domingo, 11 de diciembre de 2011

Paseo a Cinco Casas.

Hoy después de estar toda la noche lloviendo tuvimos dudas en salir con la bici pero finalmente y sospechando que es posible que sea la última salida del año, o por lo menos de las últimas, no quisimos perder la oportunidad.

Quedamos a las 9:00h. y tras cruzar la autovía seguimos el por camino que va al Cerro Mesado (paralelo al camino Guerra) para llegar al puente del camino Guerra donde se acaban de juntar el Záncara y el Guadiana, pensamos que en este camino íbamos a embarrar, estábamos atravesando charcos y el suelo era cada vez más arcilloso pegándose más en las ruedas, antes de llegar a embarrar del todo y tener que empezar a empujar la bici nos desviamos al camino Guerra que pensamos que era más seguro.

Por el camino Guerra avanzamos dirección Sur hasta casas de Guerra, y desde aquí giramos para poner rumbo dirección Cinco Casas. Al llegar a Cinco Casas hicimos una parada en la plaza para comer algo y beber tranquilamente y vimos que llevábamos no solo las bicicletas que ya habíamos visto en otra parada anterior, sino además las ropas tapizadas de barro. Tenía barro hasta dentro de los bolsillos de la chaqueta, todavía nos funcionaban los cambios pero estábamos empapados.

Tenía la chaqueta mojada, pero los guantes..., los guantes si los estrujaba salían agua.

La vuelta la hicimos siguiendo la vía del tren. Desde Cinco Casas a Alcázar de San Juan en línea recta. Pero a mitad del recorrido paramos en la estación de Marañón. He buscado en internet y no he encontrado mucha información y parte de ella contradictoria y puede que no sea así, pero cuando se trazó a mediados del siglo XIX la línea que unía Alcázar de San Juan con Manzanares se contruyeron varias estaciones intermedias, Marañón, Cinco Casas, Herrera de la Mancha y los Parrales.

La estación de los Parrales ni la conocemos ni la he visto en el mapa, la de Herrera de la Mancha supongo que no tendrá mucho servicio por ser un pueblo más pequeño que Cinco Casas y quizá solo la próximidad a la carcel del lugar pueda tener servicio, Cinco Casas tiene según he leído 5 paradas de viajeros al día, y la de Marañón está abandonada.

Esta estación es la más curiosa de todas las que hemos visto, en mitad del campo.

Actualmente no hay nada más que dos edificios enormes abandonados y derruídos llenos de escombros, paredes caídas y muchas tinajas grandes posiblemente en algún momento llenas de vino. Junto a la estación hay ahora una estación electrica que si está en funcionamiento y eso es todo.

Una estación pegada a una vía, sin servicio, sin utilidad y sin nada.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Mantenimiento en casa. Cadena, pastillas y casete nuevos.

Poco a poco voy aprendiendo a hacer pequeñas reparaciones o mejor dicho mantenimiento, a reparar todavía no llegamos.

Además de que sale algo más económico está la satisfacción por el trabajo propio.

Esta tarde he utilizado por primera vez el tronchacadenas para cambiar la cadena a la Cube de Belén, ha sido muy fácil y ya tiene la cadena nueva, hasta que ella haga los próximos 2.000 kilómetros puede pasar más de un año por lo que poner una buena cadena no es dinero y más si la mano de obra es gratis. Para utilizar el troncha y quitar el eslabón y poner el nuevo hay que hacer tanta fuerza como para utilizar unos alicates para girar el troncha, ya averiguaré si es por culpa de un mal tronchacadenas y por no utilizarlo bien.

Luego cambié a mi Canyon las pastillas de freno trasero, esto fué más sencillo aún, tuve que separar un poco los pistones que ya estaban más juntos por el desgaste y entró todo a la primera.

Lo tercero que iba a hacer es cambiar el casete a mi bici, después de cambiar la cadena al límite parece que se llegó a estabilizar pero cada vez me está saltando más y teniendolo comprado y en casa he preferido cambiarlo por si fastiadaba la cadena nueva o los platos. El problema es que teniendo tanto la tuerca de aflojar el casete como una herramienta casera con el trozo de cadena no he podido aflojarlo, mañana lo intentaré con ayuda de algún manitas.

Voy a cambiar el casete por otro que no se hasta que punto me va a ser útil, manteniendo el número de piñones he reducido el número de dientes pasando de un 11-36 a un 11-32 y según me han dicho esto se nota mucho.

