domingo, 24 de junio de 2012

Nos enseñan Ruidera.

Posiblemente esta sea la última entrada contando aventuras con la bicicleta durante un mes, y no será solo por falta de tiempo de escribir es que durante este tiempo no generaremos más aventuras, hasta mediados de julio o quizá ya para agosto en Holanda no creo que vuelva a dar pedales. Si tengo tiempo haré una o dos entradas sobre los preparativos a Holanda y si David sigue montando por aquí algún domingo contará algo de lo que haga.

Hoy hemos tenido una jornada en Ruidera de las que hacen afición a la bicicleta de montaña.

Convocaron una ruta en Ruidera los compañeros de www.rutasporalcazar.com para este domingo y nos animamos a ir David y yo junto a un grupo de Trek Alcázar y los campeones convocantes que serían los que harían de anfitriones enseñándonos nuevos caminos, sendas y trialeras para nosotros.

Era una ruta "de disfrute" como dijo Luis "el Cuco" en el anuncio de la convocatoria y la verdad es que así fue, para mi un poco dura por la dificultad de alguna bajada entre piedras y alguna subida igual, pero más por técnica que por pendiente que todo era asumible, velocidad adecuada para todos, pendientes adecuadas para todos y distancia adecuada para todos.

Quedamos a las 7:30 am en La Venta el Molino y allí nos presentamos. Saludamos a mucha gente que no conocíamos para salir pronto con el cochecillo hasta Ruidera. Que yo recuerde ahora conocía a David y a Alberto, al resto de compañeros de ruta solo de las redes sociales.

Mientras bajábamos las bicis y nos preparábamos llegó Paco Comino, que junto con Fran Lorente fueron quienes nos dirigieron durante la ruta y nos llevaron de un lado a otro por distintas sendas y trialeras para completar el recorrido.

Algunos de los sitios por los que pasamos los conocíamos pero otros no.

Durante el recorrido hablamos un poco con Fran Lorente sobre nuestro próximo viaje a Holanda pero siempre menos de los que nos hubiera gustado hablar.

Durante la ruta tuvimos varios incidentes, los resolvimos bien y rápido pero nos podrían haber costado media mañana si se hubieran complicado.

En una subida complicada de mucha piedra que creo solo unos pocos privilegiados en fuerza y técnica pueden subir sin bajarse de la bici a Fran Lorente se le salió la cadena por arriba, estuvimos unos minutos parados pero la pudo sacar sin romper nada y pudimos continuar.

En otra ocasión en la que empezábamos una subida dura hice un mal cambio de piñones, subiendo dos de golpe en un momento en el que hacía fuerza a la cadena ya algo desgastada y estirada para iniciar la marcha y partí la cadena en dos. Básicamente fue un error mio de no cambiar bien.

Es la primera vez que me pasa esto y menos mal que siempre llevo alguna cosa/herramienta de más, en este caso no fue de más, fue lo imprescindible para continuar la marcha, luego en casa pensando se me ocurrieron otras soluciones que he leído en otros sitios como quitar uno, dos o los eslabones que sean necesario y no utilizar los piñones grandes que tensan más la cadena.

Yo noté una mejora muy grande con la presión de las ruedas, en un principio pensaba que iba pinchado, y aunque no perdía aire si es posible que hubiera pinchado en otro momento y la rueda se haya autoreparado con el líquido de la cámara porque me faltaba mucho aire respecto a otros días. Pero si no hubiera sido así no habría podido con la ruta que hice bien gracias a tener poca presión en las ruedas.

Tanto en las subidas como en las bajadas notaba como la rueda delantera me iba agarrando de una forma espectacular, nunca había montado así, acostumbrado a llevar la presión máxima esto es seguridad.

Que forma de atacar una piedra subiendo y sin tener la sensación de que la rueda rebota y se desplaza hacía cualquier sitio, y que sensación al bajar y no notar que la bici te saca del camino.

A David le pasó lo contrario, el acostumbrado a llevar poca presión el día anterior estuvo reparando y le metió mucho aire, la rueda al máximo como yo llevaba hasta ahora y me dijo que tenía una sensación de inseguridad, de miedo o de peligro que no había tenido nunca.

Y respecto a las avería durante todo el recorrido llevó David un ruido en la rueda trasera que todavía no sabemos que será pero suena feo.

El caso es que con mi eslabón rápido y la ayuda de Paco Comino me dejaron la cadena perfectamente en unos minutos. Creo que todos sabíamos como funcionaba y la hubiéramos puesto pero casi ninguno lo habíamos hecho antes y fue todo rápido con su ayuda.

La ruta como dijeron fue de disfrute en el sentido de que el ritmo era lento, es decir el mío, sobre 20 km/hora, además esperándonos en cada subida y en cada bajada, por otra parte normal, el grupo era muy heterogeneo, por edad entre los 30-50 años, por forma física desde la mía a los campeones de Ciudad Real en el Open de este año, y de gente que sale casi cada día a entrenar y de los que salimos cada domingo a la aventura.

De todas formas hacer 54 kilómetros en Ruidera ya es una buena ruta, no es un sitio en donde salgan grandes cantidades, y la dureza la puedes aumentar o no dependiendo del ritmo o del sitio por el que subas.

Otra cosa que me pasó es que al preparar las bicis para comenzar la ruta no quise encender el GPS para no ir acumulando tiempo parado pensando en activarlo cuando arrancáramos pero se me olvidó por segunda vez desde que lo tengo (la primera fueron los primeros 15 kilómetros de una de las veces que hemos ido a Albacete pero perder 15 de 200 kilómetros no es lo mismo que 15 de 50 kilómetros) y cuando ya habíamos hecho unos 20 kilómetros me di cuenta del error, es una cosa que me sentó mal por que tengo hasta ahora todas las rutas que he ido haciendo cada domingo y esta es la primera que me falla, y además es una ruta muy entretenida y recomendable que se podría repetir en otra ocasión o coger tramos de ella, menos mal que otros con GPS ya la han publicado, por que David sin quedó sin pilas y él no grabó el final de la ruta.

