miércoles, 1 de agosto de 2012

Nederland día 1. De Rotterdam a Rockanje.

La etapa del primer día era no era muy dura, había previsto que íbamos a perder mucho tiempo hasta que nos organizáramos y dejé una etapa de pocos kilómetros, lo que no había previsto es que esta noche no habíamos dormido, el que más tres o cuatro horas, algunos ni eso.

Lo primero que teníamos que hacer era orientarnos para desde el camping llegar hasta el track de la ruta que teníamos para el primer día, comenzábamos desde otro sitio y fuimos por calles desconocidas siguiendo coordenadas de Sur y Oeste hasta juntarnos con nuestro recorrido para ese día.

Habíamos decidido David y yo que cuando pudiéramos teníamos que pasar a un supermercado y comprar comida. Como habíamos leído en libros de cicloturistas hay que ser previsor, y más estando en otro país, de que cierren las tiendas, de que sea un día festivo desconocido, o de necesitar comer en un lugar en donde no se pueda conseguir comida.

De Rotterdam salimos hacía el Oeste por las afueras a barrios y pueblos pegados a la ciudad de tal forma que nunca dejamos de ver viviendas. Íbamos los 4 muy motivados mirando todo y observando a la cantidad de ciclistas con los que nos cruzábamos en todas las calles. Los aparcamientos de bici llenos y fuimos entrando en la dinámica de circular por la ciudad.

Vimos que muchas calles tenían carril bici, la mayoría, pero las calles que no tenían carril bici si tenían un buen arcén ciclista dibujado identificado, bien por un color distinto de asfalto o por una línea pintada, pero lo mejor de todo es que los coches no te iban empujando como en España. Yo he ido por Alcázar por la Avd. de la Constitución ocupando uno de los dos carriles y un coche por atrás en vez de cambiarse de carril pitarme para que me quite… o que me suba a la acera…

Los semáforos eran de tres tipos, para coches, para peatones y para ciclistas, podía estar en verde para los peatones pero no para los ciclistas o al revés y tanto ciclistas como por supuesto los coches respetaban generalmente el semáforo. Cuando llegabas y estaba en rojo para ciclistas apretabas un botón para solicitar el cambio y nunca pasaba más de unos pocos segundos, pero realmente pocos antes de cambiarse.

En los cruces de las calles los coche tienen que frenar antes y estar más pendientes que en España porque en todos los cruces puede aparecer una bicicleta, y las bicis van muy deprisa por las calles, cruzando delante del coche. Los conductores tienen que hacer en cada cruce un ceda el paso para ver si vienen ciclistas y luego avanzar un poco más para ver los coches que puedan venir.

Llevábamos muy poco andado eran solo las 10:00 am y habíamos dejado el camping a las 8:30 am después de la media hora de negociación con las cajas y embalajes, hacía unos minutos habíamos pasado por nuestro primer molino holandés, y aunque no dejábamos de ver viviendas ya notaba que nos cambiábamos de pueblo y propuse hacer una primera parada para comentar que tal íbamos, tomarnos un café o coca-cola, ver como íbamos con el equipaje, fuerzas, primeras sensaciones.

Nos sentamos en la terraza de un sencillo bar y con una coca-cola hablamos de las rutas que teníamos planificadas, la dureza de cada una, el día de descanso en Amsterdam, etc...

A las 10:30h. volvíamos a hacer una breve parada para quitarnos ropa, el día estaba despejando y el calor se empezaba a notar. Y otra media hora después pasamos por un supermercado.

Cuando vimos un supermercado paramos y por no dejar las bicis solas pasamos en esta ocasión Belén y yo, David se quedó engrasando un poco las cadenas con Carolina. Al ser un supermercado no es necesario hablar, coges lo que quieres de la estantería en la que ves el precio y pagas. Pero hay cosas que cambian, como por ejemplo que la báscula para pesar la fruta está en la caja, los fiambres que queríamos comprar para llevar bocadillos son distintos, la mayoría son productos ahumados, chopper ahumado, mortadela ahumada, paté ahumado, chorizo ahumado, tendríamos que saber la palabra ahumado en Holandés para saber lo que comprábamos y también la palabra picante.