Hasta ahora tenía la relación de 10 piñones con los siguientes dientes 11, 13, 15, 17, 19, 21, 24, 28, 32 y 36, ahora voy a llevar 10 piñones con la siguiente relación de dientes: 11, 12, 14, 16, 18, 20, 22, 25, 28, 32, mejorando el Deore actual por un XT, quizá debería de haber comprado el modelo XT pero relación 11-36 que ahora cuando necesite meter el molinillo va a ser más duro y me acordaré de los 4 dientes perdidos en el último piñón.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Ruta provincial 2 de 5. Alcázar de San Juan - Toledo

Siguiendo nuestro reto de unir Alcázar de San Juan con todas las capitales de provincia de Castilla la Mancha por caminos y con bicicleta quedamos en hacer la segunda ruta e ir a Toledo.

Llevábamos toda la semana con las nieblas a las que estamos acostumbrados en la zona y el día anterior nos planteamos posponer la ruta ya que en todo el día apenas habíamos visto el sol y por la noche la niebla era tan espesa que obliga a poner el limpia parabrisas del coche como si lloviera.

Para ver si nos quitábamos algo de frío en vez de quedar a las 8:00h., o las 9:00h. como máximo, como en otras ocasiones, decidimos quedar un poco después, 9:30h. por si empezaba a mejorar el día, y al final empezamos casi a las 10:00h. con las lueces de posición y con una niebla que no se veía nada.

Además de la aventura, reto, etc... otra de las características que tienen estas rutas es conocer y disfrutar de nuestra comunidad, y hoy no lo hemos conseguido por que la mitad de la ruta la hemos hecho sin ver más de 50 metros por delante nuestro.

Íbamos mojados, nosotros y las bicicletas, por culpa de la niebla, y menos mal que el suelo también lo estaba lo suficiente como para no levantar nada de arena o polvo, por que en otras ocasiones se mezcla la niebla y la arena y se forma un barrillo en la bicicleta que te da la sensación de empezar a embarrar o como mínimo de llevar la bicicleta y ropa asquerosa de barro.

Al cruzar la carretera de Andalucía a la altura de los molinos eólicos de Madridejos estábamos a menos de 100 metros de ellos y nos fuimos sin verlos, la niebla lo impidió.

Pero el reloj seguía avanzando y el día tenía el mismo aspecto, llegamos a pensar que no veriamos el sol en todo el día y que llegaríamos a Toledo también a oscuras.

A la altura de Turleque teníamos un frío de narices, yo tenía los pies helados, me voy a plantear pillarme unos cubre botas pensando en que me estoy ahorrando dinero en calzado de invierno y puedo seguir con las mismas zapatillas de verano

Pasamos a una cafetería y allí nos tomamos un café. Cuando salimos del bar ya no había niebla, en la media hora que paramos para el café salió en Sol, si lo sabemos hubiéramos pasado antes a la cafetería.

Cuando salimos nos preparamos y después de hacerme la foto con ese puro que me encontré en la puerta continuamos el camino dirección al embalse de Finisterre.

En el embalse de Finisterre había gente pescando pero no pudimos hacer una buena foto por culpa que nos daba el sol de frente y no teníamos una buena posición, seguimos hasta Mora.

En esta zona del embalse de Finisterre nos acordamos del final de la cicloturista de Tembleque, la primera que terminé, y pasamos por algunos de los mismos caminos. Nos gustó repetir caminos lejanos y recordar la anterior vez que habíamos pasado por allí.

Llegando a Mora había pasado ya por tres paradas urgentes con calambres en las piernas, primero en el gemelo derecho, luego en el muslo izquierdo y otra vez en el gemelo pero izquierdo, me tengo que bajar deprisa de la bici con urgencia para no caerme y hacer algo de estiramiento durante unos minutos antes de poder continuar.

Pasamos a unos metros de las ruinas del Castillo de Peñas Negras del término de Mora y no pudimos parar por no subir los últimos metros y no perder tiempo aquí, pensamos mejor en continuar para parar a comer en el siguiente pueblo, Mora, y allí ya descansar más y mejor.

Nuestro menú no es que sea malo, es que no es esquisito. Pero ahora ya hemos añadido salado al grupo de comidas azucaradas, como almendras, avellanas, pipas, todo un lujo después de tanto zumo, chocolate, papillas, frutas y cosas parecidas.