Y dos cosas que indican que fue una ruta no recomendada para recien iniciados en la bicicleta son:

Una que cuando parábamos salía el calor del cuerpo y el sudor provocaba que me escocieran las piernas, luego en casa mientras me duchaba vi que el motivo era que tenía las piernas arañadas por todos los lados, habíamos bajado por sitios estrechos, con ramas, piedras, arbustos, de todo, y tenía un montón de arañazos en las piernas. Y fueron varios los que se alguna forma se cayeron al suelo.

Y dos, que al llegar a casa me fui con la familia a la piscina y no pude nadar, tenía un dolor fuerte en el hombro derecho, desde que me caí en La Pedriza y solo fui un día al fisio para poder participar en El Soplao no he terminado de curarme, pues hoy al llegar a casa tenía un dolor de hombro tan fuerte que me he vuelto a plantear volver al fisio para darme otras dos o las que me indiquen sesiones para dejarme otra vez el hombro en condiciones.

Caídas grandes no tuvimos ninguno pero el típico enganchón con una rama, o vuelco al intentar salvar una piedra si tuvimos varios, yo en una ocasión en un camino de bajada de arena desenganché y dejé caer la bici pero sin llegar a caer yo. Y en otras ocasiones no me caí por que directamente me bajé de la bici y fui andando.

Durante toda la ruta estuvimos sobre los 40 grados, mucho calor, y al final llegamos a los 44 grados que pensaba yo que no marcaba tanto el termómetro de la bici, pues superamos los 40. A mitad de ruta fui a dar uno de los que yo pensaba que eran mis primeros tragos y resulta que ya me había bebido los casi dos litros de agua que llevaba en la espalda, y sin darme cuenta.

Luego aguanté bien hasta el final con el último trago de la mochila y el bidón del cuadro más un trago que me ofrecieron de una botella cuando paramos en un bar.

Habían hablado de bañarse en las lagunas durante o al final de la ruta y por si acaso iba preparado para ello con el bañador en la mochila pero al final no me bañé.

Y eso que siempre que vamos a montar por allí lo pienso, y solo una vez lo hice cuando salí por Cabañeros justo este mismo fin de semana del año pasado.

Además este año 2012 para este mismo domingo de Ruidera estaba invitado a volver a Cabañeros, pero tuve que rechazar la invitación primero porque en un principio íbamos a hacer David y yo una ruta de varios cientos de kilómetros pero el parón veraniego que vamos a tener y el partido de fútbol del día anterior que no nos dejaría descansar bien nos hizo al final cambiar de idea, y segundo porque ir a Cabañeros era para todo el día y quería comer en casa, ir a Cabañeros para hacer 40 kilómetros  en bicicleta y estar todo el día fuera de casa entre ir, venir y estar... no me apeteció nada.

Cuando finalizamos la ruta en los coches algunos se mojaron un poco y alguno se metió en las lagunas pero no todos, lo que si hicimos es tomarnos una buena cerveza fría y grande para refrescarnos y seguir hablando de algunas cosas, como la Titan, futuras rutas que tenemos pensadas hacer, en realidad nos faltó tiempo para preguntar y conocer más al grupo, un grupo de gente realmente buena en la bicicleta y extraordinaria sin ella.

Para la próxima quedada que se haga en plan tranquilo para ellos que ya será dura para nosotros nos apuntamos y seguimos aprendiendo. En esta ruta nos faltó confianza para hacer más fotos, gastar más bromas o decir más  tonterías.

La anécdota de suerte no la protagonicé yo, en esta ocasión fue David que estando en la terraza con la cerveza se acercó casualmente otro ciclista Bike Friend de Alcázar que pasaba por ahí de "paisano" y nos dijo que nos habíamos dejado algo en el techo del coche, yo pensé que me había dejado yo algo pero fue David... si lo llega a perder nos hubiéramos llevado un disgusto grande.

viernes, 22 de junio de 2012

Vuelta a Manzanares desde Alcázar de San Juan.

Hoy tocaba la ruta larga de la semana y este viernes me he vuelto a ir solo a Manzanares (Ciudad Real) desde Alcázar como el viernes de la semana pasada pero por otro recorrido.

Así completo los dos dibujos que realicé hace más de un mes para recorrer cuando tuviera tiempo.

En previsión de lo que me pasó el viernes anterior que pasé sed, hambre y cansancio nocturno me quise preparar para empezar un poco antes y salir a las 16:00 aunque suponga más calor pero asegurarme no llegar tan tarde para recorrer los casi 120 kilómetros de la ruta.

Metí dos papillas de plátano en el congelador para que cuando me las quisiera tomar no estuvieran ardiendo y pensé coger un par de geles, esto último se me olvidó, pero llené tanto la mochila como el bidón con mucha agua fría, con muchos hielos grandes que tardan horas en descongelarse.

Al empezar el termómetro del cuenta kilómetros marcaban otra vez los 40 grados y ya empiezo a sospechar que es el máximo, se debe pensar el aparato que con más grados es imposible que haya nadie en medio de un camino de tierra dando pedales.

Desde Alcázar de San Juan a Villarta de San Juan se me hizo pesado, la ruta es la misma que hicimos en octubre del 2011 con Belén, Carolina, David y yo para completar la primera provincial, de Alcázar de San Juan a Ciudad Real.

Incluso dibujé la ruta por el mismo sitio que entonces no había camino y tuvimos que atravesar un campo arado, y en esta ocasión recordando aquello preferí darme la vuelta y hacer unos metros más pero por camino y no sufriendo por los surcos del sembrado lleno de cardos.

