche estirando el día al máximo antes de irnos a dormir a casa nos encontramos con una persona de Granada buscando a esas horas un cache en la puerta del bar en el que íbamos a cenar y al que le debía una cosa desde hacía tres años y aunque él no lo sabía ahora estaba en situación de devolvérselo y además es amigo del grupo de Madrid. ¿esto es el destino? ¿es casualidad? ¿es inventado? ¿se puede inventar algo así?

El domingo ellos tenían planeado buscar tesoros en Alcázar pero nosotros no les podíamos acompañar, Juan también de Alcázar se encargó de ello, pero al final volviendo de Tomelloso vimos muchos coches en los molinos y pensando que iban a ser ellos subimos para ver si nos podíamos dar un último adiós.

Fue un fin de semana especial de Geocaching, aprendimos muchas cosas del juego que no sabíamos o no hacíamos bien del todo, conocimos a otras personas que viven este juego de una forma mucho más intensa que nosotros, Marcos y Paula se lo pasaron genial con los hijos de los nuevos amigos, y también con los mayores. Cerré una deuda que contraje hacia mucho tiempo y creo que volveré a creer sino en el destino si en la casualidad.