sábado, 7 de abril de 2012

Ruta Semana Santa. Etapa 3: Gandía - Benidorm.

Aunque habíamos terminado pronto y llegado al objetivo principal queríamos volver a descansar para el día siguiente llegar a Torrevieja. Nos descargamos las fotos y vídeos en el ordenador, pusimos a cargar teléfonos, GPS, luces, cámaras y pilas y David llamó para preguntar por el tiempo en la zona. Le dijeron compañeros de Alcázar que pronosticaban vientos del Sureste al Noroeste. Pinché un USB con internet en el portátil y las predicciones eran peor de lo que pensábamos el viento en contra que íbamos a llevar alcanzarían los 25 km/hora. Lo ideal para no salir, ir a favor del viento con una vela o sufrir muchísimo en la bici dando pedales tontamente.

Valoramos también que habíamos perdido el carro, íbamos a ir solo con las bicis y encima el trayecto aunque bonito y original para nosotros que no vamos casi nunca por la costa no era lo mismo, y por último valoramos que la ruta de Gandía a Torrevieja que teníamos planificada era de 200 kilómetros con más de 1.000 metros se subes y bajas por carreteras secundarias rodeando la costa con ese viento tan fuerte en contra y con 350 kilómetros en los dos días anteriores en nuestras piernas iba a ser una etapa prácticamente imposible de realizar.

Por todo esto nos propusimos dos cosas, primero acortar la ruta y dejarla hasta Alicante, unos 150 kilómetros y después pensándolo de otra forma llegar a Benidorm que eran unos 100 kilómetros para quitarnos las ganas de montar rodeando la costa, terminar pronto para la hora de la comida, quedar allí con las mujeres y niños y comer todos juntos, para luego ir en coche hasta Torrevieja haciendo turismo de coche hasta que llegáramos.

El cambio de plan nos gustó a todos, a los ciclistas y a los motorizados y quedamos en salir más tarde, hasta las 7:15 no salíamos de casa y aunque íbamos con focos estaba empezando a salir el sol y algunos "jóvenes" que empezaban a irse a casa a dormir nos miraban con cara rara.

Tuvimos un momento de abortar la misión, desayuné rápido, me vestí más rápido aún y mientras esperaba a David me dormí en un asiento, cuando me despertó nos planteamos volver a las camas pero finalmente sacamos ganas y nos fuimos.

Lo que más vimos durante todo el día fueron ciclistas de carretera, al igual que durante los dos días anteriores no nos cruzamos con casi nadie en bici, con muy poca gente, este día vimos a cientos de ciclistas pero muy pocos iban con bicis de montaña, quizá una de las razones es que más de la mitad de la ruta la hicimos por carretera y los pocos caminos por los que pasamos eran asfaltados.

Al poco de empezar notaba que además de dolerme la rodilla más que el segundo día habiendo terminado mejor que el primero, creo debí de recuperar peor, lo que más me dolía era el culo, y llegué a la conclusión de que llevaba el asiento mal regulado, desde que me lo pusieron me lo dejaron mal pero en rutas cortas no lo notaba y en largas lo achacaba al tiempo que estaba sentado pero empezando el tercer día para ir a por los 500 kilómetros en tres días no podía aguantar.

Tuve que parar para poder continuar y cambiar la posición del sillín, como no tengo ni idea empecé con la estrategia de dar vuelta a cualquier tornillo para cabrear a David, si me decía que era girar a derechas yo giraba a izquierdas, no desmonté los pedales para regular el sillín de casualidad, primero se empieza a reír, luego le intento cabrear un poco más y luego vuelta a las risas hasta que digo, "bueno, ya está, lo dejo así que me da igual como quede" entonces ya no puede más y me lo termina arreglando. Movimos 3 centímetros el sillín para delante y un poco para abajo y noté una diferencia de apoyo enorme.

Pasamos por un montón fincas con naranjos y algunas de mandarinas y en todo lo que pensábamos es en elegir una con buena pinta para comernos una naranja.

Estas parecen un poco amarillas, estas un poco pequeñas, estas tienen pocas, estas... hasta que pasado Denia y cuando ya nos separamos de la costa decidimos parar en una finca. Si no llega a ser por David me quedo allí hasta que hubiera llegado la ambulancia a llevarme por un empacho a naranjas, ¡que ricas!.

Aquí en la mancha las uvas las tienes apenas 15 días, un mes máximo, antes están malas y luego la vendimia es muy rápida, la uva tiene mucho más dulce y menos agua y como mucho coges un racimo pequeño para no tirar las que te sobren, te comes 4 uvas y no paras más. Las naranjas las tienes por los menos 4 o 5 meses en el árbol, te comes una o dos y has bebido todo el líquido que necesitas, fresquito, dulce...