También en otra ocasión varié el recorrido unos metros para evitar una zona de arena, no tierra, arena suelta que impedía dar pedales. Llegue a hacer unos 20 metros empujando la bici por la dificultad de mantener el equilibrio en la arena. Era como dar pedales en la playa pero alejado de la orilla.

Posiblemente el calor y los 40 grados tuvieran mucho que ver pero hasta aquí iba cansado, creo pensar que estaba en Villarta de San Juan, para mi un pueblo ya lejano, y que apenas llevaba 30 kilómetros es lo que más me desesperaba, no paraba a descansar, mucho menos a estirar, y beber bebí poca agua. El agua del bidón con polvos lo quería reservar además de estar lleno del gran plato de pasta que me acaba de comer y el agua de la mochila estaba tan fría que me molestaba en la boca y me hacía sudar.

Al llegar a Villarta de San Juan cogí la vía de servicio que va paralela a la autovía A4, y aquí intenté recuperar algo de tiempo al ir ser una vía de servicio asfaltada en casi todo su recorrido, me permití meter el plato grande y así avanzar más deprisa.

Pero al rato de salir de Villarta e ir ya pensando en llegar a Manzanares para parar en alguna gasolinera de la carretera a comprar agua fresca y cambiar la que llevaba que poco a poco iba bajando me encontré con la alegría de la jornada de hoy, un campo de sandías.

Durante unos segundos pensé en no parar pero las ganas de comerme una sandía en mitad del campo pudieron más que otra cosa y me aparté del camino para elegir una pieza. Primero para no gastar innecesariamente pensé en una pequeña y de este modo terminármela entera pero luego me di cuenta que una pequeña podría no estar buena y terminaría rompiendo dos sandías en vez de una.

Así que como dice el dicho de "ante la duda la más tetuda" saqué la navaja de la bici y caté la más gorda.

La sandía no era la mejor que haya comido nunca, pero no estaba mal, quizá era solo por la situación pero me sentó de maravilla. La parte más expuesta al sol estaba más caliente pero el centro tiraba a fresquita, además tenía agua para aburrir y también muy durita, la faltaba algo de dulce, no estaba roja del todo, demasiado rosa, pero esta sandía me dió vida para llegar a Manzanares y quizá para terminar la ruta como terminé. Agua tenía suficiente y además pensaba comprar en alguna gasolinera pero comida no llevaba mucha y esta sandía me dió una inyección de azúcar importante.

Lo que menos me gusta de la fruta es tocarla con la mano por lo pegajosas que se quedan luego y lo incómodo que es tocar otra cosa y más el manillar de la bicicleta así que sin tocarla mucho y haciendo un agujero grande arriba fue escarbando y haciendo un "pozo" en la sandía hasta que me comí más de la mitad, y no era nada pequeña. Al terminar ya no sabía si seguir hasta Manzanares o dar por concluida la jornada de bicicleta y volver despacito a casa.

Al llegar a Manzanares no quise pasar al pueblo, la ruta que tenía dibujada llegaba hasta el Parador Nacional pero tenía que ir hasta la otra punta y volver cruzando un pueblo que no me motiva nada así que dí una vuelta buscando una gasolinera para comprar agua y salir por el polígono.

La gasolinera que vi era de esas pequeñas que la tienda es una caseta de las obras o algo parecido, dudé incluso de que tuvieran cualquier cosa y sin parar me fui de allí para comprar el agua fresquita en Llanos del Caudillo, todavía me quedaba agua gracias a la sandía que me había comido.

Miré el reloj e iba tarde, volvía a ir despacio como el viernes anterior, no pasaba de una velocidad media en movimiento de 20 km/hora y con las paradas y el cansancio iba a llegar muy tarde a casa. Llamé para decir que llegaría sobre las 23:30h. con el foco grande que llevaba y sin miedo como el viernes anterior que apenas veía un metro delante de la bici.

Hasta Llanos del Caudillo seguí sin coger el ritmo bueno pero me esforcé en al menos no perder mucho tiempo.

Allí paré y al preguntar por un sitio donde comprar agua me mandaron a una tienda muy pequeña, posiblemente la única del pueblo, donde pedí una botella de 1.5 litros de agua fría, y luego pensé que además una coca-cola para añadir azúcar, cuando me dijo que le debía 1.10 euros pensé que no había visto una de las dos cosas. Normalmente en este tipo de tiendas de pueblos muy pequeños los tenderos compran los productos no a mayoristas si no en otros supermercados y además no tienen competencia y marcan unos precios abusivos, pues aquí en Llanos me sorprendió lo barato, solo era un poco de agua y una lata de refresco pero por cualquiera de las dos cosas y frías ya te pedirían eso en cualquier otro sitio.

Esta era la última parada, desde aquí hasta Alcázar ya solo quedaban caminos, ningún pueblo, ninguna tienda, solo caminos.

Antes de llegar al cruce con la carretera de Villarta a Cinco Casas se queda a la derecha según ascendía la planta de energía termosolar que inauguraron hace unos años en el termino de Cinco Casas. Pretende ser la mayor planta de energía de este tipo a nivel mundial.

Y antes de esto volví a atravesar el asentamiento marroquí en una finca abandonada que ya pasé el viernes anterior en dirección contraria y se me quedaron mirando imagino pensando de donde salía y adonde iba a esas horas por ahí.

Desde que salí de Llanos hasta Alcázar intenté aumentar el ritmo, me empecé a sentir bien en la bici y otra vez con el plato grande intentaba ganar tiempo y velocidad media en la ruta.

