jueves, 2 de agosto de 2012

Nederland día 2. Desde Rockanje hasta Oostkapelle.

Habíamos superado, y creo que con éxito, el primer día en Los Países Bajos, hoy habíamos descansado bien y nos esperaba una etapa un poco más dura pero muy interesante por lo que íbamos a ver, en realidad todo el viaje me parecía interesante.

Al despertarnos en el camping y después del aseo nos tocaba recoger la tienda de campaña y guardar todo, pero estaba chispeando, no era mucho pero lo suficiente como para ser desagradable recoger y guardar las cosas en esas condiciones.

Lo mejor es que habíamos descansado mucho, entre la siesta que nos dió tiempo a dormir el día anterior y que nos acostamos pronto por la poca lluvia de la noche habíamos pasado un montón de horas descansando.

En el camping me sorprendió ver conejos pastando en el cesped, yo que seguía recordando mis acampadas libres en la sierra de Madrid hace muchísimos años con el suelo más duro que una piedra, o los más recientes en la costa Valenciana con el suelo lleno de gravilla aquí clavábamos las piquetas con la mano, pero además en el cesped estaban los conejos andando como si estuvieramos en el campo.

A unos pocos kilómetros teníamos el pueblo Rockanje, un pequeño pueblo con las casas típicas Holandesas que no me cansé de ver en todo el viaje. Allí paramos porqué aunque cada día poníamos el despertador a las 7:00am cuando queríamos recoger y salir pasaba como mínimo una hora, pero hoy como amaneció lloviendo nos quedamos un rato más dentro de la tienda y hasta las 9:00am no abandonamos el camping.

David y yo conocíamos el sitio porque estuvimos la noche anterior buscando un ordenador en el que descargarme los mapas para el GPS y fuimos directamente a una plaza en la que había un supermercado.

Como todos los embutidos son ahumados y muchos picantes la noche anterior fui el único que cenó bien, a los demás el picante no les va mucho y comieron lo justo del que se supone que picaba un poco menos que el otro.

En el supermercado hicimos una buena compra, más fiambre, pan, pan de molde, leche, bollos, fruta... el pan fue el último día que lo compramos, una barra de pan normal estaba a 1.50 euros y había trozos pequeños para bocadillos por 1 euro la pieza. Nos despedimos este día del pan hasta la vuelta a España y nos quedamos con el pan de molde que comen en media Europa.

Nos había dejado de llover así que después de desayunar en la calle con lo comprado arrancamos la etapa de este día siendo ya las 10:00 am y con la pregunta de ¿cuantos kilómetros tenemos que hacer hoy?

Poco a poco el cielo se fue oscureciendo, teníamos unas nubes grandes y negras frente a nosotros y nos dirigíamos a ellas. Y al rato empezó a llover, primero un poco, luego un poco más, me puse el chaleco cortavientos que me compré para el Soplao, y empezó a apretar, a mi me daba igual continuar, casi que lo prefería.

No hacía frío, estaríamos cerca de los 20 grados, con mucho viento y lluvia pero sin frío que es la combinación que nos fastidió en la prueba de mayo en Cabezón de la Sal. Pero hubo un momento en el que apretó más hacía mucho viento y nos tuvimos que parar unos minutos. Miramos al cielo y observamos que las nubes se iban a cruzar en breve, una vez que nos pasaran al fondo se estaba quedando un buen día de Sol.

La ruta de hoy era recorrer el Gran Dique de Norte a Sur, íbamos a descender por la costa quedando el Mar del Norte a nuestra derecha y la provincia de Holanda del Sur a nuestra izquierda. El Gran Dique está dividido en distintos tramos que une las islas de tierra que se han formado por debajo del nivel del mar desecando el terreno y protegiéndolo de las crecidas del mar.

Nosotros íbamos a pasar por tres tramos. El primero estaba nada más salir de Rockanje y como fue el tramo que nos llovía mucho y se me pareció más a un puente grande no aprecié lo suficiente la gran obra que estábamos cruzando.

A las 11:15h. llegamos a un pueblo llamado Goedereede, aquí había un mercadillo y al llegar en mitad de la plaza había otro puesto de pescados, un "fast food de comida sana", yo la verdad es que hubiera preferido comer algo de esto pero se que a Carolina especialmente la apetece más tomar café y propuse hacer una parada en este bonito sitio, a las 12:00h. salimos de allí con el día completamente distinto respecto a temperatura.

