domingo, 4 de diciembre de 2011

La Pedriza. Subida por las zetas desde Canto Cochino.

Hoy nos hemos hecho otro rutón de escaladores, 1001 metros, bonito número, en 34 kilómetros.

Tenía preparadas dos rutas, las dos empezaban en el centro de interpretación de la naturaleza en la entrada al parque de La Pedriza y hacían la famosa ruta de las Zetas de La Pedriza, una subiendo a La Nava y la otra sin este duro tramo.

Y antes de escribir la entrada comentar que me han dicho que está mal escrito pero según la RAE la última letra del abecedario "Z" se escribe zeta y no ceta.

Las dos rutas eran similares de 46 km y 1400 metros con la subida a La Nava y de 39 km y 1000 metros sin la subida.

Me parecía una ruta demasiado dura para Belén, yo montando muchísimo más que ella hasta hace muy poco no había pasado de los 1.000 metros pero confiaba en su fuerza y ganas para seguir sorprendiéndome. Además íbamos sin prisa, con llegar a comer a casa era suficiente y incluso yendo despacio nos debía dar tiempo a llegar.

Nos levantamos pronto, calculé por lo menos 5 horas de ruta con paradas incluídas y no podíamos demorarnos en empezar. Llegamos de los primeros al parque pero al llegar la dije a Belén que en vez de empezar en la entrada podíamos pasar con el coche hasta el aparcamiento de Canto Cochino, nos quitábamos unos 5 kilómetros de entrada y luego 5 kilómetros de salida que ya habíamos hecho hacía un año y de este modo el tiempo ganado en este primer tramo menos espectacular que el resto lo podíamos invertir en subir a La Nava Grande y darnos una visión mucho más impresionante de La Pedriza.

Descargamos las bicis y sin demora empezamos, por no perder tiempo y por entrar en calor, en todo el día no llegamos a los 5 grados y estuvimos pedaleando sobre la nieve a cero grados, bajando empapados en sudor y con esas temperaturas extremas

Subimos hasta el Prado de las Zorras y bajamos hasta el cruce del camino con el río Manzanares. Desde este punto que es el comienzo de las zetas hasta donde empieza la subida a La Nava Grande eran 12 tramos unos más largos y otros más cortos con distintas pendientes para pasar de los 1200 a los 1600 metros. Nos planteamos hacerlas descansando en cada dos tramos para que Belén no se quemara pronto, y de este modo subiendo y descansando pudiera superar el reto.

Lo bueno que tienen estas cuestas es que la inclinación no es exagerada, la máxima pendiente que subimos fue de un 11%, esto no significa que sea cosa de poco subir 1000 metros en una ruta circular de 34 kilómetros, por lo que al menos la mitad son cuesta abajo, es decir los 1.000 metros se suben realmente en 17 kilómetros, pero no son paredes insalvables, Belén no se bajó en la bici en ningún momento, salvo lógicamente para descansar, y el camino está realmente bien cuidado, limpio, ancho, cómodo... muy ciclable.


La Pedriza está cortada al tráfico, solo un número limitado de coches pueden pasar al mismo tiempo al parque y hasta un aparcamiento en donde nosotros lo dejamos en Canto Cochino, esto hace que los ruidos sean mínimos, la contaminación de vehículos nula, las rodadas de coches en los caminos inexistentes, y lo único con lo que nos cruzamos fue con un importante número de ciclistas y algún que otro senderista.
Cuando parábamos a descansar, comer y beber cada dos curvas nos podía pasar algún grupete y al arrancar los volvía a pasar yo sin dificultad, los veía lentos, casi que podía hacer como cuando paseas a un perrillo que da vueltas alrededor del dueño andando y corriendo tres veces más que este, la segunda vez que me pasó esto me di cuenta que el motivo es que ellos estaban subiendo del tirón y yo iba muy descansado, ellos iban con piñones muy grandes y yo con piñones pequeños por estar descansado, luego volvía a parar para esperar a Belén y me volvía a ocurrir lo mismo con otro grupo igual de cansado después de descansar yo.

Cuando empezamos la ruta se veía nieve en lo alto de algunas montañas pero no sabía exactamente a cual de ellas íbamos a subir, además por la parte de Navacerrada se veía algo más, nunca habíamos montado en bicicleta por la nieve y me hacía gracia.

La sensación primera fue de un terreno duro, la arena del camino estaba helada y cuando era arena suelta crujía bajo las ruedas con el peso de las bicis y ciclistas, luego al llegar a la zona de nieve la sensación fue de más inestabilidad, por lo menos en los tramos en los que estaba algo más dura, pero como íbamos subiendo y despacio nos acostumbramos bien al nuevo medio.

Cuando nos tocó bajar la sensación era distinta, más peligroso, primero por que no podíamos hacer frenadas fuertes, segundo porque la nieve podía tapar alguna zanja o surco en el camino o piedra y también se me hizo más resbaladizo, por esto bajamos muy despacio. Además Belén no está acostumbrada y después de la caída en el Camino de Santiago tiene mucho cuidado de no pasarse de frenada, lo más rápido que bajamos fue a 35, nada que ver con los 70 km/hora de la ruta de El Escorial el domingo anterior con David.