Se me iba haciendo de noche y aunque sabía que el foco lo iba a tener que poner no quería que fuera mucho tiempo, el sol se iba ocultando detrás de la sierra de Puerto Lápice y los repetidores de Herencia se iban viendo cada vez más naranjas y luego rojos pero no quería parar ni un minuto a descansar y tirar todo lo posible con luz natural. Y así fue hasta que llegue al cruce del camino Guerra con el Guadiana. En el puente que cruza el río ahora seco, me dió un tirón en el gemelo de la pierna derecha que me dejó roto.

Cuando noté que me iba a dar me desenganché, además cuando me pasa no me puedo bajar de la bici porque lo primero no llego al suelo y lo segundo no puedo dolar la pierna por lo que las dos opciones es bajarme cuando lo noto antes de que me de el tirón del todo o si ya no hay remedio dejarme caer a un lado e intentar no caerme.

Estuve parado solo dos o tres minutos por que empezaron a llegar mosquitos hambrientos de mi y cuando noté que podía subirme en la bicicleta aunque fuera despacio me fui de allí.

Aquí fue donde encendí el foco por primera vez, llevaba ya unos kilómetros aguantando con los rayos naranjas y rojos que parecían atravesar las montañas pero hubo un momento en el que dejé de ver, faltaban unos 10 kilómetros para llegar a casa y me quedé pensando en que si en vez de salir a las 16:30 hubiera salido a las 16:00h. como tenía pensando, o no me hubiera entretenido tanto con la sandía, no hubiera necesitado foco.

Al cruzar la autovía de los viñedos dirección Alcázar y coronar el pequeño repecho vi que desde El Torreón de Alcázar salían fuegos artificiales, no estaban celebrando mi llegada al pueblo después de los 120 kilómetros en 5:40 horas pedaleando y 40 minutos parado, es que estaban celebrando la fiesta de Moros y Cristianos tan populares en este pueblo manchego.

miércoles, 20 de junio de 2012

Paseo largo a La Alameda.

Hoy me he alegrado de poder hacer una ruta con Belén y además de disfrutar del paseo ver las fuerzas que tiene para hacer rutas más largas, duras, con mejor o peor tiempo.

Decidimos hacer una ruta que no fuera demasiado larga y acordamos ir y volver a La Alameda de Cervera pero como soy reacio a ir y volver por el mismo sitio sugerí ir por el Camino Guerra hasta una cruce que se llama Casa de Don Miguel y ahí girar dirección Este hacía el Caserío de Villacentenos dirección Alameda de Cervera para volver ya a Alcázar por la vía de Servicio.

Ella había salido a montar por la mañana y se había hecho sus 20 kilómetros como suele hacer cuando sale por las mañanas pero la ruta de hoy que fueron 50 kilómetros dejaban la jornada ciclista en un total de 70 kilómetros.

Pero además los 50 que hicimos juntos algo más duros, salimos a las 4:00pm con 40 grados y por caminos mucho peores de los que suele coger ella.

Para evitar el Camino Guerra que no nos gusta a ninguno nos cogimos uno paralelo que yo llamo el camino de los conejos, por que atraviesa unos tarays llenos de conejos que se cruzan por el camino según vas con la bicicleta, en realidad se llama Camino de las Calzada de la Hoya.

Belén estaba notando negativamente y mucho las altas temperaturas, además ella acostumbra a ir por caminos más cómodos. Este sin ser malo pasamos por alguna zona llena de abrojos, cardos, pinchos, el camino lleno de las pajas de la siega de los cereales, más estrechos,... caminos más incómodos y cansados para lo acostumbrado por ella.

Para parar a beber agua tenía que ser en alguna sombra bajo el Sol no se podía estar ni un minuto.

Yo que estoy más acostumbrado a locuras de salir a cualquier hora y a cualquier sitio y de cualquier manera no bebí agua para dejarla a ella los dos botes, y las 3 barritas y un gel por si lo pasaba mal durante la ruta.

De todas formas contaba con reponer agua en la fuente del parque junto a la piscina de La Alameda.

Y efectivamente entre parada y parada terminó bebiéndose las dos botellas y las 4 barritas.

El descanso en La Alameda nos sentó fenomenal, allí fue donde bebí yo agua y repusimos los dos botes para el regreso que también terminó bebiéndose ella.

Íbamos mucho más despacio de lo que yo pensaba y ya teníamos prisa en llegar a casa aunque todavía nos quedaba una última parada para volver a lavar las bicicletas ya que el día anterior aun lavándola con un euro y agua a presión no se quitó todo el barro de los piñones y los tres más pequeños no los podía meter por que me saltaba la cadena, tenía que ir del 7 para abajo.

Para Holanda tenemos que tener cuidado con las rutas, hoy ha hecho 50 kilómetros en 3 horas de pedaleo y una de parada, más los 20 kilómetros de la mañana en otra hora.

No está mal pero en Holanda es distinto, primero llevaremos alforjas con bastante peso, por mucho que queramos reducir al final llevaremos más peso del que nos gustaría, segundo que posiblemente pasemos por sitios de mucho aire ya que vamos a ir paralelos a la costa durante muchos kilómetros cruzando la desembocadura del Rin, y tercero que estaremos en un sitio nuevo que nos gustará disfrutar, admirar, fotografiar,... como ventaja respecto a la ruta de hoy decir que iremos por pistas asfaltadas tipo carril bici y no por caminos llenos de polvo y piedras y en un principio iremos sin muchas prisas aunque tendremos que pensar en que aunque no tengamos que llegar a ningún sitio en concreto a ninguna hora fija si que nos tendremos que marcar unos mínimos para poder completar al final de todos los días el recorrido total, y una tercera ventaja es que por mucho que nos entretengamos al cabo del día tenemos que hacer pocas cosas además de pedalear y cuando no lo hagamos estaremos gastando dinero así que mejor dar pedales muchas horas.

Recortaré las rutas para que bajo ninguna circunstancia lleguen a los 100 kilómetros, tenemos días suficientes para hacer el recorrido con etapas más cortas y sobretodo si conseguimos solucionar el tema del embalaje de las bicicletas para la vuelta que ganaremos otro o otros dos días.

martes, 19 de junio de 2012

Paseo embarrado a Herencia.

Vaya día para montar en bici malo que elegí para estrenar las tardes de entre semana de verano.

Mi intención era ir a Herencia subir algunas veces los segundos molinos, mínimo una y máximo muchas, y volver por Villafranca de los Caballeros.

Antes de salir de casa vi que el cielo estaba más gris que estos días atrás y que las hojas de los árboles se movían también más pero para dar un paseo de 30 o 40 kilómetros y estando cerca de casa tampoco había que preocuparse mucho.

Salí sin mochila y sin nada más que lo imprescindible, más algún lujo fijo como el gps y la cámara, pero nada de sobrepeso.

Nada más salir antes de llegar a la altura del carrefour me crucé con mi compañero Jesús que volvía de dar una vuelta como está de vacaciones hablamos 5 minutos del trabajo, de su manillar nuevo y sobre la conveniencia o no de seguir con la ruta pues estaban empezando a caer 4 gotas.

Decía que con el calor que hacía estas 4 gotas venían bien, te refrescaban y no llegaban a mojarte, era cierto y nos despedimos, él a su casa y yo a comenzar la ruta para llegar a Herencia.

Hacía mucho tiempo que no iba a Herencia, el río ha tenido agua casi todo el año y por no dar una vuelta grande para rodearlo, y por que la verdad es que hemos salido poco este año por la zona y hemos viajado mucho, y también por que le cogí manía a este camino por ser donde tuve mi primera caída por culpa de las piedras sueltas y la arena pues habían pasado meses, quizá hasta un año sin que pasara por este camino.

Me sorprendió gratamente lo bien que estaba, lo vi mucho más compactado, con menos piedra suelta, más duro y menos peligroso, y lo que consideraba una subida hace un par de años cuando pasaba por primera vez por estos caminos desde la veguilla de la depuradora hasta antes de llegar al río ahora era un camino totalmente llano.

Antes de llegar al Cigüela cayeron unas gotas más, pero aunque no llegué a mojarme la ropa el camino si estaba muy mojado, la rueda trasera me patinó un par de veces sin consecuencias y llegué al río que cruce por el puente caído por estar seco.

Al subir el río me di cuenta que estaba peor de lo que pensaba, me costó subir por patinar cuesta abajo y cuando crucé tenía las zapatillas llenas de barro y también las ruedas pero enganché bien y pude continuar.

Luego desde aquí hasta Herencia que no son más de 5 kilómetros fue un desastre. El camino era una pista de patinaje sobre barro.

El camino tenía por encima una fina capa de arena arcillosa que se pega a las ruedas como lapas.

Estoy seguro que si en vez de llevar las ruedas finas de ahora de 2.0 llevara las anteriores de 2.25 la horquilla delantera se hubiera bloqueado y la trasera con el cuadro igual.

Habían caído no más de 4 gotas, yo estaba seco y tenía la sensación de estar en mitad de una tormenta por la cantidad de barro que había.

Según iba avanzando la rueda trasera me iba patinando y lo peor es que también me pasaba con la delantera dándome sustos para controlar la bici y evitar caerme.

Ahora desengancho más rápido que Billy el niño y por ir despacio evité más de una caída patinando con la bici pero cuando empezó a patinar las dos ruedas las mismo tiempo me empecé a dar cuenta que terminaría en el suelo y en una ocasión fue así, muy despacio terminé en el suelo apoyando una mano en el barro pegajoso y asqueroso que se levantaba y pegaba a las ruedas.

Con la mano y el guante totalmente embarrado la bicicleta hecha un asco y sin posibilidad de montar me tocó tirar de piernas e ir andando un trozo hasta ver si el camino endurecía y perdía barro.

Al caerme y apoyar con la mano el guante y el puño derecho de la bici estaban exageradamente llenos de barros, lo suficiente como para no poder montar y para limpiarme estuve valorando si limpiarlo en la ropa que luego iba a ir en la lavadora o en las piernas que luego iban a ir a la ducha.

Con las piernas llenas de barro restregado desde mis manos avancé hasta Herencia a donde llegué y con la poca gente que me cruce, en dos casas estaban pintando y encalando las fachadas por que en realidad no había llovido se me quedaron mirando me imagino que pensando de donde había salido alguien con tanto barro, ni revolcándote en el suelo te podrías manchar tanto, pero la realidad es que por los salpicones tenía toda la espalda llena, el casco, las piernas, el maillot, todo marrón.

La carretera de vuelta a Alcázar me pareció peligrosa, no suelo ir prácticamente nunca por carretera y nunca he montado en una bici de carretera pero creo que ahora se me han quitado las ganas que tenía de probar.

Hacía mucho aire y me daba miedo ir muy pegado a la cuneta cuando había quitamiedos por si me caía encima al empujarme el viento.

Los coches se apartan dependiendo de lo que haga el anterior, si el anterior se apartaba adecuadamente dando el intermitente e invadiendo el sentido contrario como hay que hacer es fácil que el siguiente haga lo mismo, pero si el primero pasa a 40 centímetros de tu hombro izquierdo el siguiente puede pasar a otros 20 centímetros o menos.

