martes, 31 de julio de 2012

Nederland día 0. Nos vamos a Rotterdam y nos organizamos.

El primer día de nuestro viaje a Los Países Bajos era uno de los más complicados, teníamos muchas dudas y dependiendo de como resolviéramos algunos problemas o cabos sueltos así tendríamos que continuar el resto de los días.

La organización del desplazamiento a Barajas la decidimos unos días antes y estaba todo calculado. Salíamos desde Alcázar con una furgoneta del cuñado de David con las 4 bicicletas embaladas en cajas, él cuñado y su hermana una vez nos dejaran en Barajas se volverían a Alcázar, necesitábamos su apoyo logístico para no tener que dejar dos coches en Madrid 10 días aparcados y además tener que llevar cada uno sus dos bicis en la baca del coche o en el maletero con los asientos tumbados y una cuerda tipo chapuza con riesgo de multa, etc.

Como el sábado nosotros estuvimos en Madrid y dejamos a los niños con los abuelos el viaje y la preparación durante el día fue rápida y también muy cómodo.

Salimos de Alcázar y llegamos a Madrid a la casa de mis padres para despedirnos de los niños y que mi padre nos llevara al aeropuerto.

Durante el trayecto llamé a la compañía para confirmar la terminal de salida y me dijeron que la T1, llegamos, bajamos las cajas, bajamos el equipaje, comprobamos que llevábamos todo, dejamos todas las llaves a mi padre y nos quedamos solo con la de su casa ya que a la vuelta él estaría en la playa con los niños.

Aquí ya nos quedamos solos los 4, mi padre de camino a Vallecas, la furgoneta de camino a Alcázar y nosotros teníamos que buscar el mostrador para facturar las bicicletas.

Preguntamos en información y nos dijeron dos mostradores, el 213 y 214, nos colocamos en la fila y allí había gente que iba a Londres y a Rotterdam los dos con la misma compañía que nosotros Transavia.

Faltaba más de una hora para que empezaran a admitir equipaje y estuvimos hablando, haciendo unas fotos hasta que llegó la chica del mostrador para facturar las maletas de toda la fila, algunos les decía que si y a otros que no, entonces descubrimos que a los que decía que no eran a los de Rotterdam, resulta que no sabía para que vuelo la habían puesto y después de consultar dijeron que los de Rotterdam eran en otro mostrador, así que además de “enfadarnos” nosotros por la información errónea que nos habían dado se cabrearon con nosotros todos los que llegaron después y les dijimos que estaban bien en esta cola.

Cuando nos tocó a nosotros enseñé el billete único que llevaba yo con el nombre de los 4 y que incluía el precio de las cajas de las bicicletas ida y vuelta y nos pidieron los DNI a los 4 pero como no cabían por la cinta transportadora nos pidió que la acompañáramos hasta otra compuerta mucho más grande para llevar grandes bultos.

Allí abrió otro hueco y nos pidió que metiéramos nosotros las cajas, esto nos dio alegría pues en las cajas además de las bicicletas iban los transportines, el carro, las alforjas, maletas, y todos los bultos de los 4, no se con exactitud lo que pesaba cada caja pero calculo que uno 35 o 40 kilos por caja. Las levantamos como si fueran peso pluma y la pregunté a la chica que si las iban a tratar bien ya que éramos corredores profesionales que íbamos a una gran prueba y las bicicletas tenían que llegar en perfecto estado, nos aseguró que las iban a cuidar y que llegarían bien. Menudos cuerpos de profesionales que lucimos los 4.

Una vez hecho esto nos dirigimos al acceso de pasajeros y pasamos el control del escáner sin problemas, todas las herramientas, clavos, destornilladores, navajas, colonias, champús, estaban dentro de las cajas de las bicicletas.

Nos tocó esperar otra hora, y es que íbamos con mucho tiempo, la última vez que fuimos Belén y yo a Dublín nos tocó correr literalmente con las maletas a cuestas de la T4 a la T1 para poder llegar y coger el avión por un pequeño error de no saber el horario y sitio de salida.

Unos minutos antes de poder embarcar llegó nuestro avión que “aparcó” en la puerta asignada y vimos desde el ventanal como se acercaba un “coche-tren” lleno de maletas y en el último vagón 4 cajas grandes de cartón, nuestras bicicletas.

Ver que las iban a subir nos dio la primera y momentánea alegría, íbamos a tener bicicletas a nuestra llegada a Rotterdam, vemos como aparca el tren debajo del avión y como se acercan dos operarios a nuestras cajas, las miran, hablan entre ellos y desde lo lejos vemos como las empujan, ruedan por el aire y caen dando vueltas al suelo, así las 4 bicicletas. Se nos quedó una cara a David y a mi que era para hacernos una foto, les llamé todo lo que sabía llamar a una persona, a ellos y a todos sus familiares vivos, muertos y por nacer.

Vale que para ellos no es más que mercancía y bultos parte de su equipaje, pero para mi es una bici que me ha costado un pastón, que la quiero para más veces y especialmente ahora para este viaje y un desgraciado las estaba tirando y haciendo rodar por el suelo.

Las chicas estaban en la cola embarcando y nos llamaban diciéndonos que subiéramos y que dejáramos de mirar por el ventanal por no poder hacer nada pero nosotros no nos podíamos despejar de los cristales viendo a los animales lanzar las cajas por el suelo.

El avión despejó de la T4, no se para que embarcamos en la T1 cuando se recorrió todas las pistas como si fuera por una carretera hasta la T4, yo hacía bromas diciendo que a este paso íbamos a llegar tarde a Rotterdam o que como siguiera así cuando quiera despegar íbamos a llegar a Segovia.