La subida a La Nava Grande no la hicimos completa, se nos empezaba a hacer tarde y el último tramo calculé por las líneas topográficas del mapa que las rampas iban a ser mucho más duras, además la nieve ya cubría todo el camino y el cansancio acumulado restaba fuerzas así que nos dimos la vuelta para hacer el descenso. Pero antes de volver al coche nos quedaba otra subida, otro repecho que no recordaba, bajar para cruzar otra vez el Manzanares por el puente de los manchegos y última subida esta vez al Collado de los Pastores.

Esto es lo que terminó de matar a Belén. Dicen que la cabeza es tan importante como las piernas en ciclismo y después de lo que pensaba que iba a ser regreso al coche bajando todavía queda coronar otros puertos.

Cuando llegamos al mirador, Collado de los Pastores, coincidimos con un grupo de unos 10 ciclistas que nos habían adelantado hacía un buen rato, todavía estaban hablando entre ellos de su próxima aventura en El Soplao, haciendo fotos del paisaje y preparándose para la bajada.

Entonces vi a uno de ellos que se empezó a colocar coderas, espinilleras, rodilleras, un casco integral, y ante tanto preparativo le pregunté si es que la bajada era tan sumamente peligrosa o era él quien iba a bajar sin frenos, me explicó que ellos la subida la hacían por el camino, el mismo que nosotros, pero la bajada la hacían por senderos entre los pinos y que después de varios accidentes y roturas le gustaba prepararse bien, todos los de este grupo iban con buenas bicis de doble suspensión preparadas para tragar baches.

Si para Belén la subida fue dura para mi lo fue la bajada, ha sido uno de los días que más frío he pasado en la bicicleta. Confundí los guantes en casa y llevaba uno de invierno y otro de verano, la chaqueta interior mojada con algo de sudor que empezaba a quedarse helado, y bajando a 30 o 40 km/hora sin dar pedales y gastar energía o generar calor corporal me estaba quedando realmente helado, lo que no me había cansado subiendo lo estaba sufriendo bajando.

Ahora era yo el que de vez en cuando tenía que parar para calentar los dedos de la mano derecha que empezaba a no sentir.

Además del único momento de duda y flaqueza que tuvo Belén en la segunda subida hubo un momento en el que se quejó algo de las piernas y es que ella hizo prácticamente toda la subida en molinillo, y subir 1.000 metros con plato pequeño y piñon grande es para terminar con gemelos y muslos destrozados , sin embargo menos al final que intenté darla un simulacro de masaje no tuvo ningún mal síntoma, por lo que sigo pensando que los productos que venden para evitar esto si que funcionan. En su botella de agua además de los polvos isostar, eché también unos para eliminar el ácido láctico en los músculos causante de los pinchazos musculares. Quizá esté confundido pero creo que sin esto hubiera tenido agujetas y calambres musculares en las subidas, no es posible que alguien cuyo reto estaba en subir una vez los molinos de Alcázar se meta 1.000 metros y no tenga problemas.

El nombre de La Pedriza no parece muy rebuscada ya que más que las fotos de árboles y bosque que he puesto las más representativas son estas grandes rocas de granito, muy utilizadas por los escaladores por las formas e impresionantes paredes que forman dando un llamativo aspecto. En otra foto sale el famoso Yelmo en el que es raro el día que no se vea a alguien escalando.

Pasando por aquí siempre recordamos las excursiones del colegio típicas de visita a La Pedriza, es raro el colegio de Madrid que estando estudiando las rocas en ciencias naturales no se haga una excursión aquí, luego la verdad es que la excursión es un mero día de bocadillos con los amigos del cole, saltar entre las piedras y ya si te llevas un balón lo que haces es cambiar los postes de las porterías por dos "formaciones graníticas".

Del parque de La Cuenca Alta del Manzanares y de la sierra Oeste de Madrid queda pendiente como mínimo otra ruta, la subida a la Bola del Mundo donde nace el río madrileño Manzanares, pero con la nieve que ya hay no se si podré hacerla ahora o tendré que esperar a la próxima primavera.

Cuando regresamos al coche había muchos más en el aparcamiento de los que había cuando llegamos nosotros que fuimos de los primeros, y para entrar en calor aunque teníamos prisa nos tomamos un rápido pero reconfortante caldito caliente que nos supo a gloria, además después de comer tanto dulce se hace imprescindible algo salado, me tengo que acostumbrar a llevar además de las barritas, frutas y geles unos frutos secos o algo que tenga sal.

Después de esta ruta, de la anterior a El Escorial, la anterior a Alcaraz, la anterior a la Calderina, lo que me apetece ahora es llanear, hacer una ruta de 70, 80 o 100 kilómetros pero de escaso desnivel, volver a los orígenes antes de dejar la bici por Navidad. Luego en enero ya veremos por que zonas nos movemos sabiendo que me dejo pendiente al menos una ruta en Madrid, varias en Alcaraz, alguna en Puerto Lápice y todas las que quiera hacer o repetir que ya van siendo unas pocas.

Quizá un día de estos y mirando la dirección y fuerza del viento nos animemos a hacer la segunda ruta provincial para unir Alcázar de San Juan con una capital de provincia manchega, que no sea Ciudad Real que ya la tenemos hecha.

Si no pasa nada y el viento nos es favorable la próxima salida a Toledo.

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