sábado, 9 de marzo de 2013

Geocaching manchego.

Si no crees en la palabra destino tienes que utilizar casualidad y si tampoco te gusta hay que inventar una palabra para referirse a todas las cosas que nos pasaron el sábado haciendo geocaching en Ruidera y Alcázar y acabar con tantas cosas buenas.

Después de que contactaran conmigo unas personas de Madrid para venir a conocer las Lagunas de Ruidera y Alcázar de San Juan por el hecho de que la mayoría de los caches escondidos son míos quedamos en el Hundimiento para empezar allí una ruta después de las presentaciones.

Como suele suceder en estos casos no me quedé con casi ningún nombre, ni relación ni parentesco entre ellos, eran un montón 13 personas de muchas edades, niños como Marcos y algunos con unos pocos años más que nosotros.

Por nuestra parte aportamos además de nosotros 4 a Juan de Alcázar que se vino con nosotros.

El primer cache en el Hundimiento ya fue genial, con cantidad de agua y con cierta dificultad para llegar sin mojarse, todos los que llegamos al escondite acabamos empapados. Nos hicimos unas primeras fotos, unos primeros saludos y vuelta al coche. En el coche se solía quedar una chica que iba con muletas y no podía andar y luego alguien que siempre se quedaba acompañándola, o su madre, su padre, su hermano...

Durante la ruta íbamos aprendiendo cosas sobre este juego que no sabía, empezamos a jugar por iniciativa propia y nunca nos había explicado nadie cosas sobre el juego. El domingo me explicaron que yo no debo firmar mis propios caches como encontrados aunque alguna vez me cueste llegar a ellos. Por lo visto tenía bien puesta la dificultad en ellos y creo que en forma jocosa se referían a que todos estaban en alto, esto creo que es un defecto de la bici la manía de subir a cualquier sitio pudiendo hacer lo mismo abajo.

Según íbamos avanzando en la ruta nos íbamos conociendo, sabiendo quien era quien y poniendo nombres a las caras que acabábamos de conocer.

El segundo cache encontrado fue en un mirador cerca del pueblo de Ruidera desde donde hay unas vistas preciosas de las lagunas.

A Paula y Marcos les tenía que ir conteniendo en su emoción, ellos ya conocían donde habíamos escondido los tesoros e iban directos a ellos sin dejar a los visitantes dejar encontrarlos por sus medios.

Después de este teníamos que buscar los dos caches que no eran míos, ninguno de los dos los había encontrado a pesar de buscarlos en tres ocasiones. Efectivamente el primero lo dimos por imposible, nos queda una pequeña duda de que estuviera por un comentario que hace referencia a que solo se puede encontrar en épocas de sequía y este día había agua para aburrir.

Respecto al agua tuvimos una suerte enorme, era subir al coche y empezar a llover, algunas veces un poco y otras algo más, pero llegábamos al sitio y nos daba tregua hasta encontrar el cache, lo que podría haber sido un mal día de geocaching se convirtió en todo lo contrario, tuvimos mucha suerte con el tiempo.

El siguiente y último que no era mío lo encontraron ellos, nos quedamos un rato hablando con un grupo mientras otro se acercó andando y cuando nos dimos cuenta detrás de un sitio que pensábamos natural era solo un escondite para ocultar el tesoro que no habíamos encontrado nosotros en varias ocasiones... aquí se demostró que tienen más experiencia y un ojo más acostumbrado a mirar y buscar caches o tesoros.

Otra cosa que observé es que para ellos firmar el cache es lo de menos, uno firma por todos, y el intercambio de objetos también es secundario, efectivamente lo principal del cache no es el tesoro escondido es el sitio donde está el tesoro, es un juego en el que el objetivo principal es el conocimiento, mostrar un lugar y dar a conocer un sitio.