Íbamos muy lentos, entre que empezamos tarde y todas las paradas íbamos más despacio de lo pensado pero tampoco teníamos prisa en llegar, de todas formas cada muy poco tiempo me preguntaban cuantos kilómetros faltaban para terminar.

Entre que en el GPS lo indica solo al principio cuando pongo el track y que seguíamos sin mapas se lo iba diciendo por intuición, si la ruta era de unos 87 y llevábamos unos 26 pues faltarían  unos... ¿60? pero tampoco me gustaba decir que 60 porqué cuando llegábamos a un pueblo pasábamos a comprar, a tomar un café y a lo largo del día eso sumaba uno o dos kilómetros que luego se quejaban si hacían uno de más. Ni lo sabía ni me lo podía inventar.

Además ser el único que llevaba el track era un rollo porque en cada cruce debíamos de estar pendientes, pero no siempre se ve si hay que girar o no, cuando el track torcía a la derecha gritaba, "en el próximo cruce a la derecha" pero muchas veces no era un cruce era una curva en el camino. Otras veces llegaba un zoom de 1/5.000 pero este zoom solo lo podía utilizar cuando íbamos por una pista ancha larga y sin cruces, al pasar a un pueblo tenía que meter más y poner un 1/500 y aun así dudaba si había dos calles paralelas que salían de la misma plaza.

Cuando nos equivocábamos en los cruces todos dábamos con facilidad la vuelta pero a David con el carro le costaba más, dar marcha atrás es un incordio y para girar se necesita mucho espacio. La verdad es que a él le gusta el carro más que a mi. Yo le veo la ventaba de poder transportar más cosas o determinadas cosas, pero creo que me da más estabilidad y cómodo de manejar sobre todo por las calles el transportín con las alforjas. Aunque como ya hemos comentado poner un transportín a una bici doble se hace porque se hace, pero no es lo suyo, la bicicleta sufre mucho más que si es una rígida.

Cada kilómetro que avanzábamos nos sorprendía algo. Encontramos pegado a la playa un curioso mirador, serían las 12:10h. y paramos solo 10 minutos, que tenía grabado en perfil de metal de lo más alto el relieve de lo que se ve desde cada posición, íbamos gastando tiempo disfrutando del paisaje.

En algunas ocasiones parecía que no íbamos a llegar a tiempo pero no nos esperaba nadie en ningún sitio, y quería llevarme al menos en los ojos y en la cámara de fotos todo lo que pudiera de este viaje.

Un poco más adelante vimos un faro y como nos queríamos fotografiar casi con cualquier cosa pusimos el trípode para salir los 4 en la foto. Estos 5 minutos gastados en unas risas.

Los caminos estaban perfectamente bien señalizados, en cada cruce de caminos había un cartel.

En Los Países Bajos además de utilizar la bicicleta a diario para cualquier cosa, comprar, ir a misa, o ir de cervezas, absolutamente todo, lo que menos hay es bicicletas de montaña, es lógico si contamos con que no hay montañas, pero de carretera si se ven muchas.

Los recorridos para las bicis de carretera son muchísimos y muy buenos, creo que si viviera en los Países Bajos cambiaría la bici de montaña por la de carretera por la seguridad de sus pistas. Sus caminos son como velódromos pero  al aire libre, pistas a cielo abierto.

Luego hay distintos tipos de vías, están las "Pistas Largas o LF" que recorren todo el país y están numeradas con un número y una letra si tienen alguna variante y luego recorridos que van de una localidad a otra pero rodeando ciudades, cruzando los grandes parques y bosques que hay junto a todas las ciudades, y uniendo distintos tipos puedes cruzar el país sin coincidir con ningún coche.

Después de este punto cruzamos otro tramo del Gran Dique pero de aspecto natural por ser un muro de tierra, que yo lo llamaba el Tarifa de Holanda, eran unos 5 o 6 kilómetros de un carril bici que iba paralelo a la playa, y en la playa había cientos de surferos y miles de cometas por la cantidad de aire que hacía.

