martes, 16 de agosto de 2011

Primer pinchazo en... simplemente primer pinchazo.

Vaya día malo que pasé por culpa de los pinchazos. El martes después de la fiesta del pueblo salí prontito a hacer otra ruta mediana y seguir recuperando la forma y al igual que el día anterior iba sin rumbo establecido de pueblo en pueblo.

Sin prisa me paraba de vez en cuando a hacer alguna foto, me encontraba mejor, y parece que me estaba desintoxicando del parón y vicios del verano, en una ocasión me paré a hablar con un señor bastante mayor que se identificó como un antiguo alcalde de su pueblo y me contó historias de su abuelo en la batalla de Cuba, sus relaciones con la nobleza de la época, etc... hasta que a los 10 minutos empezó a repetir las historias y me di cuenta de que se le iba un poco la cabeza. Me explicó que el nombre del pueblo de Narros de Saldueña se debía a que un señor se enamoró de la duquesa del lugar y que la llamaba desde fuera del palacio que aún existe diciendo "sal, dueña" (como propietaria del palacio) y de ahí se quedó el Saldueña.

Finalmente ya de vuelta, después de llevar un montón de tiempo dando vueltas de pueblo en pueblo al cruzar un pueblo por la carretera noté que se me iba la rueda delantera y casi me caigo al suelo, se desinfló la rueda en cuestión de 2 segundos. Me bajé y aunque intenté arreglarla solo no conseguí inflar la rueda lo suficiente, eso de tener ruedas de válvula fina es un atraso pero no me importó al tener un taller abierto a escasos 300 metros.

Me acerqué y les pedí ayuda y la gente muy amable me dejaron hasta solo en el taller para que utilizara lo que quisiera hasta arreglarlo, principalmente el compresor de aire. Nada más arreglar el pinchazo y cuando ya me iba me preguntaron en el taller que si no quería arreglar también el de la rueda trasera, ¡mierda! dos pinchazos en un día, dos pinchazos, en un año, dos pinchazos en una vida y en el mismo momento. Ahí ya no pude cambiar la cámara como con la otra rueda y tuve que tirar de parches, al final me estaba retrasando más de la cuenta. Finalicé las reparaciones y salí de Magazo a Langa para llegar pronto a Fuente el Sauz que me esperaba una paella en la plaza del pueblo y no quería llegar más tarde.

Al llegar a Langa me planteé seguir por el camino a Fuente el Sauz o salir a la carretera para evitar pinchar pero contando con que era la primera vez que pinchaba en una vida, que habían sido dos veces y lo había hecho en carretera cuando atravesaba el pueblo y no en camino las posibilidades de repetir eran casi nulas. Pues la estadística falló.

A unos 5 kilómetros de Fuente el Sauz noté como la rueda delantera volvía a aplastarse, tenía una cámara nueva que me había durado unos 10 kilómetros y ya iba a tener su primer parche. Como veía el pueblo intenté llegar echando el peso sobre la rueda trasera pero pronto se aplastó del todo y no quería romper la llanta ni la cubierta más de lo necesario y sin ganas de volver a arreglar nada empecé a andar empujando la bici.

Me juré que esto no me volvería a pasar pero conseguir una solución allí, en estos pueblos tan pequeños, fue también otra aventura. En tiendas de repuestos que entienden de bicicletas... lo que yo, poco y después de ir a un pueblo más grande, Arévalo, y preguntar en un par de sitios conseguí dos cámaras de válvula fina con líquido autosellante, compré también una cámara más de válvula grande para la bici de Belén que la puse en la rueda de atrás que siempre es más complicada de cambiar, por si salíamos algún día juntos y que no nos sucediera esto y lo que no tenían eran las bandas antipinchazos de kevlar que no aportan peso y protegen de los abrojos casi a la perfección.

La ruta fueron otros 66,66 km por otro montón de pueblos de la zona.

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