El vuelo como estaba estipulado duro desde las 21:00h. que nos subimos hasta las 23:00h. que nos bajamos, habíamos pasado la primerísima prueba pero todavía nos quedaban muchas para terminar el largo día que nos esperaba.

Llegamos y después de enseñar el DNI en el pequeño aeropuerto de Rotterdam-La Haya, porqué allí en vez de hacer un aeropuerto para cada provincia los comparten entre ciudades próximas y comparten también el nombre para evitar envidias de si es mio o tuyo, llegamos a la única cinta para recoger las maletas, en nuestro caso cajas, pero por el tamaño las traían unos operarios empujándolas y arrastrándolas por el suelo.

Nos las dieron y nos las llevamos a una esquina del aeropuerto donde no estorbaran, y comenzar la segunda parte de la historia. ¿dónde montábamos las bicicletas? ¿cómo nos las llevábamos al albergue? ¿qué hacíamos con las cajas? etc.

Visto lo visto en el aeropuerto de Barajas pensamos que conservar las cajas era una cosa imprescindible y se me ocurrió que si encontrábamos un taxi grande con baca o un taxi furgoneta podríamos llevar las bicicletas directamente al albergue dentro de las cajas y al día siguiente después de dormir montarlas tranquilamente.

Teníamos una reserva para una noche (esta primera noche) en Las Casas Cubo, un conocido y original albergue económico pero muy original en el centro de Rotterdam. Por mail y con mi mal inglés les había pedido por favor que nos guardaran las cajas durante 8 días y que al regreso del tour el último día volveríamos a alquilar una noche y recogeríamos las cajas, incluso había llegado a decir que estábamos dispuestos a pagar algo por guardarnos las cajas y tenía la aceptación por parte del albergue en un mail que me llevé impreso por si había luego dudas pero algo nos decía a David y a mi que me habían respondido sin entender bien la pregunta y no nos fiábamos de la respuesta recibida.

Primero salimos a la calle Carolina y yo para buscar un taxi pero tipo furgoneta solo había uno y estaba concertado pues el chofer buscó a los clientes que le habían contratado, luego pasamos y salimos David y yo mientras ellas vigilaban las cajas y vimos otro taxi-furgoneta enorme también concertado y con mi escaso inglés le pedimos que después de hacer el viaje concertado que volviera a por nosotros para hacer otro porte, pero no le interesó al hombre y nos quedamos sin nada, a los 15 minutos el aeropuerto se quedó vacío.

Cerraron todo y solo quedamos un vigilante, un operario de la limpieza, un chico solo y nosotros cuatro.

Con todo el aeropuerto para nosotros empezamos a abrir cajas, la opción de llevarlas enteras al albergue se esfumó, y empezamos a sacar alforjas, ropa suelta, herramientas, ruedas, manillares, pedales…

Las bicicletas dentro de las cajas deben ir con la rueda delantera quitada, puesta no cabe, las dos ruedas desinfladas debido a que por la diferencia de presión durante el vuelo pueden explotar, y pregunté en un foro de viajeros que siguiendo la misma teoría las horquillas delanteras y trasera de las suspensiones que son de aire también deben de vaciarse y como no me respondieron las quitamos el aire por si acaso, además creo que con todo el aire no caben en la caja.

Formamos un “pisto” de piezas en medio del aeropuerto grande de verdad, comenté a estos que estaba seguro que al regreso en Barajas no nos iban a dejar hacer esto y ocupar nosotros medio aeropuerto y menos a las 09:00h. de la mañana que era la hora a la que regresaríamos dentro de 9 días.

Finalmente y después de dos horas y cuarto terminamos de montar bicicletas y carro. Parece mucho pero es inflar con un bombín 9 ruedas (2X4 bicis + 1 carro) inflar las horquillas de 4 bicis, y dos de ellas dobles, montar 4 manillares, montar 8 pedales, luces, meter todas las cosas en las alforjas.

Al terminar me empecé a poner nervioso de las cosas que ya nos faltaban, primero David tenía una rueda pinchada… no es normal, la tenía bien en España, la desinflamos aposta para meterla en la caja y ya está pinchada. Al rato descubrimos que también la otra y una de Belén también perdió todo el aire que la di. Dos pulpos que quería llevar yo para sujetar las esterillas y alforjas en mi transportín se quedaron en Alcázar en la casa de David, mi bote de agua en el coche aparcado en Vallecas y el GPS que no cogía cobertura ni en el avión ni en el aeropuerto no tenía los mapas de “Benelux” (Belgica, Países Bajos y Luxemburgo) que tenía en mi ordenador de Alcázar.

Y todo esto para empezar, eran más de la 01:00h. todavía estábamos a 8 kilómetros del albergue concertado y teníamos 4 cajas enormes llenas de plásticos protectores que no queríamos tirar ni perder por nada del mundo pero tampoco sabía que hacer ni donde llevar las cajas.

David sugirió que nos quedáramos a dormir en el aeropuerto, literalmente tirados en el suelo, total estábamos solos, ni el vigilante ni el de la limpieza nos decían nada, era muy tarde para ir a ningún sitio, pero más tarde aún en un país en el que todo está cerrado desde hace muchas horas, las calles están desérticas y un hombre en el avión cuando subíamos en Barajas nos advirtió que tuviéramos mucho cuidado por la noche en Rotterdam que nos podían quitar las bicis y a hasta a las chicas si no andábamos listos.

Yo estaba nervioso por salir, por empezar a hacer algo, pero reconocí que era la mejor opción dadas las circunstancias y que al día siguiente ya veríamos como empezábamos la aventura que se nos estaba empezando a complicar antes de empezar.

