sábado, 12 de mayo de 2012

Alcázar de San Juan - Vallecas.

Hoy después de muchos fines de semana con David me tocaba montar solo y la ruta elegida no quería que fuera fácil del todo.

El sábado por la tarde íbamos a un cumpleaños en Madrid y propuse ir yo en bici y el resto en coche, así consegímos estar en la fiesta y hacer mi última salida larga antes de la carrera.

Pensé que saliendo sobre las 6:30 de la mañana desde Alcázar como la otra vez y manteniendo el mismo ritmo a las 17:00h. estaría allí, como mucho a las 18:00h., tiempo suficiente para ducharme, cambiarme e ir al cumpleaños. Otra idea era calcular el tiempo para llegar a Madrid a la altura del Vicente Calderón sobre las 21:30h. que comenzaba una quedada para dar una vuelta nocturna al Anillo Verde de Madrid pero quizá era mucho esfuerzo hacer 65 kilómetros después de los 160 para llegar a la salida, y una alternativa a este plan era quedarse a dormir en Madrid y el domingo mientras Belén y los niños se daban un paseo andando por La Pedriza yo me daba una vuelta completa o dos cortas a la ruta de las zetas. Estaba sin decidir como terminaría el fin de semana, solo estaba decidido como empezar.

Se empezó a torcer el fin de semana cuando el viernes por la tarde salí a la gasolinera para meter más de 3 kilos a la rueda trasera, acababa de poner una cubierta pyton nueva y la tenía sin estrenar y con la bomba de mano no la dejé igual de dura, así que Belén y yo nos acercamos a la gasolinera a meter aire como a mi me gusta para una ruta larga y sin complicaciones en subidas y bajadas, para hacer la rueda más rodadora y rápida.

Al llegar a casa noté que el freno trasero me rozaba ligeramente. Llevaba unas semanas con dudas sobre si ir al Soplao con pastillas nuevas o dejar las que tenía, Las que tenían llevaban unos 3.000 kilómetros y realmente no estaban mal, casi que a medio uso pero después de leer tantas tonterías como de gente que se lleva en la mochila unas pastillas de repuesto... yo la verdad es que no entiendo que unas pastillas me duren 6.000 kilómetros y en mitad de una prueba, la prueba de la temporada, en mitad de una carrera de 165 kilómetros me tenga que poner a cambiar pastillas, creo que es una tontería monumental. Pero tanto leer sobre el tema y tantos consejos de ir con pastillas nuevas que pensé en cambiar las mías, las delanteras ya tenían 6.000 kilómetros y 3.000 las traseras, las dos estaban para hacer otro tanto.

Decidí que aunque no estaban mal del todo mejor ir seguro para ir frenando durante más de 80 kilómetros cuesta abajo y descendiendo lo mismo que íbamos a subir, 4.500 metros. En definitiva pensé en poner las pastillas nuevas que tenía compradas desde hacía unas semanas y aprovechar para cambiar el aceite que David sabía y tenía los medios. Esta fue una decisión que determinó el resto del fin de semana, el resto de semana y quizá más tiempo.

David me dijo que era un rato corto lo que iba a tardar pero nada más empezar tuvo problemas, el aceite no circulaba por el circuito, yo iba aportando ideas que pensaba que podían ayudar pero no salíamos del atasco, le pedí que me demostrara como se hacía en la rueda delantera y me cambió las pastillas y aceite delanteras en un momento, y las traseras nada, el circuito estaba atascado, él decía que por aire, yo decía que eso no era posible ya que se salía el aceite y la maneta bombeaba bien para tirar el aceite viejo. Al final y después de mucho intentarlo y sufrir, después de David pensar que no me había ayudado y yo pensando en que bastante estaba haciendo y perdiendo el tiempo lo dejamos por imposible, necesitábamos un mecánico fiable. El problema era el viaje a Madrid del sábado y la solución sin suspender el último entrenamiento era irme con otra bici.

Desde el principio pensé en la Cube de Belén, una buena bici que me podía llevar perfectamente a Madrid, hacía mucho que no la cogía pero la acaba de dar aire, algo menos que a la mía, no estaba frenada, no tenía ninguna avería, y aunque no la había lavado y desengrasado bien la había echado un poco de aceite y sonaba bien, sonaba a nada, no tenía ningún ruido.

