miércoles, 1 de mayo de 2013

Geocaching en Aranjuez.

Como no tenemos los cuerpos para andar, todo lleno de dolores de espaldas y piernas, y queríamos aprovechar el día festivo nos fuimos Marcos y yo a hacer geocaching mientras Belén descansa y se recupera y Paula pasaba el día con sus amigas.

La idea era ir a Aranjuez para buscar los caches o tesoros que no fueran micros para poder hacer intercambio de objetos, dejar unas monedas y conocer un poco más de esto que siendo autodidacta en cada salida aprendemos algo.

Descargando las coordenadas en el GPS vi que había uno nuevo cerca de casa, en el observatorio de La Hita y como el anterior había dejado una moneda que no tenemos pues nos desviamos para asegurarnos un buen premio. En el observatorio el dueño conocía el juego y nos preguntó si lo habíamos encontrado y nos advirtió del peligro de un pozo cercano, todo genial y empezaba bien el día.

Desde aquí y después de sufrir por un camino para salir a la carretera de Quero-La Puebla que estaba lleno de agua por el riego nos fuimos a Aranjuez a ver si las predicciones de lluvia no se cumplían y podíamos tener un buen día de búsqueda.

Empezamos el recorrido al revés de como lo tenía pensado y el primero en la estación de tren que no conocía lo encontramos rápido a la primera. No sabíamos que intercambiar y cambiamos un bolígrafo por otro además de dejar una moneda.

Al segundo era más complicado llegar, estaba en un camino a la orilla del río y dejamos el coche al otro lado, para llegar tuvimos que cruzar el río por el único sitio que vimos cercano, las vías del tren, en mitad del puente movieron las vías y nos dieron un susto por si venían alguna máquina y cruzamos corriendo al otro lado para llegar al cache.

Estuvimos mirando un buen rato pero no encontramos nada, luego en casa he visto que estuvimos mirando bien en el sitio pero como ya nos ha pasado otras veces de no encontrar lo que si estaba intentaremos volver en otra ocasión.

El tercero estaba en lo alto de una montaña de un parque, desde arriba hay unas bonitas vistas de todo Aranjuez pero empezó a llover, le pregunté a Marcos si subiamos o nos esperábamos y lloviendo nos fuimos para arriba. La subida fue divertida, riéndonos y echando carreras entre nosotros para llegar el primero. Lo encontramos fácilmente, todo algo húmedo pero bien, era más pequeño de lo que pensaba y dentro no había casi nada, pero quisimos dejar una moneda nuestra. Cuando bajamos al coche me dijo Marcos que se le había olvidado dejar la moneda pero ya era demasiado tarde para volver a subir y menos lloviendo.

El cuarto fue otra decepción, cruzamos otra vez el Tajo y al final casi en la ctra. a Madrid paramos en una rotonda, estuvimos apartando pinchos, cardos y un montón de plantas asquerosas sin éxito, vimos varios sitios donde podría estar pero allí no vimos nada. Por la hora que era y que habíamos pasado por la puerta de un Telepizza para llegar a este pensamos en ir para otro cache cercano y buscar y comer todo en uno.

Aparcamos el coche y nos acercamos al puente principal que hay frente al palacio de Aranjuez, allí estuvo Marcos entretenido con un gato con pinta de pocos amigos, que mala leche tenía el gato, y cuando parecía que era otro para no encontrar me acordé de una foto y un comentario y empecé a buscar una cuerda, cuando la vi recordé que había que tirar de la cuerda y debajo de una arqueta de agua apareció un recipiente que escondía el tesoro. Era todo guarrerías oxidadas, llaveros oxidados, muñecos enanos, y otras chatarras, no quisimos ser igual de tacaños y dejamos una mini navaja automáticas muy chula tipo llavero y no recuerdo si además una moneda para que el próximo se llevara una alegría.

Y por fin comimos, no había restaurante en el Telepizza, solo 5 mesas pequeñas fuera y solo una debajo de un árbol sin mojar, así que nos sentamos en la terraza solos frente al palacio con el Sol que había salido y nuestra comida nos lo pasamos también genial.