Nunca jamás había llevado tanto viento en contra, agaché la cabeza e intenté a apretar sin que me frenara el viento, tuve que empezar a subir piñones, cada vez más grande incluso pensé que iba a tener que poner el plato pequeño. Cuando miraba para atrás para ver por donde iban los otros perdía el equilibrio y apunto estuve de caer al suelo, no llevo ningún aparato que mida la fuerza del viento cuando voy en la bici pero era muy fuerte. Los que venían de frente venían casi sin dar pedales y a una velocidad muy alta.

En un momento me paré para esperar a los otros y hacerlos unas fotos cuando llegaran y me fijé en la gran cantidad de gaviotas que había en el cielo, nos iban como persiguiendo y planeaban en el cielo cerca de nosotros como si fueran nuestras cometas, cuando llegaron Belén, Carolina y David a mi altura les ofrecí parar a comernos un trozo de bollo gengibre que llevábamos y que habíamos comprado por la mañana en el supermercado, además de otro de chocolate, saqué la navajilla para partir un trozo y me fijé en las gaviotas que miraban como un perrillo esperando un trozo de pan o un hueso.

Lancé un trozo de bollo al suelo y una gaviota salió corriendo a por él, luego otro trozo a otra gaviota, y luego otro a otra, estos decían que el bollo de gengibre no les gustaba pero que del bollo de chocolate no echara nada. Miré para arriba y vi a una gaviota "sobrevolándonos" a unos 3 o 4 metros por encima de nuestras cabezas... lancé un trozo para arriba y como un perro de circo cogió el trozo en el aire y se lo comió, empecé a tirar más trozos pero cada vez más bajos, los últimos la gaviota estará a un máximo de dos metros de nuestras cabezas y yo emocionado mientras David grababa un vídeo/documental de la escena de fauna holandesa. Todo lo grabado con la cámara gopro parece que está mucho más lejos pero en las imágenes se puede ver a una gaviota comiendo un trozo de bollo. Me resultó espectacular.

Terminamos este segundo dique algo cansados, no llevábamos muchos kilómetros y solo habíamos llaneado por un carril bici pero el esfuerzo hecho para salvar unos pocos kilómetros fue brutal, con este viento y este peso que llevábamos era como si hubiéramos subido un puerto.

Al poco de salir de esta línea recta nos adentramos en una zona de playa con otra espectacular carretera con muchos ciclistas que iban a la playa, se veían familias en bicicleta y algún niño de 3 o 4 años, el típico niño que ves en España con un triciclo o una bicicleta con ruedines con su bicicleta pequeña pero normal, creo que esta gente aprende a montar en bici antes que a caminar.

Como eran las 2:00 pm y no veíamos más que dunas de la playa a nuestra derecha y campings a nuestra izquierda paramos a comer en un chiringuito pegado a la carretera, era un sitio de hamburguesas y otra comida rápida, realmente fue más del 50% de nuestra dieta en estos días, menos mal que se supone que estábamos quemando la grasuza que nos estábamos metiendo al cuerpo.

Aquí nos dimos cuenta de que además de ellos saber mínimo dos idiomas y muchos tres o cuatro para entenderse hace falta algo más que conocimientos. Con algunas personas prácticamente no hacía falta hablar, con señalar, los gestos y las expresiones es suficiente para entenderse un mínimo y con otras personas como no tengas acento británico del Sur de Londres no se entienden, queríamos pedir 4 menús de hamburguesa con sus patatas y coca-cola pero la hamburguesa con queso, y por mucho que la señalamos el dibujo del cartel no entendió y nos repetía que la de con queso era sin menú, y que no podía ser con refresco y patatas, y eso que no hablamos de dinero. Intentó ponernos 4 menús más 4 hamburguesas con queso, cuando dijimos que no, entendió que solo una con queso, luego la dijimos que nos diera lo que la saliera del moño y encima presumiendo de que en el colegio había estudiado español y sabía decir "pollo" entonces por lista la dije que no se decía así que se decía "pollo frito".

Estuvimos un buen rato parados hasta que después de descansar seguimos nuestra aventura. Pasábamos por zonas de playa y otra cosa que nos sorprendió es la cantidad de caballos que había por todos los lados, la cantidad de árboles y bosques que llegan hasta casi la misma orilla de la playa y sobretodo la forma que tienen de ir los holandeses a la playa, en bicis. Como no podía ser de otra forma aquí cuando vamos a la playa si dejamos el coche a más de diez metros de la arena nos cabreamos, allí vienen en bici desde su pueblo y las dejan en aparcamientos para bicis a más de 200 metros de la playa que recorren andando, por muy frío que esté el agua del Mar del Norte seguro que cuando llegan al agua ya han entrado en calor.

