jueves, 24 de junio de 2010

Etapa 5: Airexe (Ligonde) - Lestedo - Lugo - Palas del Rei

Esta va a ser una de las entradas más complicadas de escribir para hacerme entender perfectamente de todo lo que transcurre, quien no sepa nada me imagino que lo primero que se hace al entrar en el blog es ver las fotos y luego decidir si leer el rollo de todos los días o no, y efectivamente hay una foto de Belén en una camilla de un hospital y además está con una señora que para quien no la conozca se llama "nuestro ángel de la guarda".

Habíamos salido de la pensión dónde dormimos la noche anterior en Airexe, hacía un poquito de fresquito pero prometía ser un muy buen día, muchos descensos, animados con fuerzas y con la ilusión de que podría ser la última etapa.

Belén se pone la primera, generalmente iba yo el primero y ella detrás, tanto ascendiendo como descendiendo. Menos el primer día en ya un lejano domingo por la tarde cuando no podía seguirla las demás de las veces he ido yo marcando los tiempos.

Llevábamos apenas unos dos kilómetros por un paisaje lleno de pastos, llegamos a una cuesta abajo y empiezo a pensar que Belén va demasiado deprisa, pasa un segundo, tenemos tiempo de sobra y no hace falta cansarse, pasa un segundo, la miro y pienso en avisarla para que no corra tanto, pasa otro segundo, se acerca al final de la cuesta abajo y veo que la rueda de atrás la hace un feo, pasa medio segundo más, noto que va a perder el control, miro y veo que al otro lado de la curva hay un sembrado, un terreno que presumo blando, pienso que la caída ya es inevitable, pienso que nos va a retrasar un buen rato, pienso que quizá se haga más daño del que creo, pasa otro segundo, la veo chocarse contra la valla, la veo salir disparada por encima de la valla, la veo adelantar a la bicicleta, escucho caer, escucho el golpe de su cuerpo contra el suelo, pasa otro segundo.

Yo bajaba hasta entonces sin dar pedales pero empiezo a darlos para llegar hasta dónde se ha caído, hay una cuneta y Belén está un poco más abajo del terreno por lo que no se la ve, pero sin embargo se la oye, se la oye gritar y llamarme, salto de mi bici, la tiro sin cuidado y salto para abajo para llegar hasta donde se encuentra ella. La miro y pienso en el dolor que tiene que estar pasando, inmediatamente me viene a la cabeza que hemos terminado el camino, esto no es una simple caída o un golpecillo, incluso creo que tiene la pierna rota.

El muslo lo veo que tiene dos direcciones, tiene que estar partido seguro, además en el exterior del muslo derecho hay un agujero, con lo poco que me gusta la sangre y las heridas y veo un agujero por el que cabe perfectamente un dedo sin tocar las paredes, pero no sale ni una gota de sangre, tiene la bici encima de sus piernas, pero encima de la bici está el poste de la valla que no es de madera es de hormigón. Solo ha pasado un par de segundos desde que he llegado pero ya he visto casi todo lo que se tenía que ver.

Me acerco la acaricio la cara la digo que no se preocupe que todo terminará bien que yo siempre tengo suerte y que la vamos a tener ahora, la pido que no mire su pierna, puede gritar, llorar lo que quiera pero no quiero que vea su pierna no quiero que vea que la tiene partida como yo lo creo. Respiro hondo y empiezo a actuar.

Según todos los manuales de socorro lo primero es avisar, luego proteger y por último ayudar; vale pero el que escribió esto no tenía a su mujer aplastada y tirada en una cuneta, para mi lo primero es quitarla el peso de encima, mientras grito por si me oye alguien intento quitar el poste de hormigón de encima. Al tirar para arriba quien grita es Belén, la he debido de hacer daño pero no se con qué, paro miro y vuelvo a tirar para arriba, vuelve a gritar, vuelvo a mirar, pienso... ya lo veo, su pierna no está en el suelo, está sobre un alambre gordo de por lo menos 3 milímetros, oxidado y no veo los pinchos ni a derecha ni a izquierda de su pierna, como esté debajo me va a tocar quitárselos de la piel pero por suerte es un alambre sin pinchos, parece que empieza a llegar la suerte pero necesitamos mucha más.