Paramos en la plaza de Mora y nos dimos un festín de nuestras cosas y me volví a dopar echando unos polvos en el bidón de reducción del acido láctico en los músculos por si evitaba los pinchazos además de una gel que me había tomado poco antes de llegar a Turleque.

Cruzamos Villamina aunque entonces no sabíamos en donde estábamos y en el siguiente Chueca hicimos otro breve descanso de dos o tres minutos para estirar. Esta vez las "drogas" no estaban funcionando igual de bien que en Guadarrama. 

En unos 5 kilómetros llegamos a la N-401 quedando Nambroca y Burguillos a un lado y vimos un cartel de 16 kilómetros para Toledo, menos mal. Es una ruta larga y no iba cómodo en la bici este día.

Al cruzar Cobisa nos encontramos con otro Don Quijote y quise frenar para hacernos unas fotos, creo que voy a hacer una colección de Don Quijotes, en esta tierra hay cientos pero casi a cualquier sitio que vayas es fácil fotografiarse si prestas un poco de atención al detalle.

Desde aquí era prácticamente todo cuesta abajo. La ruta es de 110 kilómetros, los 90 primeros van picando para arriba y en los 20 últimos y más en los 10 últimos bajas todo lo que has subido

Cuando faltaban cuatro o cinco kilómetros para llegar vimos Toledo al fondo, el casco antiguo rodeado por el Tajo y eso te motiva, parece que desaparece el cansancio, ver el destino y final de ruta parece que motiva especialmente.

Quisimos buscar un final exacto a la ruta y como David dijo partiendo de Alcázar de San Juan el final debía de ser en el Alcázar de Toledo, uno de los edificios más significativos de la ciudad por su historia.

Toledo tiene además el casco antiguo más grande de Europa, y la catedral más bonita de las pocas que conozco. Es una ciudad que siempre está llena de turistas pero es que además este día, 8 de diciembre, es el día de la Inmacula Concepción, día festivo en España por ser su patrona, las calles estaban especialmente llenas de turistas, iluminadas y decoradas.

La fotografía inicial de ruta no la hicimos hasta llegar al río Cigüela entre Villafranca y Alcázar por la niebla, pero la foto final en el Alcázar de Toledo casi que nos costó más por la de gente que había y la dificultad de querer sacar todo el edificio con la cámara.

Tuvimos que colocar el trípode metido en una calle perpendicular dar al temporizador y pedir a la gente que paseaba que no se cruzara, después de más de 8 intentos aceptamos una foto como buena y llamamos para quedar con las chicas para cambiarnos, dejar las bicis y comentar lo conseguido con ellas que habían pasado el día en Toledo con los niños.

Al irnos pasamos por el monumento al asedio del Alcázar y nos hicimos otra foto frente al ángel del Alcázar que nos pareció que se veía mejor el edificio aunque las mejores fotos fueron luego por la noche desde el parador nacional.

El Alcázar de Toledo alberga ahora a el museo del ejercito, antes estaba en Madrid y yo lo recuerdo siempre allí, cerca del museo del Prado y del Retiro, ahora desde que ha sido trasladado aquí ha sido suprimida gran parte de su colección al mismo tiempo que se ha aprovechado para eliminar parte de la historia de este edificio.

Si Toledo es reconocida por albergar a tres culturas en su ciudad al mismo tiempo, cristiana, musulmana y judia (esto también puede ser más una leyenda que una realidad dependiendo de a que historiador se lea), ahora muchos siglos después no somos capaces de juntar en un mismo museo a los personajes que intervinieron en el bando republicado y nacional en la guerra civil española, dentro de poco el Gral Moscardó desaparecerá de la historia del Alcázar. Gracias a la memoria histórica empezamos a olvidar cosas.

Para no hacer llegar a las chicas con los niños hasta el centro de Toledo paramos de grabar el track de la ruta aquí y bajamos a la estación de tren donde nos esperaban ellas para guardar las bicis, nos pusimos ropa limpia y seca, ya que estábamos empapados y nos fuimos a tomar un café caliente.

David tenía hambre, se comió todos los bocadillos que dejaron los niños y yo estaba helado. Justo al contrario de lo que pensamos que sería normal, yo hambriento y el con frío.