Mientras me preparaba la “cama” vi a Carolina que intentó hablar con el chico que nos miraba montar las bicis y me di cuenta que ni él se enteraba de lo que ella decía ni ella de lo que decía él, no quise acercarme para participar de la “no conversación”, y se esfumaron mis esperanzas de que ella fuera quien nos ayudara con el idioma, tenía en el mejor de los casos mi nivel, que siendo el de un niño de primaria de ahora ya era algo más que el de Belén y David. La íbamos a llevar clara con el idioma.

Yo cuando duermo, duermo, me tiré en el suelo encima de una colchoneta y durante dos horas estuve muerto en el suelo sin enterarme lo que pasaba a mi alrededor. Luego alguien me despertó por algo y me dijo Belén que en los bancos de sentarse se estaba más caliente y cómodo me cambié de sitio y ya no me volví a despertar hasta que unas señoras me empujaron un poquito los pies para poder sentarse, me incorporé en el asiento y se empezaron a reír. Además antes de acostarnos nos cambiamos de ropa en los servicios del aeropuerto y ya dormimos vestido de ciclista, sin los vaqueros y camisa que llevé en el avión. Entendimos al chico con el que compartimos “habitación” que cuando me vio vestido me dijo que parecía que iba a participar en el Tour de Francia.

Tenía unas ganas locas por empezar y aunque no tenía mapas los track de las rutas si los tenía en el GPS, siguiendo una línea en un mapa en blanco y con el zoom adecuado en la pantalla pensé que nos podíamos apañar para hacer el recorrido de por lo menos el primer día hasta encontrar un cibercafé y por internet descargarme los mapas que necesitábamos.

Se nos ocurrió que ya por la mañana en vez de ir a las Casas Cubo del centro de la ciudad que estaba a 8 kilómetros del aeropuerto podíamos ir al camping que vimos en un primer momento, y hacer la misma jugada que habíamos pensado pero en otro sitio, el camping estaba a solo 3,5 kilómetros, menos de la mitad de distancia. Además subiendo las cajas encima del carro que llevaba David, el que nos compramos para hacer la ruta de Alcázar-Gandía-Benidorm, teníamos que hacer dos viajes llevando las cajas de dos en dos.

Mientras las chicas se quedaban en el aeropuerto cuidando de dos cajas vacías, David y yo nos fuimos con otras dos cajas al camping.

El siguiente problema es que yo tenía el track para ir a otro sitio y tenía que ir al camping siguiendo la intuición y el recuerdo de donde se encontraba. Como la idea original era ir al camping y como trabajo con mapas y se me da bien la orientación recordaba la distribución de Rotterdam y las calles principales, sabía más o menos donde estaba el camping y después de una o dos dudas llegamos al camping David y yo cargados con las dos primeras cajas.

Era demasiado pronto y el camping estaba cerrado así pensamos en esconder estas dos primeras cajas debajo de un camión abandonado aparcado en un solar pegado a la entrada del camping y regresar al aeropuerto a por las chicas y las otras dos cajas.

Ya nos sabíamos el camino y el segundo viaje fue más rápido, al llegar a la puerta vimos que alguien había tocado las cajas de cartón por lo que la ya descartada idea de esconderlas en algún sitio quedó confirmada como idea imposible de llegar a buen puerto.

El camping seguía cerrado y pensamos en darnos una vuelta por los alrededores para seguir cerrando asuntos y problemas abiertos. Yo seguía nervioso por los mapas que no teníamos, las ruedas estaban infladas con el bombín pero con el peso que llevábamos necesitaban más aire y todavía no habíamos desayunado.

Pasamos por una gasolinera y hinchamos bien fuerte las ruedas pero una de David daba problemas así que nos separamos por primera vez, mientras Belén y yo nos íbamos a buscar algo para desayunar David y Carolina seguían intentando inflar su rueda.

Pasamos por una estación de tren de Rotterdam y ahí Belén y yo alucinamos por primera vez, vimos un parking con por lo menos 100 bicis juntas, y por las calles en cada portal de los edificios bajos de dos o tres plantas había decenas de bicis, atadas a cualquier sitio, incluso “garajes” callejeros para bicis, todo cosas nuevas para nosotros.

Dimos unas vueltas y compramos unos bollos y un litro de leche y volvimos a la gasolinera donde ellos ya habían solucionado lo de su bicicleta. Nos comimos lo comprado en un puente antes de ir al camping y empezamos la negociación de las cajas.

Entramos en el camping donde había una señora mayor que sabía 4 palabras, o al menos eso demostraba, de español, sabía tan poco español que no servía para mantener una conversación, y también otra niña que no se a que tribu urbana pertenece, la típica anglosajona muy blanca de piel, y excesivamente maquillada, con las cejas pintadas, y nos miraba con cara rara por no saber nosotros suficientemente inglés.

La intenté explicar a la señora del camping que si nos guardaba las 4 cajas en cualquier almacén del camping el último día podríamos regresar y dormir allí los 4, nos dijo que no disponía de almacén pero si queríamos podíamos alquilar un bungalow pequeño para dos personas y meterlas ahí. Eso calculé que nos iba a costar un pastón, además no me parecía lógico dormir durante una semana en el suelo mientras 4 cajas estaban techadas y con una litera y colchones en una habitación.

David por otra parte veía el problema del trato que dieron a las bicis en Barajas, y el trato que no vimos en Rotterdam, las bicis llegaron bien por lo bien que las embaló David, pero a la vuelta podíamos encontrarnos con cualquier pieza rota.