El dueño del supermercado que atendía junto a su mujer nos preguntó por el viaje y aquí empecé a aprenderme un poco de carrerilla lo que yo quería decir para que me entendieran, luego su respuesta o siguientes preguntas serían otro asunto.

Al decirles que veníamos de España casi se hechan las manos a la cabeza, solo en línea recta son 1.500 kilómetros, pero luego explicaba que habíamos llegado a Rotterdam en avión y que este era nuestro primer día dentro de un tour de 8 días por el país y más de 600 kilómetros. Aun esto les seguía pareciendo mucho.

Creo que nuestra ropa ya les llamaba la atención, ese hombre vería a más de 300 ciclistas diariamente pero a ninguno con guantes, casco, alforjas, carro, una bandera de otro país. Al poco de hablar se dio cuenta de que no podía mantener una larga conversación y después de "creo" desearnos suerte con nuestra aventura nos despedimos para irnos.

En la calle nos repartimos la comida para llevarla pero quien mejor la podía llevar era David en el carro, los demás en las alforjas aplastábamos la comida. Belén es quien menos fuerza tiene de los tres, yo llevaba encima de mis alforjas la tienda de campaña y mi esterilla, por lo que no tenía una base buena para sujetar nada, las alforjas de Carolina abultan un montón y donde mejor iba la comida era encima del carro, además David es el más fuerte de los cuatro y siempre llevaba algo más que los demás de comida en el carro.

Partimos del supermercado cuando a la media hora de nuevo vi una supertienda que me llamó la atención, 2000 metros cuadrados de cosas de bici, era del tamaño de un Decathlon pero solo de bicis, pasillos enteros dedicados a cada parte de la bicicleta, un pasillo de cadenas, otro de frenos, otro pasillo entero de neumáticos, varios de ropa, bicis completas de muchas marcas de montaña y de carretera. David y yo estábamos alucinados, nos podríamos haber quedado allí el resto del día y nos hubiera faltado tiempo.

Realmente lo que queríamos era comprar cámaras de repuesto, David había pinchado dos veces antes de empezar y Belén una aunque sin tener explicación después de inflar las ruedas en una gasolinera de Rotterdam el pinchazo desapareció.

Sobre las 12:00 am llegamos al borde del rio Rhin y nos pareció gigante, navegaban barcos más grandes de lo que yo había visto nunca en el mar. Realmente es una mezcla entre el rio y el mar que es difícil de separar, he leído mucho estos días sobre la forma en la que los Holandeses desde el siglo XI han ido desecando terrenos, poniendo barreras y construyendo las obras más grandes hechas por el hombre jamás. Primeramente se construyeron barreras y cada vez más altas, luego por medio de los molinos se intentaba achicar agua, ahora se piensa más en controlar el nivel desecando terrenos que luego además puedan ser cultivables.

Cuando llegamos a Hoek van Holland eran sobre las 1:30 pm y aquí se terminaba la posibilidad de continuar pedaleando, teníamos que cruzar el Rhin en un ferry.

Nos acercamos a una cola de coches y bicicletas que esperaban para sacar el ticket pero como tenía dudas me acerqué a preguntar, como tenía muchas dudas de que supiera explicarme y hacerme entender me llevé la ruta impresa en papel con fotos de los mapas por lo que íbamos a pasar, entonces en un inglés básico pregunté para ir de un sitio a otro señalando el mapa y una señora poco simpática me dijo que era en otro sitio, como creí entenderla la pregunté que si el ferry nuestro era amarillo y con su sonrisa adiviné que la había entendido. Recogimos a David y Carolina que seguían esperando para no perder turno y nos acercamos al nuevo embarcadero a unos pocos metros del anterior que era el principal dirección Londres.

Aquí surgió otro problema con el idioma, vale que somos tontos con el inglés pero no gilipollas de la vida, había un cartel con los horarios y sabíamos que teníamos que esperar casi una hora hasta el siguiente y un chico nos estaba intentando explicar algo de que se había roto el ferry, luego un señor que se dio cuenta que no entendíamos y nos repitió que no íbamos a poder ir a ningún sitio, nos dijo que para no perder tiempo teníamos que retroceder un montón de kilómetros, cruzar por un puente cercano a Rotterdam y regresar a este punto por la otra orilla, es decir tirar toda la mañana y parte de la tarde, es decir perder un día. Nos pusieron la cabeza loca y ya no sabíamos si retroceder o no, el hombre decía que se nos veía preparados y que podíamos retroceder y llegar a la otra orilla rápido, ahora estoy seguro que era "el bacín de Holanda".