Pasamos por algún otro pueblo bonito en el que paramos a comprar un poco de fruta pero antes de llegar al último tramo del Gran Dique, al más espectacular, al tramo que sale en todas las fotos y que teníamos especial ganas de ver y conocer nos ocurrió otra odisea.

Íbamos siguiendo el track por un bosque cercano a la playa cuando mandaba girar a la izquierda por un camino de arena de playa, pensé que tenía mal el zoom en el gps y pedí a todos que pararan para comprobarlo. El gps me seguía mandando por ese camino de arena, pensé que quizá más para atrás nos habíamos saltado algún cruce y como yo iba más rápido y era un poco cuesta arriba les pedí que me esperaran, retrocedí 500 metros y encontré otro camino casi que peor, más arena de playa. Por ahí no íbamos a poder dar pedales, me hubiera gustado llevar un mapa para saber por donde ir pero sin mapa no sabía nada.

Llamé al resto del grupo y les expliqué que la única opción era empujar las bicis, podríamos retroceder pero sin mapa no podía saber hasta cuanto y luego donde encontrar el sendero que se uniera con nuestro track en medio de un bosque. Días después en España vería en un mapa en que punto nos equivocamos y donde arreglarlo y resulta que dimos una vuelta para meternos en este bosque bonito de ver pero que se convirtió en una trampa para nosotros.

Empezamos a empujar cuesta arriba, los cuatro bajados de las bicis, primero David, luego Carolina, el tercero yo y por último Belén, cada uno con sus fuerzas empujaba para arriba, nos llevamos una gran alegría cuando vimos que se terminaba el camino de arena.

Circular por el Gran Dique es impresionante, es más grande de lo que parece, es como ir por encima de una presa de hidrográfica pero muchísimo más grande. Tenía para los coches un carril para cada sentido pero luego otro igual de ancho casi que los otros dos juntos para bicicletas. Nosotros íbamos solos, a nuestra derecha volvíamos a dejar el Mar del Norte y a nuestra izquierda el mar interior. No sabría calcular con exactitud pero es fácil que el Mar de Norte estuviera unos metros por encima del otro, o por lo menos desde nuestra perspectiva nos parecía esto, pero sobretodo era la dureza del mar, era como ver el mar menor a nuestra izquierda y estar en medio de un océano con mucho oleaje a nuestra derecha. ¡que forma de golpear el dique!

He leído que el Gran Dique tiene una estructura de hormigón clavada ¡¡60 metros bajo el suelo del mar!! que se hacen con barcos especiales que compactan la arena del fondo con unos rodillos y luego para poner las puertas que pesan un montón de toneladas las tienen que colocar con grúas marítimas gigantes. Estas compuertas están abiertas durante todo el rato dejando entrar el agua de forma controlada y ante una crecida brusca o repentina del océano se cierran en unos pocos minutos dejando todo el país incomunicado por mar.

Compuertas como estas hay de muchos tipos, pero la más conocida es esta y precisamente este tramo del Gran Dique es el más fotografiado. En Rotterdam hay un dique muy original que son unas barreras que giran desde la tierra hasta el río, como una puerta de dos hojas que siempre está abierta hasta que es necesario cerrarla.

Este país tiene un claro problema con el agua pero también está claro que lo tienen todo bien calculado y resuelto, tal es la obra de ingeniería necesaria para controlar las crecidas y lo llevan haciendo desde tanto tiempo que cada año ganan terreno al mar habiendo conseguido con algunas de estas obras aumentar el tamaño del país. Hasta en un 7% con solo alguna de ellas y está considerado por la Unesco patrimonio de la humanidad debido a la ingeniera sencilla utilizada para ganar tierra al mismo tiempo que se han conservado los paisajes tal como eran desde la Edad Media.