Como la señora me vio dudar entró en el juego del regateo como cualquier español hubiera hecho. Me di cuenta que en esto estas personas no eran muy distintas, mientras David decía que si, y yo pensaba que si, decía que no nos interesaba, empezó pidiendo un dinero, luego menos y finalmente regalándonos un día si reservábamos para el resto.

Los cálculos que eché es que alquilar una bici en Rotterdam nos salía a unos 15 euros por día por 9 días son 135 euros; comprar una bici Holandesa de una calidad pésima descubrimos el último día que costaban la más barata 150 euros, si el último día las vendíamos recuperábamos parte pero si no las vendíamos nos tocaría abandonarlas o regalarlas; y nuestra opción era llevarlas y traerlas en cajas que nos costó 80 euros por bici, si nos cobraba la señora 200 euros por todos los días guardarnos las cajas sería sumar 50 euros por bici, 80+50=130 euros por bici. Efectivamente la idea de alquilar un bungalow para 4 cajas parece absurda pero es lo mejor que se nos ocurrió en ese momento y después del regateo no creo que nos saliera mal del todo, y menos viendo los acontecimientos de los próximos días, especialmente del último.

Como David decía… un simple golpe en la maneta de un freno ya nos costaba esos 50 euros, y eso en una sola bici, pero llevábamos 4, un golpe en una horquilla… 300 o 400 euros, o un golpe en un disco, rueda, etc… y esto en una sola bici, 200 euros por 4 cajas se nos hizo un mal necesario.

Además solucionábamos otro problema, si no guardábamos las cajas el día que tenía programado de descanso lo teníamos que gastar el último en Rotterdam buscando cajas por las tiendas de bicis de la ciudad para poder regresar, pero si este problema lo solucionábamos el día de descanso lo podíamos gastar en Amsterdam visitando museos, viendo la capital, la gente, la cultura... y podíamos hacer todo el recorrido tranquilos y disfrutando sin pensar en otras cosas.

La única condición que pusimos, por consejo de Carolina, es que la salida del camping no la hacíamos a las 12:00h. como nos indicaba si no a las 17:00h. pensando que el último día repetiríamos el de hoy, llegar al aeropuerto, desmontar bicis, embalar bicis, y dormir en un banco hasta las 5:00h. que facturáramos y las 7:00h. que despegara el avión de camino a España. La señora aceptó la única condición viendo que así cerraba un trato y ganaba 200 euros por alquilar un bungalow para 4 cajas de cartón que no la iban a molestar ni dar trabajo, ni ensuciar ni romper nada, un negocio redondo para todos.

Desde aquí empezamos nuestra primera etapa. Llevábamos unas pocas horas en el país y ya habíamos solucionado muchas cosas, visto muchos problemas a los que nos íbamos a tener que enfrentar y aun eso estábamos llenos de ilusión y ganas por empezar.

Países Bajos: Un viaje lleno de "lagunas".

Que locura de viaje el que vamos a empezar y todo por la organización para irnos a Holanda o Países Bajos.

Generalmente denominamos a este país Holanda cuando Holanda es una región de los Países Bajos, Nerderland. Recuerdo en el colegio, la etapa de la llamada EGB, que me enseñaban en Sociales que Países Bajos era el conjunto de Holanda, Luxenburgo y Belgica (otro error que nos transmitía un profesor de Malagón, Don Martín, y que como buen castellanomanchego cumplía con el dato estadístico de ser de la comunidad con más habitantes que no han viajado jamás al extranjero y menos veces fuera de su provincia de toda España). Y todos sabemos que la final del Mundial del 2010 fue entre España y Holanda, pues no, fue entre España y Países Bajos. De todas formas aunque muchas veces escribiré Holanda por ser más corto y entendernos igual a que nos referimos procuraré cambiar Holanda por Países Bajos. En cualquier caso nuestro viaje principalmente va a ser por las regiones de Holanda, Sur con Rotterdam y Norte con Amsterdam, también por Utrecht, donde tengo echado el ojo a un bonito camping cerca de la universidad y Zeeland donde recorreremos el Gran Dique. Todo esto corresponde al Sur-Oeste del país.

Las rutas ya definidas y cerradas que tenemos comprenden 525 kilómetros en 7 etapas, más una de descanso. La etapa de descanso no sabemos si será la número 8 si tenemos problemas o la 6 si lo tenemos todo muy claro, depende de muchas cosas y es que nos vamos a tener que ir sin tener todo cerrado. Hasta el último momento tenemos que tener muchas cosas pendientes y en el aire que pueden afectar a todo el viaje como es el clima, cualquier incidencia, las averías, etc... y esto nos supondrá que cada día tendremos que improvisar en muchas cosas. Espero que estemos preparados para adaptarnos a todas las cosas que puedan ir surgiendo no solo día a día sino también hora a hora y cada minuto durante todos los días.

De todas las aventuras que hemos tenido en los últimos dos años en la bici esta supera o superará con creces a cualquier otra.

Además este blog de "Más de ocho paseos en bicicleta" ó "mtb-ocho" que empecé yo y que ahora comparto con David aunque es público cuenta básicamente experiencias personales y siempre ha estado enfocado al mundo de la bicicleta, pero durante estos días en los Países Bajos se mezclará el tiempo de bici con el tiempo familiar/personal/amigos y excepcionalmente contaremos este viaje de forma completa, no solo el tiempo de pedaleo. Desde que nos levantemos hasta que nos acostemos... lógicamente no todo, pero si pasará el rato bicicleta a otros momentos.

Estamos seguros que alguno se animará a repetir un viaje como este o similar en otro sitio y cualquier ayuda, consejo o error cometido por nosotros le puede servir para mejorar. Espero que el que lea esto aprenda mucho de nuestros aciertos y muy poco de nuestros errores.