Me dejó David unos pedales automáticos que tiene él de más, luego pensé en el GPS pero Belén tiene ya puesto el soporte para el sportiva de twomap, el sillín no lo cambié por no estar aflojando los tornillos porque no me di cuenta que podía cambiar la tija entera y en 30 segundos hubiera cambiado el sillín y no irme con un sillín de chica (la verdad es que pensé que es una tontería y no me iba a molestar ese sillín), el cuenta no me preocupa por llevar el GPS, las herramientas cogí las mías en vez de las de Belén que lleva casi que pensando más en pedir ayuda que en utilizarlas ella, mi bomba de mano, mis llaves, y tuve que cambiar la cámara por ser la mía presta, válvula fina, y la suya Schrader, válvula gorda. Y lo más importante como es la talla de la bici es la misma, 16 pulgadas.

Estaba listo para la aventura y al cambiar de bici iba a ser un poco más aventura si cabe.

Me desperté pronto para desayunar fuerte como siempre que hago una ruta larga y mientras desayunaba y miraba la TV veía la oscuridad de la noche y pensaba si coger los focos para 1/2 hora de noche o ir sin luces o directamente esperar a que si hiciera de día, en esto estaba cuando se me hizo de día y si no salgo corriendo a por la bici me vuelvo a la cama, pensaba estar dando pedales a las 6:30h. como muy tarde y a las 7:00h. bajaba por el ascensor a por la bici.

Empezar solo desde Alcázar, coger un camino cualquiera desde cerca de casa, ver a la gente que se va a acostar o que empieza a salir a comprar unos churros o el periódico y pensar en lo que me quedaba a mi por delante me pareció duro. Pero eso también era parte del entrenamiento.

Tenía claro que iba a ir de corto, con los manguitos pero incluso sin las perneras que me he comprado por si las necesito en Cantabria y no he estrenado, lo que no tenía claro era si llevar mochila o hacerme el viaje con las 4 cosas que me caben en los bolsillos como la última vez. Esto lo descarté por no ir con mi bici y solo, si prescindo de algo para hacer una prueba pero tengo el apoyo de David es distinto a hacer pruebas solo, lo que si hice es no cargar la camel back de agua, es grande y 3 litros más botellín es excesivo, me cogí unas barritas nuevas con muy buena pinta que quería utilizar en El Soplao y hoy las podía probar, pero la prueba principal que quería hacer es intentar reducir al máximo las paradas, parar solo lo necesario, si estaba cansado, si necesitaba ir al water detrás de un olivo, si tenía que cambiar pilas al GPS, pero todo breve.

En el observatorio de la Hita llevaba 1 hora y paré para ir al servicio... me comí una barrita estiré yo solo de los ejercicios que recordaba que hacía con David y continué hasta Villa de don Fadrique, me confundí de camino pero llegué igual de bien.

La próxima vez que haga esta ruta y repita Alcázar de San Juan - Vallecas creo que voy a optimizar el recorrido en más de 5 kilómetros, creo que le puedo quitar casi 10 kilómetros a la ruta no confundiéndome y haciéndolo más recto.

En Villa no paré por ir bien, descansado y pronto llegaba Lillo.

Hasta aquí, en realidad nada más empezar, noté mucha diferencia en la bici, la talla no es una 16.5'' como la Canyon es una 15'' de chica, me viene un poco pequeña, el sillín lo notaba realmente incómodo, cada piedra o socabón por el que pasaba me daba la sensación de golpear la bicicleta, lo notaba en la espalda en el culo y en el ruido que hacía, nada que ver con las sensaciones que tengo con la Canyon.

La primera parada seria la hice en Lillo, en un bar me senté a tomar un café y comerme uno de los sandwich bien cargados de nocilla que me había echado en la mochila, como llamé por teléfono y estuve mandando mensajes es posible que fuera una parada más larga de lo previsto, lo he mirado y unos 35 minutos.

De aquí me fui por el camino del cementerio de Lillo hasta Dos Barrios y recordaba de la anterior vez que venía una corta y divertida bajada, un llano por el camino de Calahorma y un ascenso para llegar a la altura de Dos Barrios, y tuve una sensación muy buena, después de las últimas rutas con cuestas arriba de más de 10 kilómetros, después de hacer etapas en las que empiezas a subir y cuando terminas ha pasado tanto tiempo que ya te da igual que sea para arriba o para abajo, en rutas en las que no paras de dar pedales en una hora o en rutas en las que después de una curva has dejado de pensar si será la última, subir esta cuestecilla me pareció menos que un paseo, mucha pendiente pero en dos minutos se había terminado y encima con un descanso a mitad de la subida.