Nos hicimos fotos, nos reimos, y hablamos de nuestras cosas, el Madrid que había sido eliminado, de Star Wars que estamos viendo juntos, de Indiana Jones que ya tenemos superado y por su puesto de los caches que habíamos encontrado y no encontrado.

Desde aquí nos fuimos a los más alejados de Aranjuez para ir en coche, tardar menos y aprovechar al máximo la poca batería que le quedaba al GPS, no había traído la de reserva y no quedaba mucho.

El primero en le Puente de la Reina. Otra decepción, buscamos y buscamos y cuando leí la pista supe en donde estaba, debajo del puente pero no había manera de bajar, todo lleno de cardos, de enredaderas y de zarzas, lo intentamos por un lado pero nada, vuelta para atrás encerrados entre la maleza, este estoy seguro que en otra época del año o si hubiera ido yo con otro calzado y con las polainas hubiéramos bajado y encontrado pero desistimos.

El siguiente si lo encontramos pero respecto a los pinchos más de lo mismo, nos costó un buen rato apartar pinchos y pisar cardos para poder llegar, en la base del río estaba el tesoro bien protegido con tres bolsas de plástico para que no se mojara. Dentro había un mechero, una pulsera, y algunas cosillas más, dejamos una moneda y no cogimos nada, nos hace más ilusión encontrarlo y ver las cosas que coger algo, por lo menos ya solo cogemos si nos gusta realmente algo, no como al principio que cogíamos cualquier caso casi como una obligación.

Al último que llegamos tuvimos que andar un poco más, estuvimos como dicen en Alcázar penando hasta llegar a un árbol pero al llegar resulta que no estaba allí, había que cruzar un río pero es que no era río era un camino inundado de agua, el río estaba un poco más lejos, volvimos a cruzar y apartando más maleza llegamos a la zona. Fue un día en general de muchos pinchos, de sufrir para llegar al sitio en los últimos metros, unos últimos metros asquerosos de plantas.

Estando en este último Marcos me dijo que las plantas que nos pinchaban terminaban de una forma igual que los espárragos que le obligué a comerse hacía dos noches para cenar, entonces me fijé y efectivamente eran esparragueras, yo nunca las había visto pero este invierno pasado en una ruta en Rivas Vaciamadrid mi padre me enseñó la planta y me dijo que de ahí nacían los espárragos, no tenía ni idea de a que se refería pero esa era la misma planta pero ahora terminando en espárragos. Fue Marcos el que se dio cuenta.

Empezó a coger espárragos hasta juntar un manojo pero el GPS empezaba a pitar y todavía estabamos a unos metros del cache y quería llegar con batería además de hacerse algo tarde, nos fuimos con un pequeño manojo y encontramos el último cache donde no cogimos nada y dejamos otra moneda, la zona estaba muy sucia de bolsas de basura, pero el sitio si era bonito.

Volvimos a casa muy contentos los dos, me entró el sueño y le invité a un batido para tomarme yo un café, y pasamos un buen día juntos.

Yo además probé unas zapatillas que hacía tiempo que no me ponía, para el Camino de Santiago del 2010 me compré las botas de montaña para montar en bici, pensando en que iba a empujar más la bici que dar pedales como así pasó, y otras similares pero en zapatillas y de verano para el final de etapa, pues esas son geniales para la prueba de El Soplao, son una mezcla entre zapatilla de montaña pero de verano y muy ligeras casi como chanclas que tienen la suela fuerte pero no me rozan en ningún sitio. La idea era al terminar el geocaching acercarme a una tienda a comprarme unas nuevas para la prueba de dentro de tres semanas pero ya no hace falta, reutilizo estas que están casi nuevas y solucionado los problemas de tobillo, ahora solo queda la espalda y el talón de Belén que tiene peor solución.

1 comentario:

Club de Frontenis de Tomelloso dijo...
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