Estuve fijándome si por los coches de gama alta o baja se apartaban más o menos, si por camiones, autobuses o furgonetas se apartaban más o menos que los coches, o si lo hacían más cuanto más visibilidad tenían pero nada, me crucé y adelantaron muchísimos coches y no saqué ninguna conclusión. La peor y la mejor fueron en los dos casos dos mujeres, la peor venía en sentido contrario al mío y se puso a adelantar al coche delante de ella y a mi altura pasó tan cerca mía como para levantarla el brazo llamarla de todo y casi tocar yo el coche, la mejor también una mujer que prácticamente se paró detrás mía como si fuera un tractor ocupando un carril o cuando pudo adelantarme perfectamente sin que viniera nadie de frente se cruzó de carril y lo hizo como si yo fuera cualquier otro vehículo lento que ocupa toda una calzada.

Al llegar a la altura del Carrefour paré en el lavadero para no llevar la bici en las condiciones que la tenía a casa. Pero en contra de lo normal me había dejado la cartera con el dinero en casa,  busqué debajo del sillín que suelo llevar un par de euros y solo tenía 50 céntimos, lo suficiente para quitar el polvo pero para el barro que tenía no podía ni empezar.

Me enrollé a hablar con el vigilante del lavadero y me regaló una ficha de 1 euro por los 50 céntimos que llevaba y además le aconsejé que pusiera un hueco para sujetar las bicis de pie y lavarla mejor sin tener que tirarla en el suelo y dejarlo como tiene el lavadero del cementerio, estuvimos midiendo la rueda y le expliqué como lo tenían en el otro lavadero para que lo hicieran también en este que son cosas que nos vienen bien a todos. No hace falta que lo haga en todos los huecos pero tener un hueco preparado para las bicis es bueno para todos, ahorramos tiempo y lavamos mejor y más rápido la bici.

A no ser que seas de los que he leído que se meten la bici en la bañera de casa... que cariño por la bici tenemos todos pero por ahora no tanto como para comprar un albornoz de bicicleta.

domingo, 17 de junio de 2012

DE ALCAZAR A RUIDERA Y VUELTA

Hoy quería hacer una ruta más larga, ya que desde que terminamos el entrenamiento de cara al Soplao y dicha prueba, me he tomado las rutas con mucha tranquilidad.

La idea era ir desde Alcazar a Ruidera y vuelta, saldrían unos 130 km, pero lo malo era el calor... tendría que madrugar para intentar quitarme algunas horas de sol, pero ayer por la noche fue la fiesta de fin de curso de los chicos en el colegio y claro teníamos que ir estar allí para que ellos la pudieran disfrutar. La cena que hice no fue la apropiada (más bien... es que no cene) y encima me iba a la cama a las 2:00, "lo mejor que hay" para levantarse a las 5:45 para salir como mínimo a las 6:30 y quitarme hora de calor.

Cuando toca el despertador.. me planteo salir o no, (estoy muy cansado y tengo mucho sueño) vuelvo a parar el despertador y decido quedarme otro rato para salir a las 7:00. Haciendo un gran esfuerzo consigo levantarme, desayunar, preparar el agua, vestirme y salir por la puerta a las 7:10, cojo la bici y empiezo a pedalear sin ganas y sin saber en que punto me daré la vuelta.

Antes de llegar a la Alameda, me empiezo a plantear muy seriamente acortar la ruta, ¡no puede ser que me duelan las piernas ya! el problema lo achaco a que desde el Soplao me he relajado de más, haciendo rutas tranquilas y cortas, pero más bien creo que era un problema de mentalidad. Me empiezo a regañar a mi mismo por esa debilidad y aborto la idea de acortar la ruta decidiendo cumplir el objetivo.

Paso por Tomelloso y decido no parar, quiero llegar a Ruidera sin parar, pero al llegar al pantano de Peñarroya hago una paradita de un minuto, el tiempo justo de para hacer una foto y continuar. Desde el pantano a Ruidera me encuentro a mucho ciclistas, van todos muy lentos y adelanto a muchos.

Llego a Ruidera 66km en tres horas y una parada de un minuto ¡me merezco un señor descanso!, pero tampoco quiero perder mucho tiempo para estar en casa antes de las 14:00. Después de comer una barrita, un gel, beber agua, hablar con Carolina y con Paco, (el cual no pudo acompañarme con tener comida con la familia precisamente en Ruidera) emprendo el viaje de vuelta no sin antes pararme en el hundimiento para hacerme alguna foto.

Al salir del hundimiento venían detrás de mi un grupo de ciclistas, pensé que me iban a adelantar enseguida, pero no fue así, fueron detrás de mi durante un buen rato hasta que afloje un poco el ritmo y me adelantaron. Pensé en ir con ellos, así que me puse a su rueda, iban fuerte, llevaban un buen ritmo más o menos el que llevaba yo solo, así que me mantuve con ellos hasta que me integre.

Me dijeron que eran de Tomelloso, yo le dije que era de Alcazar y que había salido a eso de las 7:00 de mi casa, que haría una ruta de unos 130km ¡fliparon! me preguntaron por la bici (era la primera Canyon que veían) se fijaron en el maillot del Soplao y también me preguntaron, me convertí en el centro de atención, todos me preguntaban cosas. Llegamos a la cuesta de la "cansina" yo me encontraba muy bien, pero no quería tirar para que no pensaran mal de mi, pero el que iba delante de mi, pego un tirón y empezó a distanciarse, yo seguí detrás de él y nos escapamos de los demás.

Cuando llegamos arriba pensé que íbamos a parar para esperar a sus amigos, pero no, el tío continuo tirando, yo creo que lo que quería era perderme y se quedo con la ganas, no me hablaba ni nada le preguntaba cosas y sus respuestas eran muy escuetas, una de dos, o estaba enfadado por no poder perderme o iba con la lengua fuera y no le daba tiempo hablar.

