lunes, 21 de junio de 2010

Etapa 2: Rabanal del Camino - Villafranca del Bierzo.

El lunes, segundo día, o primer día completo se presentaba bastante regular. Primero tenía agujetas hasta en las pestañas, segundo empezábamos con al subida al puerto de Foncebadón (el punto más alto de todo el camino) y tercero prácticamente no habíamos dormido ninguno de los dos.

Lo primero que hicimos fue colocar bien las alforjas y dejar el isostar en polvo a mano por si servía para algo para las agujetas.

La subida se las traía, la mitad de los peregrinos con los que nos cruzábamos subían el puerto montados en la bici pero la otra mitad lo hacíamos empujando la bici. Nos dimos cuenta que era la montaña más alta de la zona y que se llegaba a distinguir Astorga como un punto minúsculo muy por debajo de dónde nosotros estábamos, incluso Rabanal del Camino parecía que quedaba en un valle comparado con la altura que habíamos alcanzado.

Uno de los puntos claves del viaje se encontraba aquí, al final de la subida estaba la Cruz de Hierro.

A este lugar marca la tradición que hay que traer una piedra de tu lugar de origen y depositarla aquí. Como Marcos siempre está trayendo piedras en los bolsillos de los pantalones a casa unos días antes le cogí una de ellas y me la guardé, por lo que un trozo de Alcázar de San Juan está en Foncebadón, pero Belén llevaba 4 o 5 piedras una por cada persona que se lo había pedido.

Nos hicimos las fotos de rigor y observamos que el palo de la cruz es solo un recoge trastos y porquerías de los peregrinos, con fotos de gente, trozos de tela, de calcetines, zapatillas, pelos, poemas, papeles, pulseras, un todo vale que si le prendieran fuego al palo no tardaría ni 5 segundos en desaparecer.

Hasta llegar aquí perdimos muchísimo tiempo, prácticamente media mañana, desde las 7:00h. que arrancamos, como luego haríamos todos los días a la misma hora, hasta por lo menos las 11:00h. para hacer una parte muy pequeña de la etapa del día ya que no habíamos recorrido más de 10 kilómetros llevábamos una media de 2km/hora, menos que andando, la ventaja es que ya estábamos en lo más alto. Desde ahí solo nos quedaban dos opciones, o salir volando o bajar, y descartando la primera opción nos quedaban un montón de kilómetros de una divertida y vertiginosa bajada.

Lo que me acordé en ese momento es que abandonábamos la zona del cocido maragato. Había leído sobre este cocido que tiene la peculiaridad de comerse al revés, primero la carne, con su tocino, morcilla, magro, y luego sus garbanzos con su berza y relleno con chorizo y finalmente la sopa.

Volví a pensar en que la próxima vez que volviera a esta zona del Bierzo tendría que comerme un cocido de estos, pero esta vez no lo pensé como cuando salíamos del tren, lo pensé para en el próximo viaje en coche.

Aquí tuvimos la velocidad más rápida de todo el recorrido, y es una pena que no pueda poner la velocidad porque al llegar al destino me di cuenta que se me había gastado la pila del cuentakilómetros y me tocó ir a una tienda a cambiársela, solo me dio tiempo a mirarlo pero no a apuntar los datos de distancia recorrida, velocidad media, tiempo, etc... lo que si recuerdo es que la velocidad máxima ponía 98.1 km/hora.

Entiendo que en algún momento tuvo que fallar el aparato por falta de pila y que es casi imposible que con este tipo de bicicletas alcance esta velocidad pero aún eso fue impresionante, por la carretera adelantando a los pocos ciclistas con los que me cruzaba, teniendo que ir frenando la bici para que no siguiera embalándose y es que además al llevar más peso corría más aún. En muchas curvas tenía que hacer tumbadas como con una moto para no doblar el manillar y caer al suelo.

Había momentos en los que lo veía tan peligroso que luego por la noche recapacité y me prometí no volver a correr tanto, una cosa es ir muy deprisa y otra pasar los límites de velocidad para los coches pero con una bicicleta.

En los distintos tramos de bajada pasamos por otros tres pueblos en los que paraba para esperar a Belén que venía casi igual de rápido, y para contarnos emocionados la experiencia, si fuera así todo el viaje nos hacíamos los todavía más de 200 kilómetros que nos faltaban en un solo día.

Esta foto es en un pueblo que se llama Molinaseca, muy bonito con su río atravesando, sus casas empedradas como muchas de las de los pueblos de la zona.

Tanto la subida como la bajada nos gustaron los paisajes de montañas. Fue una de las cosas más bonitas, ver los paisajes a los que llegábamos solo con nuestras bicicletas.

Todo iba muy deprisa, de repente después de una durísima mañana resulta que no eran todavía las 12:30h. y ya estábamos en Ponferrada. Una de las ciudades más grandes de la provincia y con el edificio más alto de la comunidad. Paramos a descansar 10 minutos y ver por donde continuaba la etapa y también a sellar la credencial, que se necesitan como mínimo dos sellos por día y todavía no teníamos ninguno. Era pronto para comer así que continuamos, llevábamos menos de un día y ya habíamos pasado por un montón de sitio y visto cantidad de cosas que nos habían gustado.

Al atravesar Ponferrada pasamos por varios sitios bonitos como este castillo Templario del S.XII.

Con lo que me gustan los castillos no podía pasar sin hacer unas fotos, Belén ya se cansaba de tantas fotos pero es que luego cuando pasa el tiempo y se empiezan a olvidar las cosas y los detalles es lo único que te queda, sin fotos no hay nada.