La próxima ruta provincial será la de Alcázar de San Juan - Albacete. Es algo más larga en kilómetros pero más llana, menos metros ascendidos. Como calculo que tardaremos unas 9 horas en terminarla, paradas incluídas, y teniendo en cuenta las horas de sol y los horarios de los trenes para volver a casa tendremos que esperar a que los días sean un poco más largos, pero para febrero, aunque sea a finales tendremos que lanzarnos para no retrasar las otras dos más duras, Cuenca y sobre todo Guadalajara.

Para terminar una de las mejores fotos de la ruta. Toledo de noche desde el parador.

martes, 6 de diciembre de 2011

Contagiando deporte.

Por ahora como excepción, pero con relación, aparecen Paula y Marcos en la carrera en la que han participado en el parque Alces de Alcázar de San Juan en el día de la Constitución.

La entrada no es de ciclismo y no soy el protagonista pero es de deporte y eso es lo que cuenta.

Paula a la que no la gusta mucho el deporte estaba ilusionada por participar en la carrera, ya nos había avisado de que tampoco iba a cansarse mucho, que lo que quería era participar y estar con sus amigos, y si además la daban una medalla o algún trofeo ya estaba más que satisfecha.

Marcos por el contrario iba a por el primer puesto. Por la noche me hizo buscar que categoría de atleta ocupaba por su edad, mirando todas de mayor a menor encontré que la más pequeña era alevín, pero esa categoría era la de Paula, la suya todavía es infantíl.

Cuando comenzaba su carrera yo todavía estaba recogiendo a Paula en la línea de llegada recogiendo su premio, una bebida Nestea y una camiseta de participación, al llegar deprisa a la meta no podía hacerle buenas fotos por amontonamiento de padres y me tuve que separar de la salida pero con una buena vista. Salió de los primeros entre los 20 primeros pero salió picado adelantando a todos los que pudo, cuando volví a verle y le pude hacer una foto ya iba entre los 10 primeros y al llegar a meta pasó el quinto.

Es más motivado que yo, más de un año en la bici y todavía termino, cuando lo hago, después del 150, él en su primera carrera termina el 5º con camiseta de recuerdo que yo pago en mis carreras y medalla que yo no tengo. Estas generaciones jóvenes vienen pisando fuerte. Le expliqué que la medalla tiene el color de la plata que es el segundo, y el bronce que es el tercero y si los suma es el 5º que es su posición, además de su número de la suerte, dentro de poco hará su blog..."más de 5 carreras en chandal."

domingo, 4 de diciembre de 2011

La Pedriza. Subida por las zetas desde Canto Cochino.

Hoy nos hemos hecho otro rutón de escaladores, 1001 metros, bonito número, en 34 kilómetros.

Tenía preparadas dos rutas, las dos empezaban en el centro de interpretación de la naturaleza en la entrada al parque de La Pedriza y hacían la famosa ruta de las Zetas de La Pedriza, una subiendo a La Nava y la otra sin este duro tramo.

Y antes de escribir la entrada comentar que me han dicho que está mal escrito pero según la RAE la última letra del abecedario "Z" se escribe zeta y no ceta.

Las dos rutas eran similares de 46 km y 1400 metros con la subida a La Nava y de 39 km y 1000 metros sin la subida.

Me parecía una ruta demasiado dura para Belén, yo montando muchísimo más que ella hasta hace muy poco no había pasado de los 1.000 metros pero confiaba en su fuerza y ganas para seguir sorprendiéndome. Además íbamos sin prisa, con llegar a comer a casa era suficiente y incluso yendo despacio nos debía dar tiempo a llegar.

Nos levantamos pronto, calculé por lo menos 5 horas de ruta con paradas incluídas y no podíamos demorarnos en empezar. Llegamos de los primeros al parque pero al llegar la dije a Belén que en vez de empezar en la entrada podíamos pasar con el coche hasta el aparcamiento de Canto Cochino, nos quitábamos unos 5 kilómetros de entrada y luego 5 kilómetros de salida que ya habíamos hecho hacía un año y de este modo el tiempo ganado en este primer tramo menos espectacular que el resto lo podíamos invertir en subir a La Nava Grande y darnos una visión mucho más impresionante de La Pedriza.