Como curiosidad desde hace unos días he puesto en las columnas de la izquierda del texto una localización por ciudad y otra por calle de donde nos encontramos. Si funciona... con el GPS del teléfono móvil se podrá ver en donde nos encontramos, no se si este dato lo actualizaré cada día, cada minuto o cada 5 horas, y tampoco cuanta batería de móvil consume, pero si funciona se verá si vamos cumpliendo o no con los objetivos. Quizá a la familia o amigos que nos leen le parezca bueno saber que vamos avanzando y pasando por las distintas ciudades sin problemas.

Embalar las bicicletas con toda la ropa, herramientas y demás utensilios no ha sido fácil, y el desplazarse hasta el aeropuerto de Madrid con las cajas para facturar las bicis tampoco.

Si durante el viaje hacemos algún comentario será a los amigos del facebook pero no en el blog y las entradas contando detalles del viaje las escribiré al regreso de las vacaciones y ya con tiempo a finales de agosto que estaremos en pleno proceso de entrenamiento para la dura Titan de la Mancha 2012.

Para David y Carolina será su primer viaje en avión y creo que también su primera salida al extranjero así que todo será novedoso desde el principio, no tendremos que esperar mucho para que empecemos a ver caras de sorpresa. Ya contaremos como hemos resuelto los problemas pero no me canso de pensar cada día en algunos de ellos como el idioma, en como vamos a traernos las bicis de allí y si llegaremos cada día al destino final de cada etapa. Y de vez en cuando en como nos organizaremos con la comida, con las paradas, con las averías, con las visitas a los sitios, con guardar y proteger cada día la bici, tengo dudas en si nos sobrará tiempo cada día para llegar a un sitio donde dormir, montar una tienda de campaña, cenar, descansar en el suelo, asearnos, lavar ropa,...

Las previsiones respecto a temperatura para estos días es buena pero muy complicada de planificar por las diferencias de temperaturas que vamos a tener respecto a lo que hay ahora en Alcázar. Tendremos una mínima de 10 grados y una máxima de 22 grados, tendría que experimentar ahora y antes de irnos esa temperatura para estar seguro de si ir de manga corta, de manga larga, con abrigo, con chaqueta,... además la ropa de invierno ocupa mucho más espacio que la de verano. También anuncian todos los días algo de lluvias, no muy intensas y a determinadas horas pero cada día llueve un poco. Y por último el viento, vamos a tener casi todos los días un viento entre 15 y 20 km/hora, esta cantidad de viento supone que el día que lo llevemos a favor vamos a ir muy cómodos, pero el día que lo llevemos en contra casi no vamos a poder avanzar y por experiencia el viento nunca va a favor. Creo que este viaje quizá sea más sencillo en julio que en agosto por este asunto de la temperatura.

Todo esto son conjeturas que ya veremos si mejoran o no cuando volvamos y estemos otra vez en España.

Antes de salir, he dado un repaso y me dejaba la tarjeta sd de la gopro metida en el ordenador, he comprobado que tenía metidas las rutas en el gps y he activado ya la primera del aeropuerto al albergue y me ha dicho que estoy a 1.517 kilómetros de distancia.

domingo, 29 de julio de 2012

Excursión en bici a Ruidera desde Alcázar de San Juan.

La idea para hoy era transformar una ruta dura y/o larga en kilómetros en una ruta asequible para más gente, entre otros para Belén, y para conseguir esto lo que tenía que hacer es añadir tiempo a la ruta, así bajaríamos la dificultad hasta el nivel que fuera necesario.

La propuesta para hoy como último entrenamiento para Belén antes de irnos a los Países Bajos era ir de Alcázar de San Juan a Ruidera sin prisas, parar allí para comer bien comidos, darnos un baño si se terciaba, descansar como si hubiéramos terminado y vuelta a casa en bicicleta deshaciendo el camino recorrido y llegar para dormir con unos 120 kilómetros en las piernas y culo.

Esto es parecido a lo que tengo planificado hacer los cuatro, David, Carolina, Belén y yo, en la etapa más larga de Holanda. El tercer día tengo diseñada una ruta de 109 kilómetros del punto A al punto B que si sumamos, fotos, visitas, equivocaciones, y otras cosas es fácil que sumemos otros 10 ó 15 kilómetros más.

La propuesta de Belén era empezar a las 6:00h. para quitar horas de calor y asegurarnos que llegábamos pero las horas de calor las vamos a pasar nos pongamos como nos pongamos.

Para hacer esta ruta con los transportines de las bicis aunque sea sin el peso de las alforjas y despacio a un ritmo tranquilo y seguro para Belén había calculado, tres horas hasta Tomelloso, más una hora hasta Peñarroya, más dos hasta el restaurante en Ruidera, en estos tiempos van incluidos los tiempos de descansos para beber agua, y alimentarnos lo necesario y así suma todo 6 horas de ida, luego un par de horas de descanso y comida y otras seis horas de vuelta. 6+2+6 = 14 horas.

Saliendo a las 7:00 a.m. a las 1:00 p.m.. tenemos que estar sentados pidiendo para comer y a las 21:00h cuando empiece a oscurecer o caer el Sol tenemos que estar lavando las bicis en Alcázar y preparando todo para guardarlas en las cajas. Son horarios un poco largos, hacer 60 kilómetros en 6 horas es planificar que vamos a ir muy lentos pero llevaremos sobrepeso, iremos pensando en el regreso, van contados los descansos y tiempos muertos, además que no tenemos prisa, vamos acostumbrándonos a pasar muchas horas encima de la bici. Yo solo debería empezar un poco antes y a la hora de comer estar en casa.

La tarde antes cambié la cámara delantera pinchada de Belén por otra nueva y comprobé después de quitarla que definitivamente si era de líquido sellante pero de una marca secundaria que no funciona bien y no taponó. Pero mi cámara trasera después de hincharla no perdió aire y decidí no cambiarla, por si acaso me llevé una de repuesto más los parches.

Antes de llegar a la Alameda me quedé sin aire de golpe, pensando que estábamos a unos pocos kilómetros de allí le metí algo con el bombín y tiramos deprisa para reparar en la gasolinera y allí evaluar si tirábamos con la ruta hasta el final o nos dábamos la vuelta.

Desmontar la rueda trasera con el transportín para los Países Bajos que ya llevo no es igual de fácil pero una vez desmontado metí aire a la cámara para casi reventarla y cuando estaba más gorda que un puño salió el líquido interno con fuerza a presión al exterior salpicando a Belén y fue entonces cuando se taponó y se arreglo, necesité meter a la rueda casi cinco kilos para que funcionara el líquido sellante, imposible hacer eso con una bomba de mano. Pero luego tenía otro agujerillo pequeño que taponé con un parche y me llevé esta cámara vieja de repuesto por si pinchaba o averiaba la nueva.

Entre unas cosas y otras habíamos perdido ya más de media hora, menos mal que íbamos sin prisas y más pensando en disfrutar del viaje y comer en Ruidera que otra cosa.

Hasta Tomelloso fuimos muy bien, buen ritmo y con la única perdida de cambiar la cámara trasera a mi rueda. Y llegar a Tomelloso fue toda una satisfacción para Belén, su record por esta zona era Alameda. Cruzamos el pueblo y antes de salir y en previsión de que iba a ser el último lugar habitado en muchos kilómetros nos paramos a tomar un café.

Salimos de Tomelloso y hasta el pantano de Peñarroya habrá unos 10 kilómetros, pero ya salíamos de vías de servicio para meternos en caminos, en buenas condiciones pero ya caminos. Llegamos en 35 minutos y allí hicimos el segundo descanso programado.

Nos sentamos en el mismo sitio donde habíamos aparcado el coche hacía unas semanas enseñando el paisajes a familiares y decía Belén que parecía increíble estar allí en bicicleta, pensar que todavía faltaba por continuar, volver a casa y todo por caminos.

La bajada del castillo a la parte de abajo de la presa es algo técnica para Belén, con muchas piedras sueltas y algunas grandes haciendo pequeños escalones pero poco a poco y muy despacito bajó con las dos o tres zetas hasta abajo. Aunque despacio y algo asustada al final reconoció que fue un tramo divertido.

Desde aquí a Ruidera quedaban los 20 kilómetros más duros de la etapa junto a los 20 kilómetros de vuelta por el mismo sitio, con una subida y una bajada largas y varios sube-bajas durante el resto del recorrido.

Belén se empezó a agobiar por el tiempo, pensaba que íbamos muy tarde y yo la decía que íbamos demasiado bien, que a este ritmo íbamos a llegar antes de las 12:00h. a Ruidera y a esa hora no nos iban a dar de comer un menú en ningún sitio, nos iba a tocar comer un bocata rápido, la decía que no se preocupara por la velocidad y las horas que había hecho una previsión de ruta lenta precisamente para que se acostumbrara a pasar muchas horas sentada encima de la bicicleta como nos va a pasar a partir del miércoles. Además con poco y mal descanso, son muchas horas pedaleando para terminar y empezar a montar una tienda de campaña, dormir en un saco sobre el suelo y volver a desmontar para repetir la operación, hoy era una etapa de ensaño/castigo corporal.

Hasta Ruidera hicimos 68 kilómetros y desde el 60 al 68 se los pasó diciendo que estaba cansada y que no tenía que haber venido. A falta de un kilómetro para llegar al restaurante, se veía el Hundimiento,  la propuse darnos la vuelta y casi acepta.

Para no dar muchas vueltas comimos en el primer restaurante, según el cartel de entrada "La perca rosa" y según el cartel del toldo "La perla rosa", Perca o Perla es el peor restaurante para comer un menú de la zona, y eso que al final no se portaron del todo mal. Me imagino que un restaurante que esté más escondido debe esforzarse en precio y calidad para que la gente repita en su restaurante pero este que es el primero al que llegan todos los novatos, cansados, o desconocedores de la zona pueden permitirse el lujo de engañar cada día a un visitante nuevo y estar siempre lleno.

Belén se pidió de primero una berenjena rellena de salmón y gambas, las gambas enanas se podían permitir como congeladas y baratas para un menú en un restaurante sin lujos pero el salmón era "perca" de río con sabor a cieno. Realmente estaba malo como para no comerselo. Yo había pedido arroz blanco pero se confundió el camarero y me trajo ensaladilla rusa y como tenía buena pinta no dije nada para comermelo, intenté cambiarselo a Belén pero estaba realmente mala la berenjena rellena. Con valor llamamos al camarero para pedirle que nos cambiara el primer plato y como no puso buena cara le pedí que cobrara algo más pero que necesitábamos comer para seguir pedaleando y eso no era ni salmón ni comestible.

Sin embargo los segundos platos estaban mejor que lo anunciado, ponía muslo de pollo en salsa y yo lo hubiera anunciado como cuarto de pollo al pisto, ya que por cantidad y sabor era más de lo anunciado, pero luego en el postre se volvieron a lucir, la tarta de queso de Belén no tenía queso, era un bizcocho seco con mermelada seca que al final ni se comió, y mi porción de tiramisú ni queso mascarpone ni nada, otro trozo de bizcocho seco con canela por encima.