Miro para arriba y aparece un peregrino con su mochila, subo la cuneta y le pido unos alicates porqué yo se que no llevo alicates, es extranjero pero me entiende y me ofrece una navajilla, ya lo estaba intentando yo con la mía más grande y fuerte y no se puede, llega otro peregrino más atrás y le grito para que me deje unos alicates, también es extranjero pero el primero habla con el segundo y me vuelven a ofrecer una navaja más pequeña aún, no tienen culpa pero pienso que si esa es toda la ayuda que pueden ofrecer están estorbando.

Cuando voy a volver con Belén veo que viene un coche, lo paro, me pongo en medio de la carretera y se baja una chica a la que pido los dichosos alicates, me dice con acento gallego que no tiene, y la pregunto que como es posible que no tenga unos alicates entre las herramientas del coche, pero al oirla hablar me doy cuenta que ella si sabe dónde estamos. Parece que ha pasado mucho tiempo pero no ha sido más de un minuto. La pido que llame a una ambulancia mientras yo me vuelvo con Belén.

Belén quiere ver su herida, y mientras aparecen otros dos peregrinos andando, uno me dice con acento francés que su amigo es médico, bien, esa es la suerte que necesitaba, le digo que baje y vea a Belén, mientras la pregunto a la chica por la ambulancia y me dice que no tiene cobertura, la digo que me lo tenía que haber dicho antes y la doy mi teléfono mientras marco al 112, la paso mi teléfono y la pido que sea ella quien explique dónde coño estamos, no se el nombre de ningún pueblo de alrededor, lo único que le podría decir yo es que estábamos en Galicia y por aproximarme un poco más que en algún tramo del Camino de Santiago. La dejo a la chica y me voy con Belén y el médico, nada más verle y eso que no le entendía me doy cuenta que ni médico ni leches, llega a la misma conclusión que yo de que tiene la pierna rota y algo tiene que me convence que no es ni ATS, ni el conserje del ambulatorio de su pueblo francés. Miro a la chica de arriba y la pregunto que si ha avisado a la ambulancia y según me dice que si, entonces veo que viene otro coche, subo corriendo y le paro para pedirle los dichosos alicates que nadie llevamos, tenemos suerte y es una furgoneta taller de reparación y tiene todo tipo de herramientas, me deja unos buenos alicates de corte y con ellos le doy dos tajos al alambre sobre el que apoya Belén su pierna.

Nada más hacer esto su pierna cae al suelo y por fin descansa, ya puedo retirar el poste de hormigón y después la bicicleta de encima suya, ahora está completamente libre, tumbada y descansando, con dolor pero descansando. En todo este nuevo rato no ha pasado más de otros dos minutos. Belén también está más relajada o por lo menos grita y llora mucho menos de lo que lo estaría haciendo yo, pienso que yo en su situación no haría falta llamar a la ambulancia por teléfono porque me estarían escuchando desde el pueblo que estuvieran.

Llega un momento en el que hay por lo menos 6 peregrinos y dos coches parados, ya pasan otros se asoman a ver el espectáculo y al ver tanta gente se van y pasan de largo.

Belén empieza a decirme que tiene frío y subo corriendo a las alforjas de la bici, las abro y saco una toalla para arroparla, no se por qué pero al decirme lo del frío me acuerdo de que esto siempre sale en los accidentes y en las películas, siempre que hay alguien herido tiene frío y en las películas me da la sensación de ser algo grave, no quiero que tenga frío, que la duela y que chille todo lo que quiera pero prefiero que tenga calor. Después de ponerla la toalla dice que sigue teniendo frío, y esta vez saco un saco de dormir lo bajo y se lo pongo sobre su cuerpo mientras la acaricio la cara.