Yo miraba para atrás para ver si venían sus amigos, pero no les veía, les habíamos sacado mucha distancia, pero el tío no paraba, ¡menudo compañerismo! empecé a cabrearme con él, por su actitud conmigo y con sus compañeros. Llegamos a la parte baja del pantano, me despedí de él (por llevar caminos distintos) y ni me contesto ¡sera...!

Al llegar a Argamasilla de Alba, lo primero que hago es ir a la gasolinera para comprar agua fría y recargar la camel. El tramo desde Argamasilla hasta la Alameda se me hizo eterno, tantos kilómetros solo, con el sol, y sin apenas ganas de pedalear, pasan factura y antes de llegar a la Alameda sufrí un principio de pájara. Las piernas me pesaban mucho, parecía que me iban a fallar en cualquier momento, pero no quería pararme en mitad del camino sin ponerme debajo de alguna sombra, así que eche mano a una barrita nueva que llevaba en el maillot para comérmela sobre la marcha y continué hasta que llegue debajo de uno de los puentes que la autovía de los Viñedos.

Deje la bici en el suelo, me quede en pie unos momentos para ver que me hacían las piernas y luego me senté en el suelo agotado, me bebí un gel, termine de comerme la barrita que me compre en la última visita a Decatlhon, ¡fue mano de santo! ¡son cojonudas! cuando vuelva me lleno el maletero...descanse 5 minutos a la sombra y cuando vi que me encontraba con fuerzas continué con la idea de no volver a parar hasta llegar a casa, pero no pudo ser. A unos 9 kilómetros de Alcazar me dio un tirón en el muslo izquierdo y menos mal que a base de estirar solucione el problema y pude continuar hasta llegar a casa cumpliendo el objetivo de llegar antes de las 14:00 a casa (aunque he llegado a la 13:55, jejeje)

viernes, 15 de junio de 2012

"Nocturna" a Manzanares.

Hace ya mucho tiempo estuve buscando alguna ruta para ir a Manzanares pero no encontré ninguna en wikiloc que es en donde subo los track que hago con el gps.

Siendo una ruta clásica para los ciclistas de carretera parece que los de montaña, en este caso caminos porque la ruta es totalmente llana y lo que son montañas se suben pocas (ninguna), no nos acercamos mucho por allí.

Me dibujé dos rutas hace un tiempo para cuando tuviera tiempo y dejara de intentar meter metros a las rutas por El Soplao hacer esta sin pendiente y hoy me decidí a hacer una de ellas.

Las dos tienen los mismos kilómetros aunque con recorridos muy distintos. Esta primera ruta que quería hacer pasaba por sitios nuevos para mi.

Nunca había estado en Llanos del Caudillo, nunca había estado en bici en Manzanares y nunca había estado en Herrera de la Mancha.

La tarde empezó como siempre que salgo solo con prisas y con olvidos, quería empezar a las 16:00h. y hasta las 17:00h. no salía con la bici, nada más salir quise hacerme la primera foto y tenía la cámara sin tarjeta de memoria por dejármela en el ordenador la vez anterior y menos mal que siempre llevo una de reserva en la bici, miré la temperatura y marcaba el cuenta 39ºC que pronto subieron hasta los 40ºC y al echar el primer trago de agua me di cuenta que me había dejado el bidón en casa, menos mal que por lo menos llevaba la mochila con litro y medio de agua, a todas luces insuficiente para 120 kilómetros a 40 grados en mitad de los caminos.

El nombre de Llanos del Caudillo hace referencia a Francisco Franco y es que es un pueblo de colonos relativamente reciente creado para el cultivo de regadío en esta zona de la Mancha, especialmente melón, pimientos y algunos cereales.

Cuando dibujé la ruta la hice que pasara aposta por las tres zonas de regadío creadas a mediados del siglo pasado. Llanos del Caudillo, Cinco Casas y Herrera de la Mancha, este último punto no se convirtió en población pero si en una prisión ubicada en este tiempo en dos sitios distintos.

En Llanos nunca había estado, y antes de llegar ya llevaba sed, todavía me quedaba agua en la mochila y además fresca con los hielos que había echado en casa antes de salir pero no mucha y ya iba pensando en como solucionarlo.

La primera opción era llegar a Manzanares y reponer agua comprando alguna botella pero la más divertida era que iba pensando en encontrar algún huerto de sandías o melones y sacar la navajilla de la bici y comerme una pieza de fruta entera.

Las sandías estaban todas cogidas y las plantas de melón estaban muy pequeñas aún, fui mirando todo el camino con la ilusión de comerme una sandía entera como había leído que hacía Diego Ballesteros en su libro de 12.000 kilómetros de Zaragoza a China cuando atravesaba el centro de Europa y Asia y nada.

Antes de llegar a Llanos me encontré con un asentamiento de marroquies que llegaban subidos de cualquier manera en coches viejos desde todos los caminos de alrededor hasta las tiendas de campaña montadas a la sombra de una casa de labor vieja. Y justo a unos pocos metros antes de llegar al pueblo vi el único huerto de sandías, pero estaba ya recogido y las 4 únicas sandías que quedaban no servían de para la rebusca de la rebusca, poco más grandes que una pelota de tenis y con más arrugas que mi abuela de 86 años.

Cuando crucé Llanos me recordó a Cinco Casas, se nota que son dos pueblos iguales, artificiales con 4 calles paralelas y perpendiculares con casas similares.

Lo que no sabía era cuanto me faltaba para llegar a Manzanares, un pueblo que yo consideraba grande, con hospital, teatro, en mitad de la carretera Andalucía, con un parador nacional con 20.000 habitantes, un pueblo grande.

Me defraudo y mucho. Por Manzanares he pasado muchas veces para ir a La Solana, o desde la A4 pero nunca había pasado a su interior y me pareció un pueblo con más calles.