Saqué una navajilla que llevo en la bolsa del sillín y nos comimos 4 cada uno, pero además me guardé una en un bolsillo del maillot y otra en el cuadro encima de la botella para postre cuando paráramos a comernos el bocata que llevábamos.

Pasamos por varios pueblos y la ruta nos pareció muy bonita, llevando siempre la costa a un lado, con muchas subidas hasta los 100 o 150 metros de altitud y luego vuelta a bajar a los 0 metros del mar.

El día anterior amanecimos granizando y hoy si hubiéramos tenido ropa nos habríamos puesto de corto y los manguitos para primera hora, una diferencia de temperatura grande.

Con todas las paradas y lo tarde que empezamos, el arreglo del sillín, la comilona de naranjas, un par de equivocaciones y los dolores de culo y rodilla íbamos muy bien de tiempo, tanto que nos empezamos a plantear llamar a las chicas para decirlas que nos esperaran en Alicante en vez de en Benidorm.

En Calpe hicimos otra parada más larga para comernos un bocata mirando la montaña que no subimos por las bicis y las calas.

Pasamos primero por Oliva, luego por Setla, aquí nos separamos de la costa dirección Ondara y nos saltamos Denia rodeando la Sierra Montgó hasta Javea, después de Javea volvimos a ascender hasta Benitachell para descender otra vez a la costa a una zona de urbanizaciones llamada Moraira que es donde David se hizo la foto con ese hombre mirando al horizonte.

Desde aquí hicimos una serie de subidas y bajas con muchas curvas por una carretera rápida admirando otra vez los paisajes hasta que llegamos a Calpe. Cuando llegamos a Calpe veíamos al fondo la elevación de la Sierra Helada de Benidorm y eran las 11:30h. por lo que nos permitimos parar un poco más.

Cuando salimos de Calpe cogimos un tramo de la carretera N-332 en la que los coches iban un poco más rápido y se pasaba por varios túneles, pero la subida bien pegados al arcén para no molestar y luego la bajada hasta Campomanes deprisa por el centro de la carretera para evitar tentaciones que querer adelantarnos lo hicimos bien y sin excesivo peligro.

Desde aquí hasta Altea que volvimos a parar para volver a pisar la playa íbamos adelantando a todos los coches, ellos medio parados por la cantidad de tráfico y semáforos que cortaban la velocidad y nosotros con las bicis adelantando en cada cruce, semáforo como las motos en las ciudades les íbamos dejando a todos muy atrás.

Después de esto llegamos en un momento a Benidorm por la zona de la playa de levante en la que están la mayoría de los camping en los que he estado algunos veranos.

Cruzamos Benidorm y a las 13:30h. estábamos en la playa esperando a las mujeres para guardar las bicis y comer para reponer parte de la energía gastada en estos tres días intensos de bicicleta.

La llegada a Benidorm como siempre fue haciéndonos notar, un señor se acercó a David para decirle que él era de Alcázar, (luego confesó que de Tomelloso) y se sorprendió de nuestro viaje, otro al vernos con las cámaras en el casco decía que éramos los vigilantes de la playa, un niño al vernos con la bandera de España le decía a su padre que éramos de la selección española, y nosotros a nuestro rollo esperando a las chicas, paramos el track y ya sin prisas nos subimos al mirador que separa las dos playas para hacernos unas fotos, tomarnos una cerveza y seguir esperando, habíamos quedado sobre las 14:00h. pero con la cantidad de tráfico que había tardaron casi otra hora en llegar.

Lo que comentamos es que menos mal que el plan lo habíamos trazado así, todo el tiempo que íbamos ganando hasta Benirdorm, con paradas, fotos y risas incluidas lo hubiéramos perdido hasta Torrevieja o incluso Alicante, se levantó un viento espantoso que casi que nos tiraba de la bici, apareció la fuerza del viento que anunciaban por la noche y los 25 km/hora de viento en contra nos hubiera impedido hacer los otros 100km de la ruta aunque lo hubiéramos intentando-

Mejor quedarnos con 100 kilómetros el sábado más los 350 que llevábamos de los dos días anteriores y comer y descansar todos juntos con una comida y un café tomando el sol y dejando jugar a los niños en la arena de la playa.

Aún no sabemos cual será la siguiente aventura o reto pero espero que antes del Soplao el 19 de mayo nos de tiempo a hacer alguna otra locura de estas.

1 comentario:

El Silent dijo...

que grandes, simplemente Enhorabuena y un saludo!