Contando con que retroceder tantos kilómetros era inviable propuse a David comer en un puesto de pescado fresco que había junto al puerto, son puestos típicos que hay en muchos pueblos de la costa, te venden el pescado que elijas y te lo preparan en el momento. Yo tenía muchísimas ganas de probar aquello por ser algo típico del país, además eran ya las 2:00 pm y no teníamos otra casa que hacer. El siguiente barco que nos decían que se había suspendido salía a las 3:00 pm, en el caso de que apareciera allí estaríamos ya comidos, y en caso de que no existiera pues se terminaría aquí la etapa con solo unos 40 kilómetros y un trozo acumulado para el día siguiente. A este ritmo y este nivel de aventuras y anécdotas no íbamos a llegar nunca.

Comimos un fish and chips que no estaba mal, el camarero era un chaval que se esforzó en entendernos, pero el único pescado que yo podía identificar por la forma y el color era el salmón, el resto eran nombres raros en una carta en holandés, lo más fácil era pedir 4 menús de fish and chips y 4 coca-colas, luego vi a un hombre comerse una especie de sardina cruda que el camarero lavaba, pelaba, quitaba escamas y te servía con cebolla también cruda. Vi a un hombre comer esto y sabía que era algo típico aunque no recordaba el nombre y pedí señalando al otro cliente otro igual que me regaló. Me hubiera gustado saber más inglés para hablar con este chico y haber comido más y mejor.

A las 3:00 pm nos acercamos para ver que pasaba y allí estaba nuestro ferry apunto de irse, el hombre que nos decía que no iba a salir nos miraba y se reía, aunque yo no entendí el motivo, subimos al barco y nos dimos nuestro primer y más largo paseo de todo el viaje.

Volvíamos a estar impresionados de los barcos que se nos cruzaban. Rotterdam tiene el puerto marítimo más grande de Europa y uno de los principales del mundo, los barcos eran gigantes y llenos de contenedores, la costa en cada pueblo y en cada isla formada artificialmente para ganar terreno al mar tenía grandes o inmensos puentes grúas para cargar y descargar los barcos.

Cuando nos bajamos del ferry estábamos ya en la costa del mar del Norte y además en el lado Sur del río Rhin. Aquí todavía hoy se sigue ganando terreno al mar y están construyendo Futureland, Tierra Futura, hacen cortes al agua con tierra y luego unen al resto y protegen con diques.

Aquí había muchas obras y llegamos a un cruce en el que el carril para las bicis estaba cortado por las obras. La opción era seguir adelante pero a los pocos cientos de metros llegamos a una autovía, la opción era retroceder pero no era que nos hubiéramos saltado el cruce, es que no existía por las obras... pensamos un rato y propuse avanzar unos kilómetros por la autovía pegados al arcén y salir más adelante de la autovía y probar para regresar al carril de las bicis.

Al poco de entrar en la autovía los coches y los camiones nos pitaban de una forma exagerada, nos estaban realmente regañando por ir por ahí, si alguno hubiera podido se hubiera bajado de su vehículo para darnos dos tortazos a cada uno, subimos un puente, lo bajamos y había una incorporación, ahí propuse apartarnos y salirnos del arcén de la carretera para hablar, no teníamos mapas en el gps pero intentaría calcular la distancia que teníamos que recorrer por la escala del mapa.

Ahí estábamos hablando los 4 y pensando sin seguir unos pocos kilómetros más o cruzar por medio de una fábrica que había en el arcén a la que cruzaba una vía de tren y un polígono cuando llegó un coche policía. Habíamos andado por la autovía como 1 kilómetro y nos quedaba otro más o quizá dos para llegar a una salida. Se bajo el único policía que iba en el coche y antes de que nos dijera nada y además viendo que no tenía mala cara y medio sonreía le expliqué en inglés que no hablábamos ningún idioma, que solo hablábamos español pero que teníamos unos mapas para enseñarle adonde queríamos ir. El hombre siguió sonriendo y cuando le dije señalando en el mapa que nosotros estamos aquí y queremos ir aquí señalando el destino se dio cuenta de que por las obras no podíamos hacer nada, que el error era normal.

