domingo, 28 de abril de 2013

Senderismo en La Pedriza. Hasta la Nava Grande.

Llevabamos muchas semanas retrasando esta ruta y por fin hemos podido ir a andar a La Pedriza, mi sitio favorito de los conocidos hasta ahora.

La idea era llevar a Marcos y el abuelo hasta el comedero de los buitres, que tiene un mirador precioso en días despejados de toda La Pedriza y también de Madrid en el horizonte y subir Belén y yo hasta La Nava Grande.

Desde el aparcamiento de Cantocochino hasta el comedero de los buitres hay unos 7 kilómetro haciendo las zetas pero Marcos y yo intentamos no hacer todas las zetas y adelantar por pequeños senderos, hacíamos menos kilómetros aunque un poco más duros. Marcos lo hacía por ser más divertido y yo porque las botas me han terminado romper el tobillo y desde que empiezo voy cojeando.

A mitad de la subida Marcos ya decía que estaba cansado, yo creo que aburrido, y hablando de Star Wars y entretenidos con encontrarnos una lagartija aletargada por las bajas temperaturas llegamos hasta el mirador de el comedero de los buitres.

Antes de llegar unos excursionistas nos preguntaron por el final del camino y les expliqué que era una circular como mínimo de 25 kilómetros o de hasta algo más de 50 dependiendo de la ruta que eligieran y que no llevaban ni 7, cuando se iban a dar la vuelta les dije que a 300 metro estaba el mirador y que si miraban a su izquierda verían un rebaño de cabras montesas que estaban allí pastando.

Yo ya había coincidido con las cabras en otra salida, aquella en bici, por La Pedriza pero esta vez estaban mucho más cerca, y este mismo rebaño lo vimos en otras dos ocasiones en otros sitios según íbamos avanzando.

Cuando llegamo arriba coincidimos con otro chaval que se notaba que andaba mucho y rápido pero que tampoco conocía La Pedriza y le explicamos que la circular era mucho, no tenía tanto tiempo pero si quería hacer la subida a La Nava Grande igual que nosotros y añadir otro 6 kilómetro de subida y otros tantos de bajada a la ruta.

Nos hicimos las típicas fotos mientras comentábamos entre todos que anunciaban mal tiempo, lluvias incluso nieve y que sin embargo hacía un Sol radiante y un día estupendo, mientras el "amigo" se comía un bocata nosotros empezamos a subir.

Marcos decía que estaba cansado pero el abuelo no se quería quedar abajo y intentó forzar a Marcos para que subiera con él. Al principio estaba cansado luego empezamos a ir más entretenido entre la nieve del camino, los agujeros del camino, y las historias de la mili del abuelo.

Cuando estábamos a unos pocos metros del final nos adelantó el amigo de abajo, nosotros nos reguardábamos detrás de una roca para comernos el bocata al resguardo ya que estaba empezando a nevar más fuerte y la temperatura había bajado mucho. Y el chico se fue creíamos que para abajo, pero se resguardó en otras rocas para descansar antes de bajar.

Empezaron todos a bajar mientras yo buscaba el único cache que finalmente íbamos a buscar, algunos estaban separados unos metros y no queríamos perder tiempo en lo que nos importa ahora que es el entrenamiento para andar durante horas, kilómetro y desnivel. Cuando quise encontrarlo y firmar y volver a esconderlo me tocó empezar a correr, cojeando y corriendo para abajo hasta que adelanté primero al amigo que salía de detrás de unas piedras y luego a Belén, Marcos y el abuelo que bajaban tranquilamente por las zetas de La Nava Grande.

Cuando los alcancé ya no tenía necesidad de ir tan deprisa y volví a cojear, no podía dar un paso normal, las botas me matan. Las compré para montar en bici hace 3 años para el Camino de Santiago y solo las había utilizado para montar entonces en bici y ahora para andar me están destrozando el pie, con estas botas tal y como me han dejado el tobillo no hago ni 10 kilómetros en El Soplao.

Marcos y el abuelo bajaban más rápido sin hacer las zetas, cruzando los pasos y caminos por senderos y Belén y yo arrastrábamos los pies intentando no quedarnos muy atrás, porque ni teníamos cobertura en el móvil ni batería en los walkis talkies por estar el día anterior Marcos jugando con ellos y no ponerlos en carga por la noche.

Cuando llegamos de nuevo al Comedero de los Buitres escuché a lo lejos voces de Marcos, pero venían de la derecha, dirección contraria que tenían que coger para llegar al coche, en esa dirección iban a hacer todavía otros 20 kilómetro en vez de 6 o 7 y una parte de ellos cuesta arriba, no podía llamarlos, gritaba y no me oían, no tenía fuerzas para ir a por ellos y volver, no tenía ninguna forma de comunicarme con ellos pero sabía que estaban perdidos.

Se que mi padre no se orienta mal, y que cuando se diera cuenta cogería el río que baja hasta el Puente de los Franceses pero primero tenía que darse cuenta de que iba mal, luego pensar en que condiciones estaría esa bajada, y luego pensar en el cansancio de Marcos, pero arrastrando literalmente mis pies y Belén en el mismo o peor estado que yo tampoco podíamos ir a su rescate.

Bajábamos comentado lo complicado que iba a ser encontrarnos cuando vimos que detrás nuestra venían los dos casi corriendo, o andando al doble de velocidad que nosotros. Habían andado casi dos kilómetros marcha atrás y otros dos de vuelta y sin embargo venían tan frescos, y Belén y yo destrozados. Nos comentaron lo sucedido y como se habían dado cuenta que iban mal al tomar un atajo en una bajada de una zeta que salió más adelante de lo que correspondía.

La bajada desde aquí la hicimos más o menos juntos, de vez en cuando Marcos y mi padre se iban adelantando y luego nos esperaban, pero sin separarnos demasiado. Improvisamos por otro tramo y pasamos por un sendero chulo, y es que cualquier sitio de La Pedriza tiene unos paisajes preciosos, ya me prometí en la bici que cuando pudiera traería a la familia aquí y todavía tenemos que descubrir más sitios de La Pedriza, subir al Yelmo, hacer geocaching aquí y todo lo que se nos ocurra para disfrutar de estos paisajes.

Nos salió una ruta de más de 25 kilómetros y 1.000 metro de desnivel, lo que corresponde a media ruta de El Soplao, cada vez estoy más seguro que mi padre se lo puede hacer, también Marcos si no fuera porque no está autorizado a inscribirse, por mucho que me presione para que le deje participar, pero Belén y yo no podemos, tengo que hacer pruebas a cambiar de calzado el problema es que no quedan dos fines de semana de entrenamiento y el tercero es la prueba, con calzado nuevo no se debe ir pero con calzado que haga tanto daño tampoco, buscaré una alternativa.

No hay comentarios: