sábado, 22 de septiembre de 2012

IV Titán de la Mancha 2012.

Hoy era el día de la ruta más exigente para mi de todo el año. Los que han comparado esta ruta con otras grandes como El Soplao dicen que es un poco, solo un poco, pero algo menos dura, yo no creo esto.

La ruta de El Soplao es una carrera en la que hay un primero y un último, para algunos será de una dureza y para otros de otra dureza, no es lo mismo recorrer la distancia en 7 horas que hacerlo en 15 horas. Aquí todos vamos en grupo lo que hace que mientras para algunos sea una ruta dura para otros sea muy dura por tener que mantener un ritmo común. También hay que tener en cuenta las horas nocturnas, no es lo mismo pedalear por el día viendo por donde tienes que ir a hacerlo por la noche sin ver lo que tienes delante, la concentración y el cansancio de ojos, etc... es mucho mayor. El estado del terreno es una cosa que no se como tiene en cuenta un programa informático, la ruta no es igual hacerla con una temperatura a otra, con barro o terreno seco, etc... Y también que si se calcula que una ruta de 100 kilómetros tiene una dureza X una de 200 kilómetros no tiene una dureza 2X, el desgaste es acumulativo pero también gradualmente superior en cada kilómetro.

Con todo esto quiero decir que para mi iba a ser la ruta más dura y exigente intentada hasta ahora independientemente de lo que diga un indice de dureza, que con 239 en el Indice IBP ya es una ruta dura para la mayoría de los mortales.

Como ya he repetido en alguna ocasión y desde hace dos años que empecé a montar en bicicleta y escribir en este blog, esta sería la última entrada antes de la despedida, de ordenar un poco las del principio y dejar el blog para siempre o por lo menos de la forma de contar las aventuras. Después de esta salida escribiré o de ninguna o solo de alguna salida que me parezca interesante, original, quizá la próxima salida nocturna con mi padre, o la próxima fiesta de la bicicleta de Madrid o quizá ninguna de las dos... no es que vaya a dejar de montar en bicicleta pero si dejar de hacer rutas de más 200 kilómetros, rutas de más de 8 horas, rutas de cambiar de provincia y región, o como mínimo no hacer esto cada fin de semana como ha ocurrido en el último año.

Todo esto ya era sabido por muchos de mis amigos y familiares y por eso desde unos días antes no solo me preguntaban por la preparación para esta Titán que creo que ha sido perfecta para llegar en el buen estado de forma que he llegado, si no que además me preguntaban por el próximo deporte que iba a practicar, por las próximas aventuras fuera de la bicicleta o qué es lo que iba a hacer con la bici después de colgarla. Todo esto ya se verá.

He leído en artículos de entrenamiento que para prepararse una prueba hay que realizar un 80% de la dureza en los entrenamientos, y que entrenando al 80% el día de la prueba se puede llega al 100%. Yo siempre he opinado que para saber si eres capaz de hacer el 100% tienes que intentar hacer el 100% varias veces y así poder asegurarte poder repetirlo.

Por esto para realizar la Titán de la Mancha del 2012 hemos realizado David y yo y en otras ocasiones acompañados por amigos las ediciones anteriores, compartiendo horario y mismas sensaciones o quizá más duras por tener que ser autosuficientes, no llevar vehículo de apoyo, e ir a la aventura sin conocer previamente la ruta. En un mes, del 19 de agosto al 22 de septiembre, hemos realizado los 4 recorridos, 4 Titanes de la Mancha.

Otros que hayan realizado las 4 rutas han necesitado 4 años y las sensaciones de las rutas se van olvidando, para nosotros no es así y creo que podemos valorar mejor la dureza de cada una. Creo que siendo objetivo con el recorrido la más dura es esta del 2012. Pero personalmente la que más dura se me hizo fue la del 2011 por que aunque tuviera menos desnivel eran 40 kilómetros más que hicimos en el mismo tiempo pero los últimos 80 kilómetros los hicimos con un importante viento en contra, estas son cosas que los gps y ordenadores no valoran, el viento en contra.

La ruta del 2009 me pareció sencilla, con la dificultad de llegar a Ruidera por una trialera por la noche y inflarnos la barriga con un melón y una sandía llegamos muy bien, la del 2010 por la zona de las Tablas de Daimiel se me hizo muy cómoda, me sentí muy fuerte ese fin de semana y solo me llegó a cansar un poco la noche, la del 2011 por Saelices me pareció muy dura, muchos kilómetros sin cruzarnos con nadie, con ningún pueblo, con ningún ciclista... con nada, y encima muchos kilómetros de caminos solitarios, sin vegetación y con viento en contra. Sin embargo esta del 2012 siendo más complicada por el desnivel acumulado de la ruta tenía la ventaja de ir acompañados, guiados, sin la tensión de mirar el gps para no equivocarnos, sin tener que llevar 3 litros de agua constantemente en la espalda,... como mucho diría que para mi fue tan dura como la del 2011 pero no más.

El viernes cuando salí de trabajar a las 14:00 pm me fui a casa para comerme un gigantesco plato de espaguetis, los hidratos necesarios para luego aguantar una gran ruta acompañado de gente muy preparada con la bicicleta, luego tocaba una siesta para empezar descansado. Desde las 3 pm hasta las 7 pm fueron 4 horas ininterrumpidas de sueño, más una tumbado en la cama relajado. Con esta preparación la ruta comenzaba bien.

A las 8 pm empezaron las prisas por ver que metía en la mochila, en realidad no creía que necesitara mucho, una camelback pequeña por si acaso y llevar 4 cosas, una cámara por si pinchaba, uno o dos geles por si acaso, un litro de agua adicional a la botella por si acaso, y los manguitos, perneras y chaleco por si tenía frío. Y luego una mochila, la que tengo desde el instituto, con una ropa de cambio por si me manchaba o sudaba mucho, un tapper gigante con arroz (un arroz salvaje con salmón ahumado que estaba riquísimo) con sus servilletas, tenedor,... y por no llevar esto tan vacío añado otros calcetines, más baterías de repuesto para cámara y focos que ya se de antemano que no voy a utilizar, otra cámara de repuesto que no creo que necesite... y nada más. En la mano para colocar en la bici, el gps sin track, solo para grabar mi ruta, la botella del agua, la batería, el foco potente del manillar, el foco ligero para el casco... y nada más que yo recuerde.

Recogí a David a las 9 pm en su casa y con la mochila de cada uno nos fuimos al pabellón para recoger el dorsal y dejar la mochila en la furgoneta de apoyo, allí ya estaban muchos de los compañeros y participantes, y en un improvisado hueco en el aparcamiento del polideportivo nos entregaron el dorsal, entregamos la aportación de 8 euros, la hoja firmada de aceptación de las condiciones y saludamos a los amigos que vimos.

David no había dormido, ni un minuto, y por no hacerme caso su estrategia fue la noche anterior dormirse tarde para tener sueño en la siesta del viernes, pero cuando el viernes no se pudo echar la siesta lo que consiguió es acumular más sueño aún, ahora tenía prisa en llegar a casa para ver si le daba tiempo a dormir al menos una hora antes de empezar la dura ruta.

Llegué a casa y entre ducharme, afeitarme (esto fue un error), comerme una bandeja (más grande que un plato) de espaguetis y llenar la camelback de hielo se me hizo la hora de ir al encuentro de David, habíamos quedado a las 23:15 h. para estar a las 23:30 en la plaza. No es lo mismo llegar tarde siendo nosotros dos, que siendo más de 70 personas desconocidas. A las 23:30h. David no había llegado y me puse nervioso pensando que ya se había ido él solo, que iba a llegar le último... que nervios.

En la plaza había muchísima gente, saludamos a muchos, especialmente a nuestras mujeres, nuestros hijos, mi hijo se fijó en que muchos iban con un bote de agua como el que tiene él de Festibike, que uno tenía un casco con cuernos super molón, vi a gente que hacía mucho que no veía pero pocos eran con los que comparto rutas cada domingo.

Saludamos a otros compañeros de ruta pero también a gente que no iba a montar y si se acercó a saludar y dar ánimos. Yo estaba algo nervioso por conocer cual sería el ritmo, seguía sin estar seguro de ser capaz de ir a al mismo ritmo que otros ciclistas a los que yo suponía más entrenados.

La prensa entrevistaba a alguno de los organizadores, también a el alcalde de Alcázar de San Juan, yo esperaba a que se hiciera alguna foto de grupo que finalmente no se hizo, incluso había leído que se tomaban unas uvas antes de salir como si fuera año nuevo, pero en un momento 5 minutos después de las 00:00h. del viernes, amanecer a sábado, tocaron una "trompeta" como señal de salida y empezamos a movernos.

Empezaron los nervios en los primeros momentos, a los 10 metros me di cuenta que no había puesto a grabar la ruta en el GPS, menos mal que me di cuenta, la mascarilla para el polvo la tenía en el cuello, no había repasado del todo la bicicleta pero si lo básico, cubierta nueva para evitar pinchazos, cámara con líquito autosellante nuevas, desengrasada y engrasada,... todo esto lo iba repasando mentalmente mientras hablaba con David.

Desde el principio de la ruta quería ir de los primeros, por lo menos mientras pudiera, y cuando no pudiera ir entre los primeros es que me tenía que bajar de la bici. Ir en mitad del grupo o al final me produce agobio y más cansancio, no lo hice nada más que una vez en toda la ruta y me costó bastante recuperarme.

Según cruzábamos Alcázar pasamos por calles en las que reconocí a gente andando, haciéndonos fotos, a algunos saludé con la mano, a otros grité por su nombre, que ilusión llevaba de ir en ese grupo y en esta ruta tan lejana para otros.

Al llegar al primer camino dirección Villafranca ya íbamos estirados y nos grababa una cámara de televisión. Entramos en el camino lleno de polvo y la primera dificultar era ponerme la mascarilla, la tenía en el cuello enredada con las gomas y para ponerme la mascarilla tenía que parar. Estiré lo que pude y me la puse como pude, pero empecé a notar una molestia.

Nunca había montado con mascarilla, y casi nunca con el pañuelo tapándome la boca, y la sensación al principio era agobiante.

Casi no podía respirar, encima la respiración se condensaba en la cara y recién afeitado me estaba picando toda la perilla, no me tenía que haber afeitado, este fue un error que pagué toda la ruta. Al poco me acostumbré a respirar con la mascarilla puesta, el truco era hacer respiraciones largas para no obturar la válvula de entrada y salida de aire. Y luego descubrí que si estaba muy cansado y con la respiración agitada debía abrir más la boca para abrir y cerrar la válvula con la respiración. Parecen tonterías pero después de entrenar con tres titanes anteriores en las semanas previas siempre se olvida algo.

En otras nocturnas hemos ido David y yo solos, o con otras dos personas como máximo. En esta nocturna éramos tantos que las luces parecían perderse en el fondo. Y aún con lo potentes focos que llevábamos había que estar muy pendiente. No iba cómodo hablando con David ni con nadie pues perdía concentración. Me puse detrás de uno y no dejaba de mirar la rueda trasera suya, si veía que aceleraba apretaba yo también, y si paraba dejaba de dar pedales, aún esto casi me lo como una vez y en tres ocasiones por frenazos casi me alcanzan por detrás, es más complicado que en un atasco de coches en mitad de una autovía.

En una ocasión me pareció escuchar una queja por el frenazo del que iba detrás mía pero no llegó a más, si hubiera dicho algo como mínimo le hubiera explicado la teoría de quien golpea por detrás, el significado de distancia de seguridad, o abre los ojos que además de caerte tú me puedes tirar a mi.

Cruzamos Villafranca de los Caballeros sin parar ni un segundo, creo que ni bajamos el ritmo que era bueno, no rápido pero si ágil. Salimos de Villafranca dirección a Camuñas y allí esperaba ver a mi compañero de trabajo Nestor.

Según me dijo íbamos a entrar a Camuñas por un sitio en el que hay un molino y hay una pequeña cuesta, él si intentaría estar a la hora indicada para animarnos, se lo iba contando a David pero al llegar a Camuñas no vimos a nadie, íbamos deprisa, no noté la cuesta arriba que se supone que llevábamos, cruzamos el pueblo y la carretera rápido, sin parar ni un segundo y sin frenar ni un poco.

La idea según tenía entendido era llegar lo antes posible a Consuegra, este era el día de comienzo de sus Ferias y Fiestas y según había contado Fran Lorente había pedido por escrito al ayuntamiento que dejaran las luces de subida a los famosos molinos de Consuegra encendidas, además le habían confirmado que hasta las 3:30 am (esta entrada la he escrito mucho después de la prueba y puedo olvidar algún dato).

Principalmente por esto, además de por estar al principio más descansados y por la ausencia de averías, incidencias, etc, llegamos a la hora prevista pero las luces estaban apagadas. Los molinos no se veían nada, era todo oscuridad. Me decepcionó y mucho. Y me decepcionó más el saber que los organizadores de la prueba habían hecho las cosas bien y que les habían fallado, además por una cosa tonta, dejar una hora encendidas unas farolas que iban a servir para dar a conocer el pueblo a por lo menos 75 ciclistas, más organizadores, entre los ciclistas iban editores de revistas de MTB, iban fotógrafos, iban muchos blogueros, me pareció una tontería, insensatez, y falta de visión no dejar las luces encendidas y obtener una promoción gratis y bonita del pueblo. Luego irán los políticos a ferias de viajes, turismo, o similares a gastarse miles de euros y pagarse caras comidas, cenas o dormir y no solos.

Un poco antes de llegar a Consuegra me crucé por primera vez con el tandem de Belinda y su piloto. David ya los conocía de el fin de semana anterior y les saludé brevemente, me pareció increíble ver como movían una bicicleta tan gigante, enorme, la simpatía de Belinda y la fuerza de su piloto.

La subida a los molinos ya la conocía de otras dos o tres veces y siempre se me había dado bien, no es muy duro, alguno se empezó a picar y acelerar como si fuera una carrera con premio y llegáramos a meta cuando era solo el principio del principio de una larga prueba. Otros mucho más fuertes eran más conservadores aunque cuando quisieron dieron dos pedaladas más fuertes y adelantaron a otros.

Al llegar arriba volví a sentir la decepción de las luces, estaba todo completamente oscuro, abajo en el pueblo se escuchaba la música, las luces de las fiestas y nosotros arriba a oscuras con los focos y solos cuando creo que le estábamos dando un valor extra a ese día, ese momento y ese sitio.

Por fin un primer descanso que aproveché para colocarme las cosas, la mascarilla, las luces, mirar el GPS, decidir si coger más ropa de abrigo, o quitarme algo de lo que llevaba puesto, no hacía mucho frío aún y decidí seguir igual aunque preveía que en la siguiente parada me iba a tener que abrigar por el fresco que se levanta por la noche por la experiencia de las recientes Titanes de la Mancha completadas en las semanas anteriores.

Como sorpresa además de las barritas, plátanos, agua, acuarios y bollos Miguel Ángel había traído un montón de donuts, más de 200 donuts que había encargado para este día y para compartir con todos. Fue un detalle genial que para mi además de la obvia generosidad, es que simplemente fue una de las mejores cosas de la ruta. No quería comer más que otros pero era una tentación no repetir y comer dos o tres seguidos.

Cuando bajamos de los molinos después del descanso estuvimos parados unos minutos, se me hicieron bastantes, no sabíamos que ocurría y pensábamos que alguno estaba cansado o que al ser tantos se tardaba mucho en arrancar, al final nos enteramos que alguien había pinchado y estábamos esperando el arreglo.

Seguimos en la más absoluta oscuridad por los caminos y con las luces de las bicicletas muy estiradas, seguía procurando ir de los primeros y para atrás se veía una fila de luces de cientos de metros. Seguía concentrado en la rueda que tenía delante para no caerme y estar listo ante frenazos, además los surcos del camino y las piedras.

Llegamos a un punto en el que nos avisaron que el camino se estrechaba, que había ramas, más piedras y algo peor de condiciones, incluso que no nos separáramos mucho para no despistarnos. Era la zona del Castillo de Guadalerzas, o eso creo, aquí nunca había estado y la verdad es como si no hubiera estado porque no vi nada. Pensé que tendría que venir aquí alguna otra vez por el día para conocer de verdad la zona.

De vez en cuando parábamos un rato, creo que mucho, así no llegaba a cansarme nunca, y en ocasiones la distancia con los últimos aumentaba tanto que mirando para atrás no los veía. El mejor tramo de toda la ruta en cuanto a compacta fue la primera, hasta Consuegra, luego creo que dimos muchos tirones, nos separábamos mucho, parábamos y nos agrupábamos, nos volvíamos a separar, pero en todas las ocasiones yo iba con el grupo de cabeza, no quería tener la sensación de que me esperaban a mi, si alguno aceleraba yo iba detrás.

En una de estas llegamos hasta un cruce con una carretera en la que estaba otra vez la furgoneta de protección civil con el segundo avituallamiento, Ángel Luis que nos siguió toda la ruta con su coche, y todas las personas que colaboraban con la organización de la ruta.

Al parar ya era más tarde y empecé a tener un poco de frío por lo que me acerqué a la furgoneta para ponerme los manguitos en los brazos. Comí más donuts, más bebida, y esperar a que llegaran los últimos. Entonces me enteré de que varios habían sufrido caídas. Arañazos, roces y poco más, nada grave, pero no debían de ir suficientemente concentrados porque no eran caminos complicados ni trialeras...

Aquí estuvimos otro montón de tiempo parados y cuando fui a ponerme los manguitos me di cuenta de que una pulsera de cuero que se abrocha con un imán y que me compré en la playa este verano no la tenía puesta, se me había caído a ponerme los manguitos, busqué por el suelo, alumbré con la linterna por la hierba, por el suelo, entre las bicicletas, por todos los sitios pero no estaba. No me tenía que haber llevado la pulsera esta a la carrera, resignado la di por perdida y al rato arrancamos hasta la siguiente parada que aunque no lo sabía por la hora debía de ser en lo alto de La Calderina, la montaña más alta de la zona y que si se cumplían las previsiones de los organizadores tendríamos que subir o coronar mientras amanecía.

Era tan de noche y veía tan poco que llegamos a La Calderina y no me di cuenta, además yo cuando había ido había llegado por un mismo sitio y esta noche llegamos por otro distinto, así cuando paramos para esperar a los de atrás para subir juntos no tenía ni idea que ya habíamos llegado. Pero a los pocos minutos de estar parado dijeron que los que ya estábamos podíamos empezar a subir, que era posible que alguno no quisiera subir y que en cualquier caso cada uno subiría a su ritmo sin prisas y podíamos hacer la parada, descanso o reagrupamiento luego a la bajada.

Por eso fui el primero en empezar a subir, delante mía solo arrancaron 2 de todos los que éramos. La Calderina es una subida que me gusta, la primera vez me costó bastante, hacía ya casi dos años y tuve que hacer una parada para descansar, pero la segunda la subí muy bien, y ahora estaba convencido de estar más que preparado. Creo recordar que tiene un primer tramo algo más durillo, luego una pequeña bajada, un segundo tramo corto pero con mucha piedra y algo de inclinación y luego un tercero mucho más largo que hace curva ascendiendo de forma continua pero despacito se hace muy bien.

En el primer tramo me adelantó uno, luego otro, y luego otro, me entró un agobio pensando que iba a subir el último que casi me bajo a darme la vuelta, seguí para arriba un poco preocupado por los que me iban adelantando pero intenté no meter el plato pequeño para no perder velocidad, y todavía me adelantaron otros tres o cuatro que iban escopeteados. Llegando casi arriba adelanté yo a uno que había perdido fuelle y cuando coroné me di cuenta de mi buen error.

Arriba no había más de 10 o 12 compañeros, me habían adelantado 12 y me parecían muchos mientras subía, pero es que había salido el primero y me habían adelantado los más fuertes y los que no habían estado parados abajo, no iba a ser el último en subir y nadie me iba a tener que esperar como yo temía, incluso se pararon unos metros antes de coronar arriba del todo donde subí a hacerme la foto y estuve allí un rato parado intercambiando alguna palabra con otros que también se hacían fotos. Me habían dicho el tiempo medio que se tarda en subir y cuando miré el reloj había tardado poco más de eso.

En este momento saqué el móvil, durante toda la subida me iba sonando el despertador del móvil y no podía pararlo sin bajarme de la bicicleta, cosa que no quería hacer. Cuando llegué arriba y fui a apagar el despertador vi un mensaje en el móvil, Belén me decía que Paula se había encontrado a pulsera que había perdido en la plaza. Por lo visto a la salida se me había caído y encontrado ella entre más de unas 300 personas y la reconoció como mi pulsera.

Al margen de que subí mucho mejor de lo que pensaba mientras llegaba arriba la belleza de la subida y la planificación de la ruta fue perfecta. Empecé a subir de noche, completamente oscuro, y en el último tramo se quería ver algo de luz, muy poco pero empezó a aclararse el día viéndose algún reflejo rojizo, cuando llegué arriba estaba terminando de amanecer, no era de día del todo pero ya no hacían falta las luces. Fue una subida con una imagen maravillosa. Durante la bajada alguno paraba en las curvas para intentar hacer fotos bonitas con todos los tonos rojizos del sol saliendo por el horizonte.

Antes de esto me acerqué a donde habían parado los otros y allí estaba David, había subido más despacio, normalmente cuando está cansado no lo dice, le cuesta reconocerlo y en alguna ruta que le he tenido que esperar y le he preguntado si va bien siempre me dice que no le pasa nada, hoy fue igual, pero creo que no estaba en plena forma. Cuando yo he ido mal, más despacio que él o retrasando he dicho que me duelen las piernas, que no tengo fuerzas, que no puedo o que voy muerto, no pasa nada por reconocer que no todos los días podemos tenerlos igual.

Cuando bajamos volvimos a hacer otra larga parada para esperar a todos antes de dirigirnos hasta el siguiente punto que era el pueblo de Urda, lugar donde íbamos a desayunar. Pero es que antes de arrancar hubo más gente con pinchazos.

Me seguía dando mucho miedo este tema, habían recomendado hasta la saciedad que lleváramos ruedas túbuless pero no me quise gastar un dineral en cambiar las ruedas y tampoco tuve tiempo de poner un kit de conversión. David si se compró un par de ruedas nuevas, mi estrategia consistió en ir con cámara con líquido nueva, banda de kevlar, y cubiertas nuevas con mucho dibujo, además sobre la Larsen TT había escuchado que al tener mucho taco junto son cubiertas con las que se pincha menos.

Al llegar a Urda fuimos a una cafetería que había dentro de un parque. Al estar todo concertado había café y bollos para todos, me cogí un café, un par de magdalenas y me volví a sentar a las sillas de afuera con otros. David había visto en las mesas de dentro a Roberto y otros compañeros que no vi y se quedó con ellos así que estuvimos repartidos en dos grupos.

Luego gastamos un rato en quitarnos la ropa de abrigo, en engrasar las cadenas de las bicis y de verme la cara que llevaba en un espejo, no me podía creer la cantidad de polvo que llevaba en la cara. Por la noche no notaba que fuéramos tan sucios pero por el día resulta que llevábamos más tierra en la cara que en los caminos. Nos dio tiempo a seguir descansando, en comer más donuts y también que decidí dejar la mochila de la espalda ya que con la cantidad de paradas que hacíamos, con la botella de la bicicleta y lo tranquilo que iba me quería quitar peso, dejé en la furgoneta de apoyo la mochila con el agua, ropa, foco, batería de las luces, y todo el peso que pude y me fui sin nada extra. Aun esto tardamos mucho en arrancar, creo que volvió a pinchar alguno o algo pasaría porque pasaban los minutos y no arrancábamos.

Cuando empezamos volví a coger la cabeza de la ruta para ir de los primeros pero llevábamos un ritmo bajo, muy despacio, creo que alguno no estaba acostumbrado a montar tantas horas y por la noche y aunque todavía quedaba por lo menos la mitad de la ruta ya había alguno cansado.

En algún momento nos colocamos David y yo los primeros, pero en realidad no quería esto porque no tenía metida la ruta en el GPS, quería ir en el grupo de cabeza pero no dirigir a nadie, porqué no sabía y no era mi cometido, en uno de estos tramos que íbamos los primeros en una cuesta abajo nos aceleramos y desde atrás escuchamos que nos llamaban porqué teníamos que haber girado a la derecha y no seguir recto.

Nos pasamos del cruce solo unos 50 o 100 metros pero entre dar la vuelta girar sin chocarse y coger otra vez velocidad nos quedamos de los últimos. Justo lo que llevaba toda la ruta evitando, quedarme atrás. Cuando me quedo atrás me cuesta muchísimo recuperar. Me puse detrás de los más lentos y no podía adelantarlos veía como los primeros se separaban y cada vez los veía más lejos, eran los tirones que antes daba yo ahora sufría sin poder reaccionar.

Paramos otra vez para reagrupar, y otro tirón, reagrupar y tirón y yo sin adelantar hasta que llegamos a un tramo cuesta arriba en el que pude quitarme a alguno de delante e ir cogiendo posiciones. Cuando llegamos a un alto cerca del repetidor de Urda donde hicimos otro descanso para juntarnos ya había recuperado las posiciones y vuelto a poner en el grupo de cabeza. No se si el tramo que estuve detrás fue de uno 10 kilómetros pero me sentí agobiado de pensar que me quedaba y no responder bien. Además me dio por pensar que mi cámara de repuesto por si pinchaba estaba en la mochila que había dejado en la furgoneta y si además iba de los últimos y pinchaba iba a suponer la vergüenza doble de pinchar y además no ir preparado.

Desde aquí en adelante las diferencias fueron aumentando, cada vez íbamos más estirados y las paradas para agrupar eran más largas, tenía la sensación de que cuando uno pinchaba y parábamos para esperar daba tiempo a desarmar tres veces la bici, tenía la sensación de que para quitar una cámara pinchada y poner una nueva no se tarda 15 minutos ni inflando la nueva soplando.

La siguiente parada con avituallamiento la hicimos en la carretera N401, todos necesitábamos el descanso, especialmente por el agua, yo no llevaba nada, iba seco y necesitaba beber pero así estábamos muchos. Fue otra larga parada, en la que agotamos los últimos donuts, más plátanos, acuarios y agua. rellené el bote y llené el estómago de líquido. Estiramos un poco y esperamos a arrancar.

David estaba hecho polvo, estaba agotado y creo que era por el sueño, realmente fue una mala idea la de dormir poco el viernes para aprovechar un rato de siesta sabiendo que el sábado iba a estar 24 horas despierto.

Ya habíamos comentado y nos habían dicho que la ruta había que recortarla, iba siendo muy tarde y todos íbamos cansados pero algunos iban muy tocados, como para no terminar la ruta. Primero quitando la subida a los molinos de Herencia, esto se sabía casi desde el principio, luego quitando los molinos de Puerto Lápice, pero aun esto íbamos a llegar tarde incluso a comer.

Desde esta parada venía una subida hasta el cruce de Cuatro Caminos, aquí otra parada y bajada hasta la fuente de Umbrión para llegar a la Ermita de Valdehierro donde íbamos a comer, pero subiendo antes el Mingoliva.

Desde este punto hasta el final de la ruta empecé a sufrir y mucho. Llevaba en el tobillo de la pierna derecha una pulsera tobillera del verano que me iba rozando y haciendo mucho daño, cada vez que daba pedaladas me dolía el pie pero por no parar y quedarme el último pensaba en quitármela en la siguiente parada, pero una vez que parábamos me dejaba de doler, se me olvidaba y seguía, así durante una vez y otra y otra y otra. Como esta entrada la he terminado de escribir casi tres meses después puedo decir que durante 2 meses me ha estado doliendo el talón una barbaridad, que casi no he montado en bicicleta además de por otros motivos por el fuerte dolor de talón cada vez que he montado, incluso con paseos con los niños me ha dolido mucho. En esta ruta me lesioné el pie.

Cuando llegamos a la Ermita de Valdehierro había mucha gente esperándonos. Belén me había preguntado que si iba con los niños a esperarme también allí y comer juntos y le había dicho que hiciera lo que quiera pero que prefería estar en el ambiente de bicicleta que para pasar media hora comiendo juntos no hace falta desplazarse hasta aquí. Llevo dos años haciendo rutas cada domingo y un año en el que muchos domingos he comido solo en mitad del campo en una parada de la ruta de la bici, por un día más que será uno de los últimos en una temporada no iba a pasar nada.

Nos explicaron que la idea era llegar a la zona de la ermita que era el lugar donde íbamos a comer y allí hacer dos grupos el de los ciclistas que estaban hasta las narices y se iban a quedar allí a comer y los que aún estando hasta las narices y cansados iban a intentar subir hasta el Mingoliva y luego después de bajar, comer allí. Así unos tendrían una parada de 1 hora y otros de casi 2 horas.

Yo me veía con fuerzas como para subir, cansado, tampoco es que fuera sobrado, pero subir podía subir, y me fui con el grupo que iba a hacer la ruta completa, pero volví a salir de los últimos, lo que más me agobia. Vi como muchos se adelantaban y me quedaba de los últimos, además subíamos por otro camino que no conocía y que decían era más duro. Hubo incluso un momento en el que me vi solo, nadie por delante, todos muy adelantados a mi.

Entre el dolor de talón, el cansancio, la caída psicológica al verme el último y solo, me entraron unas ganas locas de bajarme de la bicicleta y darme la vuelta. A lo lejos vi a uno, solo un bulto, al poco adelanté a uno y vi a otro a lo lejos que me pareció David, adelanté a otro y reconocí a David ya más cerca hasta que llegué a su altura, luego me puse en paralelo a David y le dije que estaba cansado y con síntomas de calambre por lo que subí un piñón para ir más tranquilo con él pero al poco me recuperé de los tirones y volví a bajar un piñón dejándole que sufriera el solo mientras yo llegaba arriba, no se bajó de la bici por el orgullo que tenemos todos de querer llegar y conseguirlo pero iba bastante tocado. Ver que yo le adelantaba subiendo el Mingoliva y subía antes que él cuando hacía un año casi que le daba tiempo a subir dos veces o tener que parar yo en mitad del ascenso para coger aire y ahora salir más tarde, llevar más de 150 kilómetros recorridos, llevar más de 14 horas pedaleando y adelantarle en mitad del ascenso para esperarle arriba me hizo pensar que efectivamente estaba en mi mejor estado de forma que nunca había estado. En este momento estaba a mi 100%.

Arriba coincidimos con muchos compañeros, todos los que íbamos de Bike Friend subimos y estábamos arriba, tanto los que habían subido los primeros como los últimos que todavía subieron varios detrás mía, en realidad durante el ascenso solo me adelantaron dos, todos habían subido más rápido empezando antes o más tarde por no adelantarme pero durante la subida solo dos me pasaron.

Pedí a mis compañeros un momento para hacernos todos una foto juntos antes de bajar y por supuesto antes de terminar la prueba.

Abajo nos esperaba una gran comida, muchos llevaron tuppers de pasta, espaguettis, macarrones, etc... en mi caso un arroz salvaje con salmón ahumado que le había pedido a Belén que me hiciera para cubrir la función de comer hidratos pero que no sumaran más el número de kilos de espaguetis ingeridos en una semana. Como si fueron las mujeres de otros amigos al final comimos con ellas, y de postre un par de rajas de melón que nos regaló a todos otro compañero de bici. Hubo quien se llegó a dormir una corta siesta antes de seguir camino a casa.

La vuelta ya era un trámite, unos 40 kilómetros con un solo tramo de subida que era cruzar La Sevillana dirección Herencia y el resto cómodo pero yo llevaba el pie derecho que no podía dar un paso por el dolor de tobillo. Aquí se incorporó mucha gente de Alcázar que habían venido en coche para hacer el último tramo con nosotros, muchos chavales jóvenes, o gente con menos experiencia o kilómetros en las piernas pero les hacía ilusión volver con nosotros. Respecto a esto he tenido dos teorías.

La primera opinión es que no deberían estar ya que no tiene sentido que hagan un trozo y lleguen con nosotros a la plaza cuando no han realizado la ruta, tendría el mismo sentido que lo hicieran cualquier otro domingo y no este, si no se hace otro tampoco deben hacerlo este. Es como si un aficionado al fútbol salta la valla y se pone a jugar los últimos 5 minutos de un partido con su equipo solo porqué está muy contento y orgulloso de ellos. Que yo quiera ser como el jugador del Real Madrid Raúl no significa que pueda pedir tirar un penalti en una final.

La segunda teoría es que es una prueba no competitiva y que entre otras cosas se fomenta el compañerismo y el amor por este deporte y dejarlos acompañarnos es una forma extender el deporte a otras personas, jóvenes, niños, o gente que está comenzando en esto y no están capacitados para darse una paliza de 24 horas y 250 kilómetros pero si para este tramo final.

Por esto las dos teorías me sirven y como a los organizadores les pareció bien pues aquí nos acompañaron un buen grupo de gente.

Comenté con uno de los organizadores que si nosotros habíamos firmado un papel eximiendo de responsabilidad a los "no-organizadores" y los que se incorporaban no habían firmado nada en que situación quedaría la "organización" en caso de ocurrir algo, es una de las lagunas que le veo el aceptar la segunda teoría.

Los chavales empezaron a tirar a un ritmo quizá normal pero el pie me dolía una barbaridad. Se puso paralelo a mi uno de los chavales y me iba dando miedo, no vuelvo a montar con un crío de estos hasta que no aprendan a ir en grupo, son un autentico peligro.

Se van cruzando de lado del camino sin mirar, frenando o acelerando sin control, pueden ver una chinita y dar un frenazo o pasar por un pedrusco sin pensar en que se caen. En más de una ocasión uno estuvo apunto de tirarme pero no podía ni para pararme por lo despacio que íbamos ni acelerar por falta de fuerzas a estas alturas. Me tocó hacer un tramo con uno de estos y lo pasé peor que subiendo el Mingoliva.

Llegamos a Puerto Lápice y tras otra parada subimos la Sevillana, arriba comenté el peligro de ir junto a los niños y varios opinaron igual, como luego venía una bajada por piedras procuré arrancar cuando no coincidiera con ninguno de ellos.

Desde aquí hasta Herencia no entendí lo que sucedía, llevaba casi 20 horas dando pedales con el grupo de los primeros esperando a los últimos y mucho no eran capaces de llegar a 20 km/h. un ritmo bastante lento pero ahora íba a 25 y me quedaba el último y separándome. Había alguien tirando de forma brutal y yo con el tobillo del pie derecho destrozándome el pie.

Llegamos a Herencia y más de lo mismo, tras un error para llegar a Alcázar arrancamos y veo que me quedo el último, pero el último del todo. Y por más que intento correr no alcanzo a nadie, voy a casi 30 km/h. y se van distanciando, no estaba entendiendo nada, hacía unas horas no podíamos pasar de 20 porque se descolgaban todos y ahora que tenía el pie realmente destrozado hacían esto. Así hasta el cruce con el río Cigüela donde se disputó entre los niños la carrera de un par de kilómetros y luego hasta Alcázar.

Además de cansado y con el tobillo destrozado iba cabreado, no entendía lo que sucedía, 20 horas el primero colaborando con los primeros para tirar del grupo y ahora a falta de 10 kilómetros me quedo el último. Al llegar al pueblo y encarar la última calle a la plaza decidí apretar para recuperar la cabeza, no me importaba romperme del todo el pie, sangrar o que se me saliera un hueso como me pasó, pero si había ido 20 horas el primero también podía ir 20 horas y 5 minutos.

Al final me enteré que precisamente fue David el que cuando se colocó el primero en Herencia fue de los que iban tirando y acelerando sin parar junto a otros.

Saqué la cámara de vídeo porqué aunque yo suelo hacer fotos me dijo David que se le había agotado la batería o la tarjeta de memoria e hice un vídeo entrando a la plaza.

Allí había muchísima gente, nada que ver con nuestras tres Titanes de la Mancha anteriores en las que en la primera no nos había recibido nadie, en la segunda solo 2 personas y en la tercera pocos más. En esta había una barbaridad de gente. Entre amigos, familiares, mujeres, hijos, curiosos, gente que pasaba por ahí en ese momento,... además la gente nos empezó a aplaudir, y justo cuando entrabamos en la plaza salía del ayuntamiento una pareja que se acababa de casar y tiraron una traca de petardos. Entonces yo no sabía esto y pensé que la traca la habían preparado los organizadores o incluso el propio ayuntamiento en honor de los que llegábamos en bici. Fue una de esas casualidades que nos suelen pasar a David y a mi cuando hacemos nuestras rutas y al llegar a un pueblo aparece la banda de música a nuestro paso.

La prensa local y TV local entrevistaron a los organizadores felicitándolos por el éxito de la ruta y el día, especialmente a la chica ciega que participó con un tantem junto a un piloto que era un tío con una fuerza bestial participante de Ironman, casi 4 km nadando, 180 km en bicicleta y 42 km corriendo el mayor y más exigente triathlon de todo el mundo.

Después unas fotos de recuerdo, felicitaciones con amigos, conocidos y gente que se acercó a saludar.

Yo terminé con unas pintas de sucio de polvo que parezco de otra raza y pasados los minutos iniciales le dije a Belén que me quería ir a casa, David todavía se quería quedar cuando ya quedaban 4 en la plaza pero yo sin tener hambre me quería ir a casa a ducharme y dormir. Tenía mucho más sueño que hambre.

Durante la ruta había perdido 7 kilos de peso, los dos días que había estado comiendo espaguetis y bebiendo agua sin conocimiento empezando la ruta con una tripa hinchada que me daba vergüenza en la fotografías había desaparecido y la cara la tenía mucho más delgada, había perdido mucho volumen. Sin embargo no tenía nada de hambre, lo que tenía era mucho sueño, tenía que dormir ya, llevaba unas 26 horas despierto y 20 de ellas dando pedales y David algunas más despierto.

Desde que empecé saliendo más con la bici, TODOS los fines de semana durante los últimos dos años a excepción de algún día de Navidad y 4 fines de semana de vacaciones, incluidas cualquier fiesta o día de no trabajo me había propuesto dejar la bicicleta una vez cumplido una serie de objetivos y este era el último.

Quería ver si era capaz de hacer una ruta de casi 24 horas en bicicleta por caminos pero acompañado de mucha más gente manteniendo el ritmo y pasar de no saber dar pedales a codearme con gente deportista de verdad y lo había conseguido y creo que con buena nota.

Llevaba dos años sacrificando a mi familia y amigos, no pudiendo salir un fin de semana por la noche por Madrid a tomar una copa por pensar en la ruta del domingo, no dejar a los niños pasar un fin de semana con sus primos por lo mismo, y muchos más sacrificios que tenían que terminar y este era el día. Un día anunciado desde el principio de los tiempos y que había explicado muy bien a dos personas, una a Belén por ser la principal perjudicada por mi afición a la bicicleta y otra a David por ser la persona con la que siempre montaba.

David tenía una bicicleta de montaña mucho antes que yo pero no la usaba nunca, fue a raíz de hacer yo con Belén el camino de Santiago en el 2010 y empezar a hacer solo rutas de 20 o 30 kilómetros cuando él empezó a coger la bicicleta conmigo y a raíz de esto juntos hemos llegado hasta aquí. Pero desde el primer día les había dicho a todos que esto tenía que terminar. Por el bien de las familias y también de la economía tenía de dejar de montar en bici por lo menos a este nivel que para algunos serán paseos pero para mi, mi tiempo, mi vida y mi todo supone rozar lo profesional.

Dos días antes de esta prueba Belén tuvo una crisis por dudar de si iba a ser capaz de frenar este ritmo y si realmente dejaría de montar en bici a este nivel y cuando iba a llamar a los organizadores para avisar de mi renuncia a participar nos dimos el beneficio de la duda y participé. Por un lado prefiero participar como así sucedió pero si no hubiera participado tampoco hubiera pasado nada ya que todo lo que quería demostrar en la bicicleta ya me lo había demostrado a mi mismo durante este tiempo y estoy más que satisfecho.

Me había propuesto volver a visitar muchos de los sitios en los que he estado con la bicicleta y con David pero esta vez con Belén y con los niños creo que se lo merecen y que lo que yo he disfrutado viendo lo tienen que ver ellos, lo que yo he aprendido lo tienen que aprender ellos y que si han sido generosos dejándome disfrutar durante dos años sin agobios y comprendiendo mi necesidad de hacer algo especial y solo, ahora debo intentar darles lo mismo que he recibido.

Retomaremos el geocaching, haremos senderismo, pasaremos más tiempo juntos, les llevaré más veces con sus primos, saldremos más veces por la noche, podré acostarme a las 6 am sin pensar en la ruta del día siguiente, daré otro giro a nuestras vidas.

Esta crónica la he terminado de escribir el 2-dic-12, más de dos meses después de realizarla cuando normalmente escribía al día siguiente o dos días de la ruta, ha quedado demasiado larga para leerla incluso el protagonista, hay una foto repetida y otras parecidas pero he perdido el interés en reescribirla, por eso ahora pasado este tiempo y que se que me falta completar las crónicas y recuerdos de los últimos días del viaje en agosto a Holanda con los problemas que iba a tratar de camuflar pero ya veo innecesario después de como han terminado las relaciones entre las mujeres, los inicios con la bici después del Camino de Santiago cuando escribía 4 cosas en otro blog familiar que me llevará más tiempo en pensar y recordar que en escribir, y por fin publicar todo en un libro en pdf para compartir con algunos y en papel para mi recuerdo. Mientras tanto seguiré escribiendo las rutas en bici y más las rutas de senderismo con la familia para ver si alguno se anima y fomentamos el deporte pero dentro de la vida familiar.

He tenido mucha suerte de conocer a David y compartir estos dos años de vida con él y aunque ahora por otras cosas parezcamos distanciados personalmente solo puedo decir cosas buenas de esta persona, como compañero y como amigo. Los dos hemos aprendido mucho mutuamente y hemos compartido cosas que seguro ninguno de los dos pensábamos hace unos años, y no solo deportivamente hablando también en vivencias personales, pero sin hacerle de menos creo que mi mejor compañero de ruta siempre será Belén, Paula y Marcos.

2 comentarios:

Rutasporalcázar dijo...

Enhorabuena por la cronica, espero no ser el unico en habersela leido entera! Puedo decir que te comprendo en el desgaste que supone esta afición. A veces yo tambienb me planteo dejar cosas.. La forma que tengo de sobrellevarlo es no metiendome presión, no metiendome "atracones de bici". Esta ultima Titan ha sido para cerrar un ciclo. Organizar cuatro rutas así supone un gran desgate, y el año que viene quiero libertad... Por eso, el que tu ya David seais los unicos que las hayais hecho en un mes, para mi tiene mucho valor. Yo llegué a la bici hace 5 años, los años que tiene el blog. En ese tiempo me he planteado muchas veces dejarlo..pero, que voy a dejar? A quien debo una explicacion y una fidelidad (a parte familia)? El blog es personal, es un diario de experiencias personales: tu sabes cuando lo inicias y cuando lo modificas, por eso, puedes dejar de escribir o escribir otra cosa. Es bueno variar, y el cambio que le diste introduciendo senderismo con tu familia a mi me gustó. Hagas lo que hagas, si escribes, lo seguiré leyendo, porque me gusta saber de la gente q conozco, me gusta saber que disfrutan con lo que hacen, y, supongo que como a ti, me gusta que la gente comparta sus aficiones, descubrimientos, inquietudes..
Enhorabuena por tu blog, por tus aficiones, por tu superación, por tu familia y por compartir.
Nos veremos seguro, por los caminos o por los senderos.
Un abrazo

Unknown dijo...

Al margen de la historia que he tenido con la bicicleta que creo que está claro entre lo escrito, lo que se entiende y lo que se entenderá, tenía a partir de ahora la opción primera de abandonar el blog o la que he tomado de seguir con esta nueva aventura, al final la decisión por ahora es esta.

Siendo un novato en el deporte, un aprendiz en la fotografía y un intruso en la escritura espero que a más de uno le siga sirviendo este blog como referente de cosas que hacer como lo es desde mucho antes Rutasporalcázar.

PD. La bici la tengo aparcada pero muy cerquita de las botas así que nos veremos alguna vez.