Cuando llegué a Dos Barrios iba totalmente descansado no quería perder 10 minutos en tomar otro café e hice por primera vez una chulería para mi mismo, me comí un plátano que llevaba en la espalda el marcha, sin parar lo saqué, lo pelé, me lo comí y tiré la cascara contra una papelera de una calle mientras cruzaba el pueblo, gasté cero segundos y salí de Dos Barrios hacía Ocaña.

Antes de llegar a Ocaña vi el aeropuerto en el que estaban aterrizando varios paracaidistas y me acordé de que la última vez me pareció que bajaban muy deprisa y que uno se tuvo que hacer daño al caer. Como no había perdido tiempo en paradas y me hacía ilusión verlos aterrizar me desvié unos metros para fotografiarlos. Me pareció increíble verlos a pocos metros, no sabría calcular si 100 o 200 metros del suelo, y muy retirados y desviados de la "pista" de aterrizaje, y verlos girar y retorcerse en el aire hasta caer en el centro de un cesped artificial de no más de 20X20 metros. Fue una parada de exactamente 5 minutos.

Luego en la plaza de Ocaña hice una breve parada en la plaza para llamar por teléfono y estirar, era la segunda vez que estiraba, se me olvidaba pero no tenía sensación de tirones al ser una ruta llana para lo acostumbrado ultimamente.

Cuando salí de Ocaña valoré bajar por la trialera pero ni me apetecía subirla luego ni ir por Ontígola como la anterior vez así que improvisé y sin ruta dibujada seguí recto, cuando llegaba a un cruce echaba a cara o cruz mentalmente si girar a derecha o izquierda y sin saberlo y luego mirando el track de la ruta acerté al 100% llegando al vertedero "¿ilegal/escombrera?" que hay antes de bajar a Aranjuez.

Por aquí bajaba algo ligero cuando escuché un fuerte ruido, paré rápido pensando que el radio que llevaba partido y retorcido en otros dos para que no se enganchara se había movido y podía tener un accidente cuando al parar me di cuenta que el ruido grande era el aire saliendo de la rueda, había pinchado. Recordé que el verano anterior puse en sus ruedas unas cámaras con líquido que compré en Ávila y empecé a girar la rueda trasera rápido para que el líquido se distribuyera y taponara el agujero, estaba saliendo un líquido verdoso y el ruído se empezó a reducir hasta dejar de oirse absolutamente nada. Como llevaba mi bomba de mano tenía que cambiar la boquilla presta a la Shrader pero la cubierta seguía muy inchada, había perdido mucho aire pero aun eso estaba bastante dura como para no tocar y tirar a Aranjuez.

En Aranjuez paré en el parque de la parte trasera del palacio me comí otro sandwich, otra barrita, hablé por teléfono y después de estirar unos segundos seguí dirección a San Martín de la Vega.

Como la rueda estaba bien y no pasé por ninguna gasolinera continue sin perder tiempo hasta que en el desvío de la carretera a Cienpozuelos para coger el camino a San Martín de la Vega. Aquí me quedaba sin batería en el GPS y me surgió un problema, y es que cada vez que cambio la batería los datos acumulados de la ruta se me ponen a cero y no quería perder el tiempo, distancia, etc... que llevaba así que gasté unos minutos mirando todas las opciones de configuración hasta que una vez creía lo tenía localizado me atreví a cambiar la batería, y efectivamente funcionó, se reinició en el mismo track y con los mismos datos acumulados que llevaba en el día. Más una barrita, un plátano y unos estiramientos fueron otros 15 minutos.

No se el motivo este tramo de Aranjuez a San Martín las tres veces que lo he recorrido se me hace pesado, y esta vez también, incluso me confundí por un camino pero por no retroceder unos metros fui mirando al horizonte buscando el pueblo hasta que llegué a la misma tienda de la otra vez, aquí hice la última parada para comer, en realidad no comí mucho, otra barrita, una botella de 1.5 litros de agua muy fría, una papilla de plátano, un total de 25 minutos, la parada más larga de toda la ruta.

