domingo, 3 de marzo de 2013

Nieve en Almenara -parte 2-

Después de quedarnos a pocos metros de tesoro de el Pico de La Almenara en la Cuerda Larga de la Sierra del Segura este fin de semana decidimos volver para ver si por fín llegábamos al pico.

Sabiendo que nos íbamos a encontrar más nieve aún que la semana anterior, pero sin Paula y con mi padre quedamos con Kyek en el Puerto de El Barrancazo para hacer una ruta distinta, suprimiendo campo a través y metiendo más caminos, alargando algo la ruta pero más sencilla.

Empezamos en El Cortijo de Tortas, cuatro casas en medio de la carretera que forman una especie de aldea. Toda la carretera, que por el estado es poco más que un camino con una fina capa de asfalto, esta cubierta de nieve por los lados y retirada por el centro dejando un pequeño carril para subir a el puerto de El Barranzo y bajar a El Cortijo de Tortas.

A los 500 metros de dejar el coche empezamos la ruta por un camino muy bien señalizado como todos los de esta sierra que son ideales para senderismo, señaladas las fuentes, refugios y todo lo necesario para pasar más de un día andando. Y nos dimos cuenta pronto de la suerte que tuvimos a que el día anterior alguien había hecho ese misma ruta dejando señalado un pequeño camino de huellas que nos facilitó mucho la ruta.

Pensamos que si no hubiera sido por eso no hubiéramos llegado ni a la mitad del recorrido. Un tramo que fui aposta haciendo camino nuevo me resultó agotador ver como se hundían las piernas en la nieve hasta cerca de las rodillas en muchos tramos y luego tenías que levantar toda la pierna hasta arriba para dar el siguiente paso, sin raquetas, sin crampones y sin nada.

Viendo como comenzaba la ruta nos alegramos de que Paula no hubiera venido ya que después de la alegría inicial que le dura el primer kilómetro hubiéramos tenido que ir escuchando sus quejas hasta llegar a alguna parte divertida de la ruta.

También nos alegramos de que mi padre no viniera con unas deportivas como pensaba hacer en un principio y se comprara unas botas decentes y unas polainas como las mías que hicieron que llevara el pie seco y caliente toda la ruta.

Hasta casi el final, llegado a una fuente, toda la ruta era con tendencia a ir subiendo pero suavemente, la única dificultad era la enorme cantidad de nieve. Algunos aprovecharon para hacer la figura del ángel que sale en los dibujos, y mojarse los pies cada vez que cruzábamos un arroyo y no sabíamos por donde iba el agua, matorrales o nieve, ya que estaba todo cubierto.

Después de la fuente empezaba el tramo verdaderamente duro, estaríamos a unos 800 metros del cache en dirección correcta pero había que ir escalando por la nieve.

La nieve de más abajo que estaba en contacto con las rocas se había hecho hielo y era algo resbaladizo, y la capa de nieve llegaba a un poco por debajo de la rodilla.

Se quitó el Sol de repente y era todo una niebla gris, no se veía el horizonte y según subíamos se veía menos aún, estaban todos empapados, sobre todo pies y piernas y el viento fue aumentando, la combinación de frío, agua y viento no es nada buena en la montaña.

Empezaron a escucharse las primeras voces pidiendo que diéramos la vuelta y yo mirando el GPS que marcaba 300 metros, un empujón más y 200 metros.

Aquí tuvimos la denominada crisis de grupo en la que argumentamos el motivo por el que teníamos que irnos y por el que teníamos que subir y a falta de 100 metros acordamos que me esperaran resguardados detrás de una roca mientras yo "corría" hasta el cache y volvía en menos de 5 minutos lo podía hacer y bajábamos juntos o que fueran bajando ellos despacio y luego los adelantaba yo enseguida.

Sin convencer mucho nos fuimos al cache corriendo Carlos y yo y al minuto cuando el GPS marcaba 60 metros, solo 60 metros para encontrarlo, un tesoro que desde julio del 2009 solo lo han encontrado 5 personas, escuché un grito de Belén a lo lejos llamándome.