Una vez terminado este tramo de Dique el resto era un paisaje de playa, bosque y más verde durante otros 10 o 15 kilómetros hasta el camping que me había señalado para terminar la ruta. Incluso todo lo que avanzáramos a partir de aquí luego lo teníamos que retroceder al día siguiente, era avanzar por conocer más la región sur de Los Países Bajos pero sin nada más significativo que sus preciosos paisajes, entonces aunque la etapa no era muy larga pero habíamos sufrido mucho por el viento y la lluvia de la mañana le propuse a David que sin decir nada a las chicas en el primer camping que pasáramos podíamos parar y decir que ya habíamos llegado, ellas se empezaban a retrasar y se iban quedando muy atrás en cuando apretábamos un poco los pedales.

Pasamos por un camping y las dijimos que ya habíamos llegado, pasamos Carolina y yo para reservar y nos después de decir todo lo que queríamos nos dice que como mínimo son tres días, le dijimos que entonces nos íbamos pensando que nos iba a decir que mejor uno que ninguno y nos dejó ir. Solo nos molestó los 15 minutos que perdimos pero ya empezaba a ser tarde y como no corriéramos un poco íbamos a tener problemas.

Avanzamos unos pocos kilómetros hasta otro camping, entré por la parte de atrás, por una puerta de servicio, era un camping muy grande, limpio y bonito como todos pero después de cruzarlo entero hasta la entrada principal leí el cartel de que estaba cerrada recepción desde las 17:30 y ya eran las 18:00h de la tarde. Entonces llegaron los otros tres les expliqué lo leído que corroboraron y nos quedamos preocupados. Las opciones eran o quedarse en el camping como ocupas y por la mañana explicarnos y pagar la noche anterior o irnos deprisa a buscar otro. Lo de explicarnos estaba complicado y no sabíamos que tipo de seguridad había allí, y lo de irnos tenía la ventaja de que cada muy poco tiempo había más campings, incluso el original que yo tenía apuntado estaba a unos 8 kilómetros de allí, pero el problema de que cuanto más nos alejáramos más teníamos que retroceder al día siguiente y más tarde se nos iba a hacer ahora para llegar.

Miramos a las chicas y las dijimos que teníamos que ir un poquito más deprisa, que luego ya podríamos descansar todo lo necesario pero que nos jugábamos dormir en la calle, la verdad es que también hubiera estado divertido, todos los campos estaban llenos de césped alto, todo verde, con prados con caballos, ponys, y ovejas de cuento gordas y con mucha lana.

Empezamos a ir algo más deprisa cuando escuché desde atrás un comentario de Belén de que la había pasado algo en la bici. Pensé en que si se la rompía en este momento la bici no llegábamos a ningún sitio, entonces le dije a David que yo avanzaba deprisa y él se quedara ayudando a las chicas y que luego siguieran recto, si tenía alguna duda se pararan en cualquier cruce y una vez que yo tuviera alojamiento asegurado volvería a por ellos. Aventura de riesgo, 4 personas que desconocen cualquier idioma, en un país extranjero, con averías en la bicicleta, tarde para dormir y separándose para solucionar.

Empecé a correr como cuando en la mancha te persigue un perro en un camino con las alforjas atrás saltando en cada bote, adelantaba a los holandeses que iban con sus bicis de paseo y se quedaban asustados, llegué a un cruce de carretera miré el GPS y comprobé que era recto, yo lo sabía pero ellos que no tenía ni gps no iban a saber como continuar después de este punto, seguí avanzando siguiendo la ruta LF11a que llevábamos hasta que en otro cruce comprobé que el track se separaba y tenía que girar dirección a lo que era un pueblo. Desee que no llegaran hasta este punto porqué de hacerlo seguirían recto y terminarían perdidos en el bosque y yo sin saber encontrarlos. Cogí el teléfono en marcha e intenté marcar a David pero mi teléfono estaba sin batería y otro que llevaba para emergencias no tenía agenda y no me se ningún número de memoria, esperé a que David pensara lo mismo y me llamara él.

Crucé el pueblo y no veía ningún camping hasta que en una carreterilla pequeña con algunas granjas leí el cartel justo a 10 metros de donde se terminaba el track "mini-camping".

Yo había leído sobre una cosa que se llamaba mini-camping pero no sabía exactamente que era esto. Resulta que son como su nombre indica campings pequeños que normalmente son "jardines" de casas de campo o granjas, donde los dueños que han habilitado el terreno con duchas, luces, y alguna cosa más alquilan el terreno a campistas. Desde fuera me pareció perfecto y pasé a recepción.