Y por suerte los sitios en donde nosotros tenemos nuestros tesoros son realmente bonitos y disfrutaron de las lagunas y los paisajes desde una perspectiva que cualquiera que venga por primera vez a las Lagunas de Ruidera sin conocerlas y sin hacer este juego no conocerían jamás ni de casualidad. Muchos conocen todos los sitios, pero también me han llegado a mandar mensajes gente de la zona, de Albacete, del mismo Ruidera preguntando como había encontrado esos sitios tan bonitos que no conocían llevando años yendo a Ruidera.

La zona de las tinajas del revés que llamo "Los Tipis Manchegos" les pareció original y la subida a la famosa Cruz que suben y bajan los ciclistas de montaña les pareció algo más dura ya que fue en el único momento en el que nos llovió un poco.

Después de aquí ya era tarde y teníamos que comer, pensé en buscar una zona de baño cerca de las lagunas y comer allí, no por bañarnos pero si por que fuera un sitio cercano a las lagunas y que fuera bonito, pero al llover un poco pensé en ir al penúltimo cache, el del pozo y allí en la ermita de San Pedro de Verona utilizar los bancos para comer cómodos. Al llegar la lluvia era un poco más intensa y no nos dio el descanso que nos acostumbrábamos cuando bajábamos al coche.

Uno de los que venían de Madrid, el que organizó la quedada con nosotros, negoció con el Restaurante que hay enfrente que nos dejaba comer en el porte resguardados de la lluvia nuestra comida y nosotros le hacíamos el consumo de la bebida y cafés a él, el hombre accedió y comimos fenomenal todos juntos compartiendo charla, comida y otro buen rato.

Después tocaba el cache más original, el pozo del que cuelga una cuerda de unos 40 metros y no llega al final del pozo, un pozo que se utilizaba para sacar cobre. Este cache estaba spoliado, habían robado el recipiente pero en la última visita si estaba por lo que nadie sabía nada, menos mal que había subido con la mochila y dentro llevaba uno igual y de reserva, lo coloqué y empezó el juego de subir y comprobar quien tenía más vértigo.

Nos pasamos otro buen rato de risas y fotos, un tesoro original de los que gustan, no por los regalos que no hay, por el sitio.

Después vino uno de esos momentos que si no lo vives no te lo crees. Resulta que durante la comida desde una tablet me enseñaron fotos del último que había encontrado el tesoro del pozo, una persona que no conocía en persona pero si en foto, un tal Colton de Albacete. Bajamos del pozo y en la carretera se cruza un coche y el conductor era Colton.

Increíble, resulta que una persona que ya me había encontrado todos los caches y felicitado por ellos llevaba a amigos suyos de Albacete a Ruidera para enseñar mis caches y justo en ese momento nos miramos, nos reconocemos por las fotos y nos saludamos.

Paró el coche y detrás venían un montón de gente en caravana haciendo el recorrido. Pero lo mejor es que algunos de los de Madrid conocían a algunos de los de Albacete y sin quedar se saludaron y quedaron sorprendidos de las casualidades de la vida que no fue la última ni la más impresionante.

Nos separamos, nosotros nos fuimos al Castillo de Rochafrida y después de enseñar y de disfrutar de este lugar nos volvimos a cruzar con los de Albacete que no se llegaron a enterar que el cache del pozo había sido spoliado gracias a que nosotros subimos unos minutos antes que ellos y lo habíamos repuesto.

Nos volvimos a saludar, nos felicitaron y agradecieron los sitios que les habíamos enseñado y nos separamos finalmente. Ya que aunque intentamos ir a la Cueva de Montesinos estaba cerrada y no se podía pasar. Unos estamos haciendo juegos gratuitos para enseñar los lugares y traer turismo y otros cierran puertas para hacer un negocio absurdo aun si tienen que vender montes, playas, ríos o cuevas, cualquier cosa pública parece que es susceptible de ser vendida a ricos o explotarla para ganar unos euros.