En 40 metros que habíamos avanzado ya no se les veía, los walkis me los había dejado en casa y el silbato también pero el grito atravesó la niebla y era un grito de cabreo, era un grito de vienes ahora mismo si o si, y si no quieres también. Tuve que reconocer la segunda derrota consecutiva en la misma montaña y mismo cache y corriendo llegamos al grupo que estaban bastante perjudicados por el agua y lo mojados que estaban, especialmente Marcos que estaba tiritando y con los pies empapados.

La bajada fue casi igual de complicada que la subida, un desnivel bestial, con peligro de escurrirnos y caernos como pasó alguna vez aunque pasado el cabreo inicial volvieron las bromas de dejarse caer, rodar o intentar escurrir el culo cuesta abajo por la nieve.

Y así hasta la llegada a la fuente donde iniciamos el tramo duro para subir al pico final.

Todos estuvieron de acuerdo en regresar por el mismo camino y no hacer la vuelta por un camino más largo, estaban todos mojados y algunos empapados.

Aquí en la fuente mientras parábamos para comernos un bocadillo nos encontramos con otros senderistas que llegaron siguiendo nuestras huellas y nos preguntaron si era posible subir al pico.

Miramos a Marcos y dijimos que él había subido, que ellos si seguían nuestras huellas por la nieve era posible. Después en privado dudamos que lo consiguieran, eran 4 personas con buenas equipaciones pero mientras coindicimos dos se fumaron un cigarro y creo que de la risa y tardaron más en irse que nosotros en comernos los bocatas y retroceder. Además el tiempo iba a peor.

Nosotros lo que tuvimos que hacer es quitarle las botas a Marcos que estaban completamente empapadas, chorreaban agua. Le dejé mis calentadores que llevo debajo del pantalón que agradeció por estar secos y calientes, le dejé mis calcetines también secos y le dejé mis polainas, y lo mismo hizo mi padre con Belén.

Así comprobamos la importancia de llevar un buen equipamiento y el motivo por el que él y yo íbamos cómodos y los otros quejándose del agua que nosotros no notábamos.

Ya todo el regreso volvió a ser cómodo, suave pendiente descendente, pisábamos sobre nuestras pisadas anteriores y volvieron las buenas caras.

Como a la semana siguiente será el cumpleaños de Marcos nos ha pedido una polainas como las mías que ya ha comprobado que le valen y son muy útiles y además las tías le regalarán unas botas buenas que no calen tan pronto y agarren mejor.

Para la siguiente ruta irá de estreno y tan contento con su mejor equipación.

Belén también tendrá que estrenar polainas, y no solo para la nieve.  Es que por donde nos metemos con la maleza, las zarzas, pinchos, matorrales, etc... es una prenda que protege el pantalón, evita enganchones, suciedad, agua, y nos ayudará a todos.

A Paula la hemos dicho que la vamos a esconder todas estas cosas para ella en el pico de La Almenara y cuando llegue hasta allí es que lo necesita y se lo merece.

Al final de la ruta todos estábamos contentos, no habíamos hecho la ruta planeada igual que la semana anterior, no había llegado al cache igual que la semana anterior, pero habíamos disfrutado de más nieve que nunca, de un sitio bonito, de una ruta dura, y de conocernos más entre nosotros y nuestras fuerzas, la semana siguiente nos toca parón o ruta muy sencilla y todavía no está decidido que hacer las próximas semanas.

Volví a hacer un vídeo para Marcos como si fuera el trailer de una película y aunque dice que le gusta más la primera también ha estado divertido, pero ya sabemos que incluso a los directores profesionales les queda mejor las primeras partes.

Al final tendremos que hacer una trilogía, La Conquista de La Almenara tendrá una tercera parte anunciada, como si de Regreso al Futuro, Matrix, El Señor de los Anillos o cualquier otra película nos prometimos un tercer intento de subir al pico y encontrar el tesoro perdido.

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