Han pasado otros dos o tres minutos y antes de que el tiempo se vuelva desesperante aparece la ambulancia, se bajan dos chicos uno más joven y otro de mediana edad y les explico que abajo en la cuneta está Belén con, posiblemente, la pierna rota bajan y el "médico" francés intenta explicarles algo pero al hablar Belén y ver que es española le apartan y pasan de él, creo que todos tuvimos la misma percepción de que no era ni ayudante de veterinario, cogió su mochila y se largó, por lo menos nos sirvió para tranquilizarla y darla ánimos en esos primeros minutos hasta la llegada de los verdaderos médicos.

Subo otra vez al camino para dejarles trabajar a los chicos de la ambulancia que empiezan a subir y bajar con cosas, tipo camilla grande, camilla desmontable, esponjas para inmovilizar distintas partes del cuerpo, etc... cuando veo que al fondo viene otro coche, un coche rojo Renault Clio y que no puede pasar al estar la ambulancia en medio, pero lo que hace es que se aparta y se baja del coche una señora mayor, algo gordita y viene hacía nosotros.

Al llegar a nuestra altura y preguntar la digo que hay un accidente y que está todo controlado, mientras ella mira alrededor y ve las bicicletas tiradas, a los médicos, a Belén, a la gente y me pregunta que si estoy nervioso, no la estaba haciendo mucho caso y la verdad es que no estaba nervioso pero en esos casos hay que decir que si, no estaba bien decir que ya estoy tranquilo. Me dice tranquilo, ¿como te llamas?, pues tranquilo Paco que ya estoy aquí y soy "tu ángel de la guarda" dame un abrazo y dos besos que verás como no pasa nada.

No os importe leer esto dos veces por que es así, yo ante esta situación pienso que me ha tocado la loca del camino, que en todos los sitios hay alguien que no está bien y me ha tocado a mi. Me da un abrazo y me dice ¿estás más tranquilo? y la digo que todavía no y me vuelve a dar otro abrazo y otros dos besos, para que no se repita la situación la digo rápidamente que estoy mucho más tranquilo y me aparto mientras ella se va a su coche.

Veo que a Belén la han inmovilizado el cuello, también la pierna, que no sangra mucho y me comenta un enfermero que la pierna tiene pinta de no estar rota, si estuviera rota la hubiera dolido muchísimo más, hasta casi desmayarse, me piden ayuda para subir la camilla por la cuneta pero al final se las arreglan ellos, yo solo sujeto por detrás al conductor para que no resbale.

Llegamos a la parte trasera de la ambulancia y les digo que voy recogiendo a por las bicicletas y las mochilas para irnos, pero me dicen que ni de broma voy a subir las bicicletas a la ambulancia y las mochilas tampoco, me dejan un poco descolocado pero les explico por si no lo han notado que somos peregrinos, que nuestra casa está a más de 1.000 kilómetros de allí y que era todo lo que teníamos en este momento en la vida, que estaba toda nuestra ropa, nuestro todo, que no podía dejarlo allí, pero parecía que no pensaban ceder. Como a 40 metros había una casa les digo que se esperen a que llame a la casa y la deje a los vecinos de allí y que en algún momento vendría a por mis cosas y me dicen que allí no vive nadie.

A todo esto aparece la señora del coche rojo y me dice: tranquilo Paco, deja que se vayan, ya te he dicho que soy tu ángel de la guarda, yo te ayudo con todas las cosas y te acompaño al ambulatorio al que se lleven a tu mujer, ven, dame otro abrazo para que te tranquilices que no pasa nada.

En este momento mi opinión de la "loca del camino" empieza a cambiar, por las circunstancias la veo como un poco loca eso si, pero también como mi única solución. O acepto su ayuda o estoy más tirado que una colilla. La veo que se va al coche y me dice que la lleve la bici de Belén, cuando la miro veo que ya había bajado 4 o 5 maletas suyas, había echado los asientos del coche para atrás para hacer el maletero más grande y quería que metiera la bici encima de sus maletas. Me da un poco de apuro y la digo que quizá la manche con la grasa de la cadena sus cosas y me dice que no me preocupe y que la bici como no cabe en la parte trasera de su coche que la quite la rueda de delante, a todo esto miro y la ambulancia ya había hecho la maniobra de marcha atrás y se iba a algún sitio que yo desconocía con Belén dentro. Los peregrinos que estaban allí cotilleando empiezan a andar y empezamos a quedarnos solos la mujer del coche rojo y yo.