Íbamos de una mala a una buena, el café tocaba bien. El mayor acierto fue lo que hicimos para llevar agua fría durante todo el viaje. Se me ocurrió que en vez de comprar agua fría para volver iba a comprar hielo, solo hielo. Me dijeron que solo vendían bolsas grandes por 3 euros pero cuando me la trajeron era un bolsón del Carrefour lleno hasta reventar de unos cubitos gigantes de hielo, le volví a pedir que si me podía vender solo media bolsa y aceptó, en vez de 3 euros fueron 1,50€ y 1,30 de una botella de medio litro de agua también fría.

Llenamos las dos botellas de la bici que son de 750 con 4 o 5 hielos, todos los que cabía y rellenamos los huecos con la cantidad de un vaso de agua, todo lo que cabía, pero luego en la mochila que yo llevaba en la espalda bien apretados conseguí meter hasta 20 cubitos de hielo y rellené con el resto de agua sobrante de la botella.

Antes de salir y para estar un rato más descansando nos bebimos otra botella entre los dos de agua con mucho hielo y nos fuimos cargados con todo el agua que podíamos, eran sobre las 14:30h. de la tarde y las bicis que estaban aparcadas al sol estaban ardiendo, Belén comentaba que iba a pasar como en los coches cuando quema el volante, y efectivamente el termometro marcaba la barbaridad de 53 grados, luego en marcha bajó rápidamente a 41, pero el empiece era jodido.

El principio es la parte más complicada pero el descanso le había sentado francamente bien a Belén, mucho mejor de lo que yo pensaba y la primera parada no la hicimos hasta un poco antes de llegar a Peñarroya de vuelta, unos 15 kilómetros duros a 40 grados después de comer.

Desde Peñarroya nos volvimos por el camino asfaltado paralelo al canal y a Belén le gustó este nuevo recorrido, hubo un momento en el que nos planteamos meternos y darnos un baño pero finalmente se nos quitó la idea al ver que tenía mucha corriente y que salir del canal nos iba a resultar complicado. Llegamos a parar, a pensar como bajábamos, dónde dejábamos las bicis... pero nos arrepentimos y continuamos el viaje hasta llegar a Argamasilla.

En Argamasilla hicimos una parada para tomar un café con hielo y una coca-cola, habíamos gastado todo el agua de las botellas pero la habíamos bebido bien fría y en la espalda tampoco tenía más agua. Pero también la habíamos bebido prácticamente congelada. No sabíamos si comprar más agua y esperar a llegar a la fuente de la Alameda y después de pensarlo poco decidimos continuar hasta la Alameda.

Antes de llegar a la Alameda pasamos por un sembrado de sandías, grandes y con una pinta estupenda. No nos resistimos y paramos para probar una, de unos 5 kilos que nos comimos entera, que paliza de sandía que nos dimos, yo pensaba que ya no iba a poder montar, tenía la tripa hinchada como si me hubiera tragado la sandía entera sin masticar, más de dos litros de agua con azúcar en forma de sandía que nos bebimos cada uno.

Unos kilómetros antes de llegar al cruce del Guadiana con la Autovía de los viñedos antes de llegar a la Alameda Belén empezó a sentir otra vez cansancio, pero aguantó hasta el pueblo pensando en sentarse en el césped que hay junto a la piscina y junto a la fuente de agua fresca.

Aquí me llevé la sorpresa de que al llenar los bidones y la mochila sonó ruido de hielo, tenía todavía la mochila llena de hielo de Ruidera, llevábamos desde las 15:00h. hasta las 19:30 a 40 grados al sol y tenía un montón de hielo en la espalda. Llené la mochila con agua fría de la fuente que se enfrió más aún con los hielos. La media bolsa de hielos que compré en Ruidera fueron los 1,50€ mejor invertidos durante la ruta y creo que durante cualquier ruta de las que hemos hecho.

Estuvimos sentados 10 o 15 minutos en el césped recreándonos en el reto conseguido para Belén, llevamos unos 120 kilómetros, acababa de pasar su record que estaba en unos 110 kilómetros en la Vía Verde del Aceite y otras rutas de 100 kilómetros pero es que esta iba a pasar de los 130.

Llegando a Alcázar se veían a lo lejos los molinos y esto ya es un aliciente, desde hacía muchas horas habíamos dejado de ver paisajes conocidos por cercanos, ni molinos, ni los repetidores, todo eran elevaciones nuevas y Belén me dijo una coña que siempre decimos cuando pasamos por aquí. ¿Subimos los molinos?

Yo estaba seguro de que lo decía de broma, yo siempre la gasto esta broma cuando vamos sin tiempo o muy cansados para ver que dice y en esta ocasión me pareció demasiado exagerado para gastar la broma, pero fue ella quien lo propuso.

No se si tantas horas dando pedales o el calor y el sol en la cabeza la había afectado pero efectivamente quería subir los molinos después de 130 kilómetros, la ruta se quedó en 139 kilómetros a casa superando por mucho su anterior record, subimos los dos a los molinos de Alcázar y vimos a una pareja haciendo volar de brazo a brazo a un ave rapaz, quizá un halcón o un cernícalo, no entiendo de esto.

También durante la subida un coche estuvo haciendo derrapes en la arena de los aparcamientos y no tuvo la suerte de estampar el morro del coche contra ninguna piedra fuerte o caer por ningún barranco. Y casi llegando a los molinos vimos a un par de ciclistas con bicicletas de montaña por dentro de la autovía de los viñedos dirección Tomelloso que sin casco ni nada iban en paralelo por la carretera mientras algún coche los pitaba, el casco en caso de accidente contra un coche a 120 o más por hora no es que sirva de mucho pero daba miedo verlos por allí sin cuidado de nada.