Así que nos miró y nos pidió que le siguiéramos. Se montó en su coche, pick up, y pasó con la valla de la fábrica o empresa que cruzaba además la vía de tren, comprobó que no venía nadie y le seguimos, él procuraba no correr mucho pero nos llevaba a 20 km/hora y Belén se empezó a cansar, había que mantener un ritmo algo para el peso que llevábamos en las bicis. Yo pensé que David se quedaba atrás para esperar a Belén pero lo que le pasaba es que le faltaba energía, comer pescado no le había dado fuerzas y por lo visto iba un poco cansado, me di cuenta de que si yo me pegaba al policía él no frenaba y entonces empecé yo a separarme del policía para que nos alcanzaran el resto.

Cuando el policía nos junto con el otro extremo del carril que debíamos llevar si no fuera por las obras se bajó de su coche y se despidió señalándonos la dirección a seguir. Le dimos las gracias, muchas gracias y nos preparamos para seguir nuestra aventura.

Desde aquí cruzamos un pequeño bosque de los muchos que cruzamos y antes de llegar a un pueblo llamado Rockanje pasamos por un bonito camping que era nuestro destino final de la etapa.

Habíamos hecho unos 60 kilómetros de camping a camping. Contando desde que llegamos a Rotterdam, ir al primer camping, comprar comida, buscar gasolinera, etc... yo hice 92 kilómetros con las alforjas y eran todavía las 16:00h. muy pronto y con tiempo suficiente para casi todo.

En el camping nos hicimos entender para reservar una noche, cuatro personas y dos tiendas, aunque también es cierto que la chica de recepción puso mucho de su parte utilizando el traductor de google y con su ordenador entendimos que nos deseaba una feliz estancia en el camping.

Por mi experiencia en otros campings españoles llevaba piquetas de hierro fuertes, hechas de barilla de hierro, pero esto es otro mundo, habíamos atravesado un bosque verde, precioso, lleno de caballos, en el camping había conejos "pastando" entre las tiendas, los críos corrían descalzos por el césped y la luz que pagamos en los campings españoles allí es gratis, las pegas y problemas que pusimos es que primero las duchas que en España son gratis allí hay que pagar por unos minutos de agua caliente, segundo que preguntamos por un cibercafé para conseguir el mapa de Los Países Bajos y en el pueblo al que nos acercamos David y yo porque empezó a llover y Belén estaba muy cansada estaba ya todo cerrado y tercero que aunque llevábamos comida encima era un chorizo ahumado y picante que a mi personalmente si me gustó pero creo que fue al único y por esto estuve comiendo lo mismo durante tres días hasta que se terminó.

Pero esto no eran todos los problemas, por ejemplo en los campings los enchufes para cargar los gps, las cámaras de fotos, los móviles, etc... eran de clavíjas de tres puntas y nosotros no llevábamos el adaptador, menos mal que por lo menos la corriente es a 220 igual que en España, por esto nos fuimos a los servicios del camping y sin verguenza pusimos una regleta llena de aparatos que la gente se reía y comentaba cosas en otros idiomas cuando pasaba al servicio y lo veía.

Fue una etapa tan buena que nos dio tiempo a llegar a nuestro destino, montar las tiendas de campaña, bañarme en la piscina, echarme una siesta, mientras llovió un poco, luego me despertó David para acercarnos al pueblo a buscar el cibercafé, nos fuimos al pueblo en donde encontramos todo cerrado, volver a cenar con las chicas que se habían quedado en el camping, especialmente porque Belén estaba destrozada pero no de la bici, estaba cansada de no haber dormido nada la noche anterior tirada en el aeropuerto.

Nos habían pasado tantas cosas que nos preguntámos si algo había sido otro día cuando realmente solo llevábamos uno de nuestra aventura.

Por la noche nos llovió. David no se fiaba de la calidad de su tienda y puso unos plásticos que había traído en las cajas y llevaba en el carro por encima de su tienda para evitar sustos nocturnos.

Quedamos en poner pronto el despertador, había que recoger, comprar comida y hacer una etapa más larga que la de hoy.

¿Mañana más?

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