Me pareció que tenía pocos edificios altos, las calles estrechas,... lo que podría ser un pueblo como Herencia, Criptana o Villafranca pero con más habitantes, le faltaba estructura de ciudad, cuando paseas por Alcázar ves algo distinto, Alcázar es una ciudad pequeña Manzanares un pueblo grande.

Me defraudó tanto como para no encontrar ningún quiosco de helados, ningún sitio donde comprar agua que no fuera parar en la terraza de un bar de la plaza por la que crucé, me fui de allí sin parar, sin comprar nada por no dar la vuelta por que en la salida dirección Alcázar no encontré ni un quiosco de de chucherías para los niños.

Al poco de salir de Manzanares me quedé sin el poco agua que iba reservando pero pensaba que Herrera de la Mancha además de ser una cárcel también era un pueblo como Llanos o Cinco Casas. Me confundí y además aquí dibujé el camino por medio del campo pensando que el plano no tenía que estar bien y que existía un camino no dibujado, pero la verdad es que entre la vía del tren y la autovía que va desde Manzanares a Villarrobledo paralela a la vía no hay ningún camino, iba por encima de las piedras sobre las que se asientan las vías del tren y entre los pinchos y cardos que crecían. Fueron unos dos kilómetros muy complicados en los que los últimos metros los tuve que hacer andando por encima de las piedra. Cuando pude crucé la vía y volví a un camino.

La cárcel de Herrera de la Mancha está formada por varios edificios y también por una zona dentro del "complejo" arbolada, es un recinto grande, o por lo menos a mi me lo parece.

Seguí dirección norte pensando otra vez en encontrar un huerto de melones cuando me llamó David y le conté la situación, le anticipé que iba a llegar de noche, tal y como iba y lo que me faltaba iba a llegar de noche, se ofreció a venir a buscarme a traerme agua o a llevarme la bicicleta a casa pero todavía no he hecho eso nunca, estaba dispuesto a llegar a cualquier hora pero pedaleando hasta el final.

Al poco de pasar Herrera de la Mancha pasé por otra zona de edificios abandonados, la primera sensación que tuve es de que eran barracones de algo, me dió por pensar en un campo de concentración de película de nazis pero como no tenía sentido pensé en alguna cooperativa, luego en algún otro pueblo abandonado, y luego recordé que había leído algo de que entre Alcázar y Manzanares además de Cinco Casas y Marañón había otra estación que nunca había encontrado y quizá fuera esta.

Cuando llegué a casa me enteré que había estado en la original cárcel de Herrera de la Mancha, que la actual que ya tiene un montón de años es la nueva y que había estado en la vieja y abandonada Herrera de la Mancha, esta cárcel tenía parada de tren y una estación, si lo hubiera sabido quizá hubiera investigado más por allí pero para ir solo, las horas que eran y que iba a oscurecer en poco tiempo casi mejor irse como hice.

Unos días después de escribir este entrada me informó David por medio de un conocido suyo que hay dos Herrera de la Mancha, dos cárceles que han existido al mismo tiempo, una cerrada que es la que existe en la actualidad y otra abierta que es la que yo encontré y ahora está abandonada.

Esta cárcel abierta y ahora abandonada era una prisión modelo en España a la que llevaban a presos sin riesgos de fuga, eran presos con una especie de lo que creo que se llama libertad condicional o algo similar. Son presos que están en la cárcel por no poder salir de una zona pero no tenían unas vallas físicas o rejas, trabajaban en el campo y entraban y salían cuando los guardias les decían. Tenían sus salidas y llegaban hasta aquí en tren a la estación que tenía.

Personalmente creo que es complicado llegar a esto con todos los presos pero si es muy positivo para algunos de ellos en los que se puede confiar y depositar cierta responsabilidad, esto es lo que realmente sería reinserción.

Al llegar a Cinco Casas todavía había luz, estaba cansado pero sabía donde estaba la fuente para llenar la mochila y un parque para sentarme unos minutos.

A la fuente la habían quitado el grifo pero al lado había un quiosco me compré un helado y una botella grande de agua, para rellenar la mochila con la mitad de la botella y beberme la otra mitad.

Llamé a casa para avisar de que iba a llegar algo más tarde y rechacé la ayuda del rescate.

Desde Manzanares hasta Alcázar de San Juan solo tenía que seguir la vía del tren, ir paralelo a la vía que dio origen a muchos de estos pueblos de colonos.

Al poco de salir de Cinco Casas ya podía encender las luces pero intenté reservar lo más posible por si se me agotaban las pilas, pero en breve tuve que encender el foco del casco. Y es que antes de salir de casa y viendo que salía más tarde de lo pensado y que los 120 kilómetros más el tiempo de descanso me iban a pasar factura me metí en el bolsillo del maillot un pequeño foco que me salvó la ruta. Si no hubiera sido por el foco en Herrera no hubiera rechazado la ayuda de David pero contando con el foco, quería llegar por mis medios solo.

En unos pocos minutos la noche se quedó oscura, pero oscura de verdad, con luna nueva, con una oscuridad tan absoluta y con la ayuda del pequeño foco del casco no me atrevía a correr mucho, los baches, las piedras del camino, las zarzas, las ramas, todo lo veía cuando ya lo tenía encima.

También vi varios coches en mitad de la noche y en mitad de los caminos que no me parecieron normales, quizá ellos pensaron lo mismo de un ciclista a las 23:00h. en mitad de un camino pero hubo uno que incluso apagó las luces para que no lo viera, sospechoso de verdad.

Después la ruta tampoco fue tan mala como me pareció en un principio, 6:48 horas para 115 kilómetros con más de una hora parado, pasando por muchos sitios nuevos, haciendo parte de la ruta a 40 grados sin comida y con poca agua y parte de la ruta de noche con un foco pequeño... la próxima mejor planteada.