En este momento se identifica y me dice que se llama Elibel, que no me preocupe otra vez que es mi ángel de la guarda y me da otro abrazo. Solo me quedaba confiar en ella y la no es la loca del camino, es mi nueva amiga. Me explica que no cabemos los dos en su coche, que eche todo el peso en su coche y me quede solo con la bici para ir más rápido que pregunte por el ambulatorio y que cuando yo llegué allí estará ella con mi mujer que la digo que se llama Belén.

Según va el relato han pasado de 15 a 20 minutos desde la caída, estoy solo, sin Belén que no se en donde está, la bicicleta y las cosas en el coche de una desconocida y me dice que se va con todo lo que tengo, además de hacerse llamar "angel de la guarda", como para volverse loco. Pero algo me dice que puedo confiar en esta persona y la digo que estoy conforme con lo que me dice.

Aparece otra peregrina francesa y al ver que estamos recogiendo cosas del suelo y echándolas al coche se pone a ayudar, cuando terminamos arranca el Renault Clio rojo y desaparece. Según se va me doy cuenta que la peregrina no solo ha echado las alforjas y trastos al coche, también mi cartera con mi documentación, con todo mi dinero, con mi teléfono móvil, con todo, miro a mi alrededor y me doy cuenta que además de la ropa tengo mi bicicleta sin nada encima y la cámara de fotos colgada en el pecho. Nada y absolutamente nada más.

Me quedo un minuto reflexionando sobre lo que ha pasado, la situación en la que nos hemos encontrado, y aunque me apetece llorar no me salen lágrimas es una tristeza en el interior, un desasosiego de lo ocurrido, del giro que ha dado el día en un segundo.

Me subí a mi bicicleta y empecé a pedalear todo lo que podía en la dirección en la que se había ido la ambulancia y "mi ángel de la guarda". Voy preguntando y adelantando a los peregrinos que iban andando en el momento del accidente y continuando en la misma dirección hasta llegar a un sitio en el que había un albergue enorme, no se que me ha pasado pero voy sin frenos y casi me caído pero al final allí me indican dónde está el ambulatorio, y nada más llegar al ambulatorio veo a una ambulancia en la puerta preparada para irse y a "mi ángel de la guarda" agitando la mano para que la vea, me acero a él y me dice que necesito un abrazo para tranquilizarme, que no me preocupe que ya está todo bien y me explica toda la situación.

La situación es que me dice que Belén está en la ambulancia y se la llevan ya mismo al hospital de Lugo, que efectivamente no tiene nada roto, pero la tienen que mirar que no tenga alguna fisura o algo interno que no se vea, que no me preocupe que me despida de Belén y yo me quede allí para hablar con el médico me confirme la situación y luego ella me lleva a Lugo para ver a Belén. Ahora si que pienso que esta persona es más buena de lo que pudiera imaginar y tras despedirme de Belén que sale inmediatamente para Lugo y hablar con el médico que me confirma lo que me ha dicho Elibell, salimos hacía su coche.

Aquí me cuenta la situación, quién es ella, que hace y cual es el siguiente plan.

Resulta que ella hace el viaje con dos primas suyas, más una mujer mayor argentina que se han encontrado en el camino y que las tres según ella están bastante impedidas, entonces hacen etapas pequeñas sin peso, ella se adelanta con el coche, reserva habitación en hostales y pensiones y deja las mochilas de las 4, luego regresa andando para atrás hasta que las alcanza para una vez las cuatro juntas continuar el camino hasta el hotel, por lo tanto ella hace el camino dos veces andando más una en coche. En el momento del accidente me dice que iba a dejar las maletas en el hotel, (no recuerdo bien pero creo que no me coincide con la dirección que trae el coche pero me lo acepto), y que ya ha hablado con sus primas por teléfono para contarlas la situación. Que como yo no puedo subir en su coche me vaya con la bici hasta el nombre del hostal que me dice además que está en Palas del Rei y voy hasta allí con mi bici y ya con el teléfono, dinero y documentación que me da y me regaña por haberla dejado en su coche. Y allí nos esperamos para bajar todos los bártulos y poder irnos en coche los dos juntos al hospital de Lugo.