A la salida de San Martín hay un carril bici que subiendo por la Marañosa te lleva a Perales (Getafe) y te mete en Madrid por la Caja Mágica donde se celebraba un torneo de tenis y estaba lleno de coches.

Esta fue la única subida larga de la ruta pero con poca pendiente, menos los últimos metros que ya me empecé a cansar de mantener el mismo ritmo, subía a 20 km/hora que es como llaneaba hace unos meses, me pareció que iba bastante mejor que cualquiera de las otras veces que había hecho una ruta de los más de 150 km que tiene esta. Cuando más apretaba más contento de mantener o superar la media.

Una cosa gratificante de esta ruta es que llegado a esta cima ya ves Madrid, el cerro de los Ángeles a la izquierda, las circunvalaciones que tienes que atravesar como la M50, M45 y M40 y si conoces algo de Madrid pasar por los parques conocidos te animan a ver el paisaje de otra forma, todavía te faltan 20 kilómetros para terminar y sin embargo la sensación de que ya empiezas a terminar te renueva las fuerzas.

Aquí podría optimizar la ruta pero como no lo tenía preparado seguí para a la altura de la depuradora de La China, la depuradora del Manzanares, coger el Anillo Verde dirección Este para subir hasta Vallecas (Palomeras Altas).

Las llaves de casa se las dejé a Belén que venía en coche con los niños y la había dicho que llegaría entre las 17:00h. y las 18:00h. pero saliendo media hora más tarde ya no sabía. Menos mal que no me hizo caso porque eran las 16:00h. y aunque me apeteció subir una cerrete que hay en el parque lineal del Manzanares que tiene un busto de una cabeza en lo alto y ver desde arriba la Caja Mágica ya empecé a pensar en record de tiempo, ya no era cuestión de llegar, era cuestión de llegar en el menor tiempo posible, aunque llegara antes que Belén en el coche y la tuviera que esperar en la calle.

Dejé de perder tiempo en fotos, comer, estirar ni nada y apreté los últimos metros / kilómetros para llegar lo antes posible.

Al llegar a casa paré me sorprendí de los datos, ruta de 153 kilómetros aunque "solo" 751 metros de desnivel positivo, solo 9 horas total y 2 horas parado, me pareció mucho para lo poco que procuré parar. Una medía de 18 km/hora total y de 22 km/hora en movimiento, más que hace 6 meses para ir a Criptana y volver, me costaba superar la media de 20 km/hora, como dije en un sitio fresco como una lechuga, del día anterior pero como una lechuga, no estoy preparado para ir más rápido pero si para hacer más kilómetros al mismo ritmo. Si no fuera por el cumpleaños fijo que hubiera cenado bien fuerte, descansado un rato y a las 21:00h. me hubiera presentado en la vuelta nocturna al anillo verde de Madrid, lo iban a hacer en 5 horas a un ritmo tranquilo con personas de todos los niveles y recordaba que el verano anterior lo terminé en 3.5 horas. Decidí que el domingo finalmente iría a La Pedriza, un sitio que me encanta y que creo que es el paraíso en Madrid para preparar la prueba Los 10.000 del Soplao.

La única pega que le pondría a la ruta es la bici, creo que con mi bici hubiera llegado más descansado, sin el dolor grande de culo que traía, con mejor postura de espalda y brazos, algo más alto el sillín, las ruedas creo que no agarraban lo suficiente, creo que para ser unas 2.25 son muy rodadoras, quizá por el exceso de inflado pero no me daban seguridad. Lo mejor el cambio, perfectamente sincronizado, siendo una gama más baja que la mía, de SLX en vez de XT de Shimano cambia más rápido, preciso y silencioso.

Luego en el cumpleaños algunos no se terminaban de creer que hubiera venido en bicicleta, otros no lo entendían y preguntaban el motivo para hacer algo así, el deporte en si no es suficiente motivo, ni la satisfacción personal, tiene que existir un motivo muy especial o una promesa sobrenatural para tener explicación que alguien haga algo así. Les hablé de la prueba del día 19, del Infierno Cántabro, del reto personal de un "globero", de cuidarse, de dejar de fumar, de sentirse bien y del deporte, creo que fui un loco en bici.

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