Antes de llegar a casa paramos para lavar las bicicletas. Tenemos que embalarlas, desarmar sillín, pedales, ruedas, presiones de horquilla, manillar, montar luces, timbre, bolsillo del manillar y todo para el martes poder coger el avión con las bicicletas metidas en cajas y viajar a Rotterdam.

Insisto y volveré a decir varias veces que me da mucho miedo lo que vamos a hacer de llevar unas bicis "buenas" en unas cajas dentro de un avión y sin saber como las traeremos y si las podremos traer. Ya veo que me toca pedir una semana de vacaciones a cuenta de las del año que viene, si sigo con trabajo, y volverme desde los Países Bajos a Alcázar de San Juan dando pedales por no saber como traer la bici a casa.

jueves, 26 de julio de 2012

¿Último paseo antes de los Países Bajos?

Hoy teníamos la intención de hacer una ruta un poco más larga saliendo un poco antes y así tener más tiempo pero no ha sido posible y hemos pensado en improvisar y en vez de ir a El Toboso hacer la vuelta a las lagunas de Villafranca.

Hemos empezado muy bien a un buen ritmo disfrutando del entrenamiento de estas dos semanas y además hoy sin el peso de las alforjas de ayer y vestidos de ciclistas. Segumos con dudas sobre este aspecto para la semana que viene.

Llevabamos 8 kilómetros cuando Belén ha pinchado en la rueda delantera. Como creía que llevaba cámara con líquido antipinchazos le he girado fuerte la rueda para que se reparta bien el líquido y autosellara y la he dado un poco de aire para que recuperara el aire perdido. Lo único es que habíendo perdido todo el aire no veía ni abrojo ni salida de líquido por la cubierta ni nada.

En ese momento han pasado dos ciclistas y no es que no hayan ofrecido ayuda es que ni han saludado, han mirado de reojo simulando no vernos como si llevaran una capa de invisibilidad estilo Harry Potter y han seguido por el camino.

Esto de los pinchazos me importa poco, llevo bandas de kevlar, cámaras con líquido y pincho una media de una vez al año, he dejado de llevar cámara de repuesto encima y llevo unos parches y pegamento para casos extremos.

Después de dar aire a la rueda delantera de Belén y dejarla bastante dura con un inflador de los más baratos del Decathlon hemos continuado la marcha. Y en ese momento volvía corriendo uno que nos ha saludado, resulta que nos conoce de este blog y se ha presentado como Paco Rivas, sale con gente de Rutas por Alcázar y Triatlon Alcázar.

Él si se ha parado para saludarnos y si hubiera sido necesario seguro que para ayudarnos pero le he dicho que llevaba cámara con líquido y que podíamos seguir adelante. Ha sido el minuto agradable de la ruta.

Luego al seguir Belén me ha dicho que le ha sorprendido lo sucedido y además que también la reconocieran a ella, pero son las cosas de este blog, a mi me ha pasado solo un par de veces pero a David le han saludado alguna otra más por este motivo.

Después de irse Paco Rivas he dado aire a la rueda delantera de Belén y hemos continuado pero en 1 minuto estaba otra vez en el suelo. Hemos parado y la única solución era arreglar el pinchazo, no llevo cámara de repuesto pero es que aunque la llevara la mía es de válvula fina y la suya gorda así que todo pasaba por poner un parche o acercarme yo deprisa a casa a por una cámara para ella.

Hemos desmontado en un momento la rueda y resulta que no llevaba cámara antipinchazos como yo pensaba. Lo que si llevaba era una banda de esas de silicona o goma que venden también en el Decathlon pero el agujerillo lo tenía en un lateral de la cámara donde no cubre esta banda. He puesto un poco de pegamento y he puesto un parche.

Por fin podíamos continuar hasta Villafranca pero nada más arrancar mi rueda trasera estaba en el suelo, había pinchado estando parado arreglando la de Belén. Que yo recuerde llevo banda de Kevlar, esto seguro, y casi seguro que cámara con líquido antipinchazos aunque ya no aseguro nada que pensaba que Belén también las llevaba.

No quería volver a desmontar y he dado aire a mi rueda para ver si taponaba el posible pinchazo aunque tampoco he visto salir líquido por ningún sitio. Mi bomba me costaría en una tienda de Alcázar como el doble que la de Belén y aunque no es mala no ha dado más aire ni más rápido que la suya.

Hemos continuado pero ya sin llegar a Villafranca ni a las lagunas, hemos llegado al puente del río Cigüela y nos hemos vuelto por el otro lado de las lagunas de Alcázar. Desde que hemos pinchado a Belén le ha ido costando más y más pedalear, se iba quedando y me decía que iba frenada, en ese momento sus ruedas iban perfectas pero acostumbrada a llevarlas con unos 3.5 kilos llevarla con menos de 3 kilos notaba mucho la diferencia, yo la decía que iba cansada por lo que fuera pero que no estaba perdiendo aire.

Al final cuando hemos llegado a casa mi rueda trasera estaba muy floja, y eso que al llegar al polígono volví a dar aire, mañana me tocará revisar y arreglar o cambiar la cámara y Belén que llegó perfectamente justo al guardar la bici se la desinfló del todo quedando aplastada en el suelo, en su caso aprovecharé para efectivamente ponerla la cámara con líquido.

Si mañana hago mantenimiento, el sábado no puedo salir, lunes trabajo y martes embalamos las bicis en cajas para el viaje a los Países Bajos nos queda solo el domingo para montar, pero no es seguro que este día podamos, o hacemos un rutón largo y bonito de todo el día en bici o es que no podemos hacer nada. Ya veremos.