En este momento vuelvo a pensar que no se si tendrá alas de ángel o no, pero que me está haciendo un favor gigante no tengo dudas.

Llegamos los dos al hotel y lo primero que hace es pedir las dos habitaciones que tiene reservadas y pagarlas, una vez que las ha pagado le explica al dueño del hostal que necesita un sitio dónde dejar dos bicis por un tiempo y nos vamos a un edificio contiguo en el que están las habitaciones, dejamos las bicis en el pasillo y las maletas tanto de ella como las nuestras en la habitación, nos subimos en el coche y nos vamos a Lugo.

Al llegar a Lugo ninguno de los dos sabíamos en dónde estaba el hospital pero preguntamos, aparca el coche y llegamos a urgencias, preguntamos por Belén y la vemos que la van a pasar a hacerla unas radiografías, cuando sale hablamos con ella y nos explica que la han mirado y que no tiene nada de gravedad pero que la herida en la pierna en grande y profunda y que cabe el riesgo de sufrir una infección y que entonces si se convertiría en un problema médico importante. Por esto deciden los médicos no cerrar la herida con puntos y mejor dejarla abierta con un drenaje y bien vendado, la anestesian un poco la dan una pastilla calmante para el dolor y la dicen que ya se puede ir.

Yo exijo a la doctora un medio de transporte para Belén que la lleve a Alcázar, a Fuente el Sauz o a Santiago pero que allí no la podían dejar coja, tumbada en una camilla, anestesiada y buscándose la vida de esa forma, además por ser peregrinos deben desplazarte como mínimo al punto del accidente para que continúes con la peregrinación si estás dispuesto a ello. De esto me informó el médico del ambulatorio. Pero interviene Elibell para decirme que no me preocupe por nada ya que ella nos lleva a los dos a Palas del Rei donde tenemos las bicis y mochila y allí hablamos.

Cogemos una silla de ruedas llevamos a Belén hasta el coche y nos vamos para el hotel. Por el camino nos cuenta más sobre ella, sobre su familia, sus hijos, su estado, y vamos intimando hasta llegar a la habitación, en la habitación con todas sus cosas y también las nuestras la ofrezco como agradecimiento como mínimo invitarla a comer, ya eran sobre las 13:00h. de la tarde y era buena hora para comer, que mínimo después de todo lo que había hecho por nosotros, y también la digo que podemos comer todos juntos con sus primas y amiga.

Entonces para rematar nuestra sorpresa, para demostrar más si fuera necesario su forma de ser nos dice que ya había pensado ella en eso y que efectivamente era tarde y la hora de comer pero ella se tenía que ir con sus primas, y nos dice que ella trae en su mochila un jamón de jabugo buenísimo que ha partido en casa y envasado al vacío, no se si lo trae de Isla Cristina (Huelva) que es de dónde es o de Mérida (Badajoz) que es dónde vive, el caso es que abre una mochila y saca un paquete con medio kilo de jamón y me dice que como tengo que ir a por medicinas a la farmacia aproveche para comprar pan y hacernos un par de bocadillos, además nos dice que ella se iba ya andando al encuentro de sus primas, y que aprovecháramos también para ducharnos, cambiarnos y arreglarnos, que luego cuando regresara ella si estábamos nos veríamos pero si ya nos habíamos ido que no pasaba nada.

Imaginaros la situación hasta ahora. Recapitular un segundo que ya es impresionante, un pedazo de accidente que Belén no se mató de milagro, si el cable en vez de en su pierna la da en otra parte del cuerpo la podría haber partido en dos, la mujer esta que se identifica como un ángel de la guarda y gracias a ella no me siento solo, me ayuda con las bicis con los paquetes, y nos atiende en el ambulatorio, en el hospital y en el hotel, y ya para remate nos da hasta de comer y desaparece.