Descargamos las bicis y sin demora empezamos, por no perder tiempo y por entrar en calor, en todo el día no llegamos a los 5 grados y estuvimos pedaleando sobre la nieve a cero grados, bajando empapados en sudor y con esas temperaturas extremas

Subimos hasta el Prado de las Zorras y bajamos hasta el cruce del camino con el río Manzanares. Desde este punto que es el comienzo de las zetas hasta donde empieza la subida a La Nava Grande eran 12 tramos unos más largos y otros más cortos con distintas pendientes para pasar de los 1200 a los 1600 metros. Nos planteamos hacerlas descansando en cada dos tramos para que Belén no se quemara pronto, y de este modo subiendo y descansando pudiera superar el reto.

Lo bueno que tienen estas cuestas es que la inclinación no es exagerada, la máxima pendiente que subimos fue de un 11%, esto no significa que sea cosa de poco subir 1000 metros en una ruta circular de 34 kilómetros, por lo que al menos la mitad son cuesta abajo, es decir los 1.000 metros se suben realmente en 17 kilómetros, pero no son paredes insalvables, Belén no se bajó en la bici en ningún momento, salvo lógicamente para descansar, y el camino está realmente bien cuidado, limpio, ancho, cómodo... muy ciclable.


La Pedriza está cortada al tráfico, solo un número limitado de coches pueden pasar al mismo tiempo al parque y hasta un aparcamiento en donde nosotros lo dejamos en Canto Cochino, esto hace que los ruidos sean mínimos, la contaminación de vehículos nula, las rodadas de coches en los caminos inexistentes, y lo único con lo que nos cruzamos fue con un importante número de ciclistas y algún que otro senderista.
Cuando parábamos a descansar, comer y beber cada dos curvas nos podía pasar algún grupete y al arrancar los volvía a pasar yo sin dificultad, los veía lentos, casi que podía hacer como cuando paseas a un perrillo que da vueltas alrededor del dueño andando y corriendo tres veces más que este, la segunda vez que me pasó esto me di cuenta que el motivo es que ellos estaban subiendo del tirón y yo iba muy descansado, ellos iban con piñones muy grandes y yo con piñones pequeños por estar descansado, luego volvía a parar para esperar a Belén y me volvía a ocurrir lo mismo con otro grupo igual de cansado después de descansar yo.

Cuando empezamos la ruta se veía nieve en lo alto de algunas montañas pero no sabía exactamente a cual de ellas íbamos a subir, además por la parte de Navacerrada se veía algo más, nunca habíamos montado en bicicleta por la nieve y me hacía gracia.

La sensación primera fue de un terreno duro, la arena del camino estaba helada y cuando era arena suelta crujía bajo las ruedas con el peso de las bicis y ciclistas, luego al llegar a la zona de nieve la sensación fue de más inestabilidad, por lo menos en los tramos en los que estaba algo más dura, pero como íbamos subiendo y despacio nos acostumbramos bien al nuevo medio.

Cuando nos tocó bajar la sensación era distinta, más peligroso, primero por que no podíamos hacer frenadas fuertes, segundo porque la nieve podía tapar alguna zanja o surco en el camino o piedra y también se me hizo más resbaladizo, por esto bajamos muy despacio. Además Belén no está acostumbrada y después de la caída en el Camino de Santiago tiene mucho cuidado de no pasarse de frenada, lo más rápido que bajamos fue a 35, nada que ver con los 70 km/hora de la ruta de El Escorial el domingo anterior con David.

La subida a La Nava Grande no la hicimos completa, se nos empezaba a hacer tarde y el último tramo calculé por las líneas topográficas del mapa que las rampas iban a ser mucho más duras, además la nieve ya cubría todo el camino y el cansancio acumulado restaba fuerzas así que nos dimos la vuelta para hacer el descenso. Pero antes de volver al coche nos quedaba otra subida, otro repecho que no recordaba, bajar para cruzar otra vez el Manzanares por el puente de los manchegos y última subida esta vez al Collado de los Pastores.

Esto es lo que terminó de matar a Belén. Dicen que la cabeza es tan importante como las piernas en ciclismo y después de lo que pensaba que iba a ser regreso al coche bajando todavía queda coronar otros puertos.

Cuando llegamos al mirador, Collado de los Pastores, coincidimos con un grupo de unos 10 ciclistas que nos habían adelantado hacía un buen rato, todavía estaban hablando entre ellos de su próxima aventura en El Soplao, haciendo fotos del paisaje y preparándose para la bajada.