Recepción era la casa de los dueños. Llamé a la puerta y salió una señora a la que directamente como siempre saludé en inglés antes de que se lanzara con el holandés. La expliqué que quería una noche para 4 personas y dos tiendas, ella me preguntaba por donde estaban las otras personas y la intenté explicar que yo más rápido y ahora iba a por ellas, entonces me preguntó por el sexo de las otras personas, creo que no quería a 4 chicos con ganas de cachondeo en su jardín y la expliqué que eran dos parejas, dos chicas y dos chicos que estábamos haciendo un tour por su país y se nos había hecho tarde. Creo que la convencí así que empecé a quitar las alforjas de la bicicleta, la tienda de campaña, todo tirado en el suelo, la mujer me miraba sin comprender que hacía hasta que la dije que iba a buscar a mis amigos así, sin peso, entonces comprendió lo que estaba haciendo sonrió y cuando me iba me llamó para decirme que me dejaba el caso y el teléfono.

Justo cuando entraba al camping David me llamó por teléfono y le dije que me dejara 5 minutos que le volvía a llamar yo pero que no se moviera de donde estaba que era en el cruce de carretera que había atravesado yo unos kilómetros atrás. Le dije que cruzara la carretera y siguiera recto por un camino que cruzaba un bosque con árboles grandes hasta llegar a una señal que indicaba que había que seguir recto, a esa señal no tenía que hacerla caso y girar a su izquierda que era donde estaba el pueblo y por donde yo llegaría.

Nos encontramos, llegamos al camping, montamos las tiendas, fuimos a comprar las monedas para las duchas y la electricidad y nos dijeron que las duchas eran gratis, y que para la electricidad necesitábamos el adaptador y como no teníamos nos dejaba él uno para poder cargar todos los móviles, gps, cámaras de fotos, linternas, etc.... Nos aseamos, nos cambiamos de ropa y como realmente no era tan tarde después de cenar nos permitimos el lujo de sin peso pedalear hasta el pueblo para tomar un café y de paso mirar si encontrábamos un cibercafé donde descargarme los mapas de los Países Bajos. Sin los mapas nos habíamos apañado ya dos días pero me equivocaba más veces en los cruces y no íbamos igual de seguros, además de perdernos todo lo que había alrededor nuestro y no veíamos por los árboles.

En realidad no era tan tarde pero en muchos países europeos cierran todo muy pronto, la historia del camino de arena de playa fue entre las 4:30 y las 5:00 pm y cuando llegamos al primer camping de mínimo tres días eran 6:15 pm una muy buena hora, luego al tener que irnos fue cuando se nos empezó a complicar el horario, ya eran las 6:45 cuando llegamos al siguiente que estaba cerrado y exactamente las 7:03 pm cuando llegué yo por primera vez al camping en el que dormimos.

Luego cuando volví a recoger a los otros ya eran las 7:15 pm y vimos el camping que yo tenía señalado unos 15 o 20 metros antes de llegar al que yo había encontrado, me pasé por unos metros pero nos alegramos por ser uno de los mejores campings en los que hemos estado.

Después de cenar, limpios y relajados decidimos buscar el pueblo para poder tomarnos un café, ya había oscurecido, colocamos las luces y sin peso pasamos por un hotel en donde estamos seguros que no nos quisieron atender, decían no saber inglés, no conocer la palabra café, no conocer el gesto de beber, no mirar cuando yo señalaba a su cafetera y pedía beber llevándome la mano a la boca, les mandé a la mierda y nos fuimos. En otro sitio nos tomamos un capuchino y David y Carolina se pudieron conectar con su móvil a la señal wifi de la cafetería.

El día había sido duro, 89 kilómetros que empezamos con lluvia, tanto que nos obligó a parar a resguardarnos del agua, un fuerte viento que casi nos tira de la bici y nos obligaba a casi hacer el mismo esfuerzo que si estuviéramos subiendo un puerto con mucha pendiente, empujar las bicis por arena de playa, y el diario de kilómetros, peso, etc....

Para mañana nos esperaba la etapa más larga en kilómetros, unos 110 kilómetros por delante, había que descansar mucho y bien para poder completar esa etapa.

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