Hago lo que habíamos planeado, compro los antibióticos, las pastillas para el dolor, una barra de pan y un litro de zumo y comemos en la habitación, me ducho, me cambio y me quito la ropa de ciclista que aún llevaba, me pongo más cómodo y reparto todas nuestras pertenencias en vez de un par de alforjas para mi y un par para Belén como las teníamos hasta ahora, las reparto en un par de alforjas para los dos con lo más importante y limpio, y un par de alforjas con cosas de los dos con ropa sucia y ropa de ciclista, y con solo el primer par de alforjas bajo al otro edificio con Belén dónde está la recepción del hostal.

Allí me pongo a hablar con el dueño de la pensión nos saluda y aparece con su mujer y nos dice que lo han estado hablando entre los dos y que después de lo que habíamos pasado, del golpe, del accidente, del susto, de todo el día que llevábamos no nos podía cobrar la habitación y extiende la mano para devolverme 70 euros que corresponden a las dos habitaciones que había pagado Elibel.

Fue durante muy poco tiempo, décimas de segundo, no llegó casi ni a cuajar la idea en la cabeza, pero por una minúscula fracción de escaso tiempo llegué a pensar que de verdad Elibel era un ángel. ¿sería posible que ese hombre no viera a Elibel? ¿Qué como en las películas de fantasmas, vampiros o cualquier otra cosa solo el protagonista vea al ángel? ¿Ese hombre no había visto a Elibel o no se acordaba de ella? Al hacerme esta última pregunta recapacite en la tontería que llegué a pensar y me di cuenta que con los nervios lo que ocurría es que no se acordaba de ella y le expliqué que lo que realmente había sucedido y quienes éramos nosotros y que hacíamos allí.

Cuando creo que lo comprendió me dijo que después de la aventura del día y lo que había hecho Elibell por nosotros que le pidieramos lo que fuera que él también quería ayudarnos y lo que se me ocurrió, y en realidad estaba pensando desde que me duché, fue en que me llamara a un servicio taxi para mochilas y bicicletas que tanto había criticado en los días anteriores para que nos llevaran las bicicletas a algún sitio. Tenía que llevar en brazos mi bici, una bici rota, 2 pares de alforjas y una mujer coja, necesitaba ayuda. El problema era dónde mandarlo y cuando, yo sabía, por qué lo había leído antes de salir, que había empresas especializadas que se dedicaban a llevar las bicis de Santiago a casa, por lo que le pedí que me las llevaran a Santiago y al llamar me dijeron que las dejarían en el seminario menor, por lo visto es un albergue gigante al que van muchos de los peregrinos cuando llegan a Santiago, le pagué las dos bicis y un par de alforjas y salimos de allí Belén y yo con el otro par de alforjas dirección al autobús que nos llevaba a Santiago.

Del viaje a Santiago ya contaré el la siguiente etapa que sirve de conclusión, pero añadir para terminar la historia que por la tarde en la plaza de la catedral vi a un chico dando vueltas con una bicicleta y unas alforjas con publicidad de una agencia de transporte, le paré y le expliqué (con menos detalles que aquí) lo que nos había pasado y que necesitaba a alguien que fuera al seminario menor a recoger nuestras bicicletas y de allí mandarlas a casa, en este caso a mi trabajo, me dijo que no había ningún problema y que nos ayudaría todo lo que pudiera. Como no me cabía otra posibilidad más que confiar en otro desconocido le pagué la factura y nos volvimos al albergue privado en el que habíamos reservado habitación para dos noche.

Por ahora teníamos dos bicicletas, más un par de alforjas, 2 pares de botas, cascos, etc. en un pueblo que tenía que recoger alguien, llevar a otro sitio y que otra persona las recogiera y las mandara a Alcázar, esto todo pagado y sin conocer a nadie. Después del día que habíamos tenido solo podía salir bien, y la pena estoy pensando ahora al escribir esto es que este día no jugara una primitiva por que creo que hubiera sido el día que nos tocaba seguro.

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