Entonces vi a uno de ellos que se empezó a colocar coderas, espinilleras, rodilleras, un casco integral, y ante tanto preparativo le pregunté si es que la bajada era tan sumamente peligrosa o era él quien iba a bajar sin frenos, me explicó que ellos la subida la hacían por el camino, el mismo que nosotros, pero la bajada la hacían por senderos entre los pinos y que después de varios accidentes y roturas le gustaba prepararse bien, todos los de este grupo iban con buenas bicis de doble suspensión preparadas para tragar baches.

Si para Belén la subida fue dura para mi lo fue la bajada, ha sido uno de los días que más frío he pasado en la bicicleta. Confundí los guantes en casa y llevaba uno de invierno y otro de verano, la chaqueta interior mojada con algo de sudor que empezaba a quedarse helado, y bajando a 30 o 40 km/hora sin dar pedales y gastar energía o generar calor corporal me estaba quedando realmente helado, lo que no me había cansado subiendo lo estaba sufriendo bajando.

Ahora era yo el que de vez en cuando tenía que parar para calentar los dedos de la mano derecha que empezaba a no sentir.

Además del único momento de duda y flaqueza que tuvo Belén en la segunda subida hubo un momento en el que se quejó algo de las piernas y es que ella hizo prácticamente toda la subida en molinillo, y subir 1.000 metros con plato pequeño y piñon grande es para terminar con gemelos y muslos destrozados , sin embargo menos al final que intenté darla un simulacro de masaje no tuvo ningún mal síntoma, por lo que sigo pensando que los productos que venden para evitar esto si que funcionan. En su botella de agua además de los polvos isostar, eché también unos para eliminar el ácido láctico en los músculos causante de los pinchazos musculares. Quizá esté confundido pero creo que sin esto hubiera tenido agujetas y calambres musculares en las subidas, no es posible que alguien cuyo reto estaba en subir una vez los molinos de Alcázar se meta 1.000 metros y no tenga problemas.

El nombre de La Pedriza no parece muy rebuscada ya que más que las fotos de árboles y bosque que he puesto las más representativas son estas grandes rocas de granito, muy utilizadas por los escaladores por las formas e impresionantes paredes que forman dando un llamativo aspecto. En otra foto sale el famoso Yelmo en el que es raro el día que no se vea a alguien escalando.

Pasando por aquí siempre recordamos las excursiones del colegio típicas de visita a La Pedriza, es raro el colegio de Madrid que estando estudiando las rocas en ciencias naturales no se haga una excursión aquí, luego la verdad es que la excursión es un mero día de bocadillos con los amigos del cole, saltar entre las piedras y ya si te llevas un balón lo que haces es cambiar los postes de las porterías por dos "formaciones graníticas".

Del parque de La Cuenca Alta del Manzanares y de la sierra Oeste de Madrid queda pendiente como mínimo otra ruta, la subida a la Bola del Mundo donde nace el río madrileño Manzanares, pero con la nieve que ya hay no se si podré hacerla ahora o tendré que esperar a la próxima primavera.

Cuando regresamos al coche había muchos más en el aparcamiento de los que había cuando llegamos nosotros que fuimos de los primeros, y para entrar en calor aunque teníamos prisa nos tomamos un rápido pero reconfortante caldito caliente que nos supo a gloria, además después de comer tanto dulce se hace imprescindible algo salado, me tengo que acostumbrar a llevar además de las barritas, frutas y geles unos frutos secos o algo que tenga sal.

Después de esta ruta, de la anterior a El Escorial, la anterior a Alcaraz, la anterior a la Calderina, lo que me apetece ahora es llanear, hacer una ruta de 70, 80 o 100 kilómetros pero de escaso desnivel, volver a los orígenes antes de dejar la bici por Navidad. Luego en enero ya veremos por que zonas nos movemos sabiendo que me dejo pendiente al menos una ruta en Madrid, varias en Alcaraz, alguna en Puerto Lápice y todas las que quiera hacer o repetir que ya van siendo unas pocas.

Quizá un día de estos y mirando la dirección y fuerza del viento nos animemos a hacer la segunda ruta provincial para unir Alcázar de San Juan con una capital de provincia manchega, que no sea Ciudad Real que ya la tenemos hecha.

Si no pasa nada y el viento nos es favorable la próxima salida a Toledo.