Junto al Castillo Templario estaba la casa Museo de la Radio de Luis del Olmo que tanto habla en su emisora y como empezaban a llegar la hora de la comida paramos en una bollería para conseguir el suministro diario de chocolate para Belén pero como casi siempre triunfó el salado, vi que tenían el "bollo preñado" que es parecido a un "cuerno de chocolate" pero de pan que se cuece con un chorizo dentro, de este modo se queda como un bocadillo pero sin abrir ya que el relleno lo lleva incorporado. Que triunfara este bocata no significa que no nos comiéramos unas milhojas de chocolate típicas de la zona, y con un almuerzo a estas horas pensamos en que podíamos continuar otro buen rato antes de parar a comer.

Al llegar a Ponferrada se me salió por primera vez la cadena de la bicicleta, lo primero que hice fue levantar la vista para ver si veía una tienda de bicicletas, estaba hasta las narices de llevarla frenada y ahora la cadena, pero la conseguí arreglar y continuamos.

A la salida de Ponferrada y también en los sucesivos pueblos hasta la salida de León al día siguiente vimos por el campo muchos árboles de guindas, la primera vez fue con dos peregrinos extranjeros que les pregunté, aunque viendo como se estaban poniendo no hacía falta mucho para desde lejos ver que estaban comiendo algo rico, luego desde más cerca dejamos las bicicletas en el suelo y cogimos unos puñados de cerezas.

Cuando ya no quisimos más y continuamos pasamos junto a una señora, suponemos que la dueña de la finca de las cerezas, que las tenía en cajas para vender, creo que la señora equivocó el sentido del camino, se debería de poner al principio no al final cuando todos los peregrinos ya no querían más y además no sabían que nadie las estaba vendiendo.

Paramos en un pueblo a comer y nos pedimos un menú cada uno, era el primer día que comíamos en el camino y cometimos este error ya que nos quedamos tan llenos y con tanto calor a esta hora que nos costó más arrancar.

Sobretodo a Belén. Su idea cada día era montar hasta las 14:00h. y luego descansar hasta las 18:00 y continuar otro par de horas. De su forma se evitaba ir en las horas de más calor haciendo "deporte", pero yo prefería hacer todo el recorrido seguido hasta que no pudieramos más, luego descansar sin prisas, el motivo es que primero no teníamos ningún sitio donde pasar de 14:00h. a 18:00h. ¿en un parque o un jardín? y después estaba la pega de que a las 20:00h. era muy tarde para terminar, yo prefería cortar a las 17:00h. o las 18:00h. ducharme y relajadamente darme un paseo por el pueblo, cenar y acostarnos pronto.

Todo esto no es que sea mejor una cosa u otra, depende de las fuerzas de cada uno para hacerlo de una manera o no, y también de la forma física, ya que los 60 kilómetros que nosotros nos hacíamos en 10 horas otros se los hacían en 4, o se hacían más de 100 km. por día en bici. Había mucho friki de la bici en el camino.

Esta foto es muy importante, de las más importantes de todo el recorrido ya que muestra nuestro paso por la puerta del perdón de la iglesia románica de Villafranca del Bierzo. No quiero poner más enlaces aquí pero podéis buscar por curiosidad en internet, youtube, google, periódicos, wikipedia, o cualquier medio información sobre esta iglesia en la que os adelanto que existe una dispensa papal por la que si en año santo, como es el 2010, pasas a esta iglesia y luego sucede un percance que te impida llegar a Santiago esta puerta del perdón cumple la misma función que la puerta del perdón de la catedral que solo se abre también en año santo. Es decir, en caso de accidente o enfermedad esta iglesia es exactamente la misma que la catedral de Santiago.

Todo esto nos lo explicó el hospitalero (quien regenta el albergue, es hospitalero de hospitalidad ó huésped no de centro médico) de Villafranca del Bierzo, serían las 17:00h. de la tarde cuando llegamos, yo habría continuado pero Belén estaba muy cansada, no podía más ya que a ella lo que la mataba era el calor de las 15:00h. a las 18:00h. a esas horas perdía la fuerza que la quedara a ritmo doble que a otras horas. Fue cuando decidimos quedarnos ya que además de llevar un buen recorrido era el partido de fútbol de España en el mundial, tenía que comprar la pila de cuenta kilómetros, y de paso visitar las muchas iglesias que había en este pueblo, algunas como esta pequeña pero con mucha historia.



He conseguido estos mapas en la que se indica la altitud de cada punto de las posibles etapas, que por cierto ya lo podía haber buscado antes de ir ya que nos habrían servido de mucha ayuda para determinar en algunas ocasiones si continuábamos o descansábamos.

Como se ve el principio de la etapa fue muy duro pero después de la bajada hasta Ponferrada vinieron unos kilómetros de falso llano, ya que en bicicleta no existe el llano, eso es solo para el coche.

Al final de la etapa lo que más me sorprendió en cuanto a lo que nos quedaba era que si bien por la tarde anterior estaba convencido de que no íbamos a recorrer ni la mitad e iba a ser un ridículo espantoso, ahora veía posibilidades de hacerlo, y otra cosa es que al igual que la noche anterior tenía agujetas y pinchazos en todo el cuerpo este segundo día en vez de aumentar estaba mucho más fuerte, incluso más que Belén.

Aunque pasaba de ver el partido de fútbol me tuve que quedar a ver la primera parte para darle tiempo a los teléfonos que se cargaran las baterías. Y dormimos bastante mejor, la noche anterior recuerdo que me alegré cuando me empezó a doler el culo porqué pensé que eso supondría que iban a dejar de dolerme las piernas, pero lo que hicieron fue sumarse los dolores, luego al empezar los gemelos a pincharme sospeché que iba a ser en forma añadida y efectivamente me quedaban pocas partes del cuerpo que no me dolieran, este segundo día estaba mucho mejor y dormimos del tirón hasta las 6:00h. que poníamos el despertador para empezar a las 7:00h.

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