De vuelta a Alcázar paramos en la presa del Castillo de Peñarroya para encontrar el último tesoro que además no conocía, siempre lo dejaba para última hora y hoy que todavía no había anochecido y quería enseñar la presa a los madrileños lo buscamos y encontramos.

Al llegar a Alcázar nos separamos para alojarse ellos en el hotel y nosotros cambiarnos antes de quedar para cenar.

Aquí nos pasó otra cosa de esas que hay que vivirlas para creérselas.

Los antecedentes son que hace 3 años en mi primer intento de hacer geocaching me encontré dos monedas que intuía eran especiales y ponía en una nota que había que dejar una moneda similar para poder coger una de las que había allí. Yo no tenía ni sabía que tenía que hacer con la moneda pero me gustó y me quedé con una.

Como no sabia que hacer me puse en contacto con el dueño por mail y me explicó que era eso y que tenía que hacer con la moneda. Y hasta aquí los antecedentes.

Resulta que después de tomar un par de rondas en un sitio de Alcázar terminamos para tomar la última cerca de casa y según aparcamos el coche Marcos y Paula vieron a un hombre con pintas de no ser de Alcázar, con una mochila y disimulando buscando algo, los niños me dijeron "Papá ese hombre está buscando un cache de los nuestros.", resulta que con valor me acerqué y le pregunté y me reconoció que estaba haciendo geocaching.

Le saludamos le dijimos que nosotros éramos los dueños de ese cache y que estaba spoliado pero que tenía permiso a firmarlo pues efectivamente debería estar ahí y por la mañana sería repuesto por mi. Le pregunté el nombre de donde era y me quedé de piedra.

Era el chico de Granada que tres años atrás había dejado una moneda en Miguel Esteban y que yo por mail había contactado para que me explicara que tenía en las manos. Era a la persona a la que desde hacía tres años le debía un regalo, y cuando le di una moneda no entendía porqué le regalaba algo y le tuve que explicar todo lo sucedido, el día que llevábamos haciendo Geocaching con gente de Madrid en Ruidera y casualmente con gente de Albacete.

Me preguntó por el nombre de los amigos de Madrid y resulta que los conocía, habían coincidido en muchas ocasiones y cuando cruzamos la calle y me vieron llegar con el de Granada nadie se explicaba de donde había sacado a "Ormotson". Les conté la historia de la moneda de hace tres años y les pareció increíble.

En resumen un sábado por la mañana quedamos con 13 personas de Madrid a los que no conocíamos previamente, les llevamos a Ruidera y nos encontramos con otro grupo más numeroso que no conocíamos ni habíamos quedado y que venían ese preciso día y en ese preciso momento desde Albacete, coincidimos y entre esos dos grupos también se conocen y luego a las 23:00h. de la noche estirando el día al máximo antes de irnos a dormir a casa nos encontramos con una persona de Granada buscando a esas horas un cache en la puerta del bar en el que íbamos a cenar y al que le debía una cosa desde hacía tres años y aunque él no lo sabía ahora estaba en situación de devolvérselo y además es amigo del grupo de Madrid. ¿esto es el destino? ¿es casualidad? ¿es inventado? ¿se puede inventar algo así?

El domingo ellos tenían planeado buscar tesoros en Alcázar pero nosotros no les podíamos acompañar, Juan también de Alcázar se encargó de ello, pero al final volviendo de Tomelloso vimos muchos coches en los molinos y pensando que iban a ser ellos subimos para ver si nos podíamos dar un último adiós.

Fue un fin de semana especial de Geocaching, aprendimos muchas cosas del juego que no sabíamos o no hacíamos bien del todo, conocimos a otras personas que viven este juego de una forma mucho más intensa que nosotros, Marcos y Paula se lo pasaron genial con los hijos de los nuevos amigos, y también con los mayores. Cerré una deuda que contraje hacia mucho tiempo y creo que volveré a creer sino en